El vocablo nahua hace referencia a una serie de tribus que poblaron el valle de México y significa "hombre verdadero", los náhoas son de los pocos pueblos que se autodenominan como los conocemos, náhoas, al igual que los pai pai y los mayas, que comparten el nombre con los mexicanos y consigo mismos, pero son la excepción. La mayoría de los pueblos originarios mexicanos utiliza otros nombres distintos a como los conocemos. Los únicos que se llaman a sí mismos “indígena” son los pames, que entre ellos se dicen xi úi, que significa "indígena" en esta lengua. En general, los nombres propios de los pueblos originarios de México son más situacionales, identifican regiones o caracteres locales.
Los tlapanecos saben que la palabra "tlapaneco", designación azteca, tiene una connotación peyorativa: "el que está pintado de la cara", que puede interpretarse como "tener la cara sucia". Ellos se llaman a sí mismos me'phaa, "el que es habitante de Tlapa", del mismo modo que los popoloca saben que ese vocablo náhoa que los identifica significa “tartamudo” “poco inteligente”, “bárbaro”, por eso se llaman a sí mismos homshuk, “hijos de Homshuk”, deidad del maíz, aunque aceptan llamarse también popolocas. En el sur de Puebla los popolocas se autodenominan ngiwás, en versión de los antropólogos e inwiga, en versión de los maestros locales, que lo escriben así.
Ontología local básica como la de los tepehuanes, que se llaman a sí mismos o'dam, "los que habitan"; o el caso de los purépechas, p'uré, que significa “gente o persona”, similar a los seris, que se autonombran konkaak, que significa "la gente". Los yaquis y los mayos se identifican a sí mismos como yoremes, palabra que significa “hombre o persona”. Más poético es el origen de su nombre seri, palabra yaqui (o yoreme, mejor) que quiere decir “hombres de arena”. También para los zapotecos, que se llaman a sí mismos Ben'Zaa, "gente de las nubes". O los triques, que se autodenominan tinujei, que significa "hermano mío".
Los tzotziles se llaman a sí mismos batsiI winik'otik, "hombres verdaderos" y los tzeltales se refieren a sí mismos como winik atel, "hombres trabajadores"; los amuzgos: Tzjon Non, “habitantes de aquí”. Los mixtecos se autonombran Ñuu Savi, que significa "pueblo de la lluvia". Los náhoas también se llaman macehuale.
Los chatinos se llaman Kitse cha’tnio. Los chinantecos entre sí se nombran tsa ju jmí', "gente de palabra antigua"; los chontales se llaman a sí mismos slijuala xanuc', "habitante de las montañas". Los mazatecos Ha shuta enima, "los que trabajamos el monte, gente de costumbre". Los mixes: Ayuukjä'äy, "gente del idioma florido".
Los otomíes del Valle del Mezquital se autodenominan ñähñü, es decir, los que hablan la lengua nasal o los que hablan dos lenguas. El vocablo ñähñü, según algunos, proviene de Otou, antepasado mítico; o bien, que se deriva del término othó, que significa "pueblo sin residencia". Rarámuri significa “corredores a pie”, nombre propio de los llamados tarahumaras.
Felicidades por este nuevo y prometedor blog tan oportuno, Polo. Al leer las primeras entradas, me surge la duda sobre el empleo de náhoa. El diccionario de la Real Academia Española (DRAE) incluye nahoa, sin tilde, lo cual indica que la palabra se acentúa en la o; pero remite a nahua, que se acentúa en la primera a. Parece más congruente, como tú haces, acentuar la primera a de nahoa y ponerle tilde, como palabra esdrújula. Sin embargo, ignoro cómo pronunciarían exactamente los antiguos nahuas esta palabra y cómo la pronuncian quienes todavía hoy hablan náhuatl.
ResponderEliminarEsa duda traté de desvelarla preguntándole a un maestro de náhuatl que abordé en un encuentro de herbolaria tradicional aquí en Puebla. Respondió que es correcto escribirlo con o sin acento, por lo que no me sirvió de mucho; incluso men el nombre del idioma, que he visto como náhoa o náhuatl; el primero yo lo uso para el pueblo originario, el segundo para el idioma, pero él dijo que era lo mismo, que ambas designaban al idioma y al pueblo.
ResponderEliminarLa aventura de los soriginarios apenas empieza, pues ciertamente algunos son bastante complicados e incluso varían en las propias regiones que acogen a sus pueblos. Los antropólogos los escriben como dios les da a entender, tratando de imponer el criterio más cercano a la realidad. Ve el caso de los ñahñús, que he visto escrito de diversas maneras, cuando, tal vez, la sencillez debería privar en una primera dilucidación: ñañús ¿para qué necesitas esa ache? o los inwiga -como lo escriben ellos mismos-, que se insiste en escribir ngiwas.
En fin, si pudimos aprendernos el nombre de Björk para comprar su música, podemos hacer un esfuerzo con los pueblos originarios para conocerlos mejor. Digo ¿no?
Gracias por tu comentario, un abrazo.