Las tradiciones definen no sólo el carácter y la personalidad de las
comunidades, definen sus creencias más antiguas, sus formas de vida y los
elementos más apreciados por esa cultura en particular. En las tradiciones de
la Sierra Norte de Puebla sobresalen las flores, las velas o ceras, las
coloridas vestimentas, la música de huapango y, claro, como tutunakú orgullosos
de sus antiguas tradiciones, el baile de los voladores, cuyo vertiginoso vuelo
ha dado la vuelta al mundo en medio de la admiración general. Resaltan la
fiesta Patronal a la Virgen de la Asunción, el 15 de agosto; la importante
fiesta de Posadas decembrinas, así como las desafortunadas muertes de vecinos,
donde es nuestra tradición hacer una ceremonia especial. Así me lo contó doña
Delfina Diego Luis mientras me servía el desayuno en su cocina de Ixtepec,
Puebla:
“Cuando alguien se muere, lo primero que se hace es buscar a la persona que
bañe al difunto, hay personas que se especializan en eso, en bañar al difunto,
y luego lo tienden a la mesa, o si ya tiene caja, ya lo echan a la caja. Las
demás personas van llevando su ofrenda, que es una cera, un ramo de flores o
llevan maíz, azúcar, aguardiente; algunos llevan cigarros. Todos los familiares
y los conocidos del difunto. Velan al difunto toda la noche. A cada persona que
va llevando su ofrenda le dan de comer. Posteriormente, para ir a sepultar al
difunto, el personaje importante de la ceremonia es el padrino o madrina de la
cruz.
"Cuando regresan del panteón, la madrina o el padrino, o si son los dos,
empiezan propiamente su verdadero trabajo. Tienen que barrer, tienen que poner
flores, y durante los nueve días siguientes tienen que estarle cambiando el
agua a las flores, ir poniendo flores nuevas, todo en la casa del difunto. Y
tienen que invitar a personas que los acompañen al rezo para que se rece
durante nueve días. Ya cuando va a ser
el novenario, también la madrina tiene que invitar quiénes lo van a acompañar
para a ir a entregar la cruz, y los de la casa tienen que invitar a quienes los
van a acompañar para ir a darle el encuentro a la cruz. Tienen que llevar sus
velas y el incienso pues hay que sahumar la cruz, juntamente con los padrinos.
Ya de ahí, cuando hacen el encuentro, se van a la casa del difunto, velan la
cruz en la noche y luego a media noche llevan a la cruz al panteón.
"De regreso de ir a llevar la cruz el panteón llegan a cenar. Es una
costumbre que tienen de llevar la cruz de noche. Al otro día los padrinos
tienen que ir a pagarle a la rezandera y a llevarle su comida, pues estuvo los
nueve días rezando y se le tiene que pagar.”
La muerte, al ser uno de los mayores misterios de la humanidad, merece también los rituales más complejos y demandantes. A veces me sorprendo mucho de lo que hacen en mi barrio, y eso que vivo en Iztapalapa.
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