No
le caí bien desde que llegué. Mis explicaciones le parecieron largas. O quizás,
simplemente, se trataba de un hombre enojado. En
febrero de 2014, huyendo de un sol inclemente, penetramos a un oscuro salón de
clases en la parte norte del patio de la estación ferrocarrilera de León, Guanajuato,
ahí se encuentra una escuela para niños migrantes en donde el profesor Cipriano
presta sus servicios magisteriales; en la penumbra del salón de clases, ambos
de pie, súbitamente comenzó a hablar.
Mi nombre es Luis Eduardo Cipriano Zamora, soy profesor
de grupo multigrado y encargado de la dirección de la Escuela José Ma. Morelos
y Pavón y también soy asesor de lengua y cultura indígena purépecha del estado de
Michoacán, y pues aquí estamos en los patios de la Estación del FFCC sin
número, Colonia La Luz, de la ciudad de León, Guanajuato, trabajando con niños
indígenas migrantes de diferentes culturas provenientes de los estados de
Oaxaca, Michoacán, y Querétaro. Tengo la licenciatura en educación indígena
bilingüe de la UPN, plan 94, estudié en la ciudad de Zamora con los hermanos
indígenas purépechas.
El reto es atender a los hermanos indígenas migrantes de
todas las culturas que llegan a esta ciudad en busca de una mejor vida, pero
que desgraciadamente somos rechazados, maltratados y marginados en las colonias
o en las escuelas; entonces nuestro reto es atender a la niñez indígena
migrante para que poco a poco vayamos mejorando nuestra calidad de vida en cuanto
a la preparación y en cuanto a mayor conocimiento para poder trabajar en
funciones mejor pagadas e inducirlos al camino de la preparación. Esa es
nuestra meta, trabajar con ellos en su
propia lengua. Vienen de la comunidad indígena de Michoacán, de la comunidad de
Tacuro; también vienen de la comunidad de Tlacayoapan, del estado de Oaxaca,
son mixtecos; vienen de Veracruz, vienen niños de Loma Linda, de Atlahuilco,
ellos son hablantes del náhuatl; tenemos niños de Santiago Mexquititlán, del
estado de Querétaro y son hablantes de la lengua otomí.
Se
quejaba usted de la tramitología, profesor.
En este trabajo, pues en sí, en cuestión a la pedagógica,
en cuestión al trabajo educativo, nosotros los profesores estamos bien
capacitados, vamos a los cursos generales de actualización, recibimos las
nuevas formas de enseñanza; por ejemplo ahorita la 2011. En cuanto a este
aspecto nosotros no vemos tanto problema. El detalle o los problemas que
nosotros tenemos es, por ejemplo, el de ahorita: un maestro de grupo tiene que
hacer toda la gestión, tiene que estar en supervisión, tiene que estar
asistiendo a reuniones y no puede cumplir plenamente como profesor frente al
grupo; en este caso yo porque soy el encargado, soy el director de la escuela,
y tengo que estar saliendo y desatendiendo a mi grupo. El día de hoy se lo dejé
al profesor Adán, con la finalidad de que no se pierda este día. Llegué
temprano, revisamos tareas y dejé los trabajos que teníamos que hacer. Y el
compañero me está apoyando, pero por lógica él no tiene el programa de esos grados,
él está atendiendo a otros grados, pero son a veces las desventajas con las que
nosotros nos enfrentamos. Los maestros frente a grupo multigrado, que además es
multicultural, de no poder atenderlos de la mejor manera posible. Y como son
pocos alumnos, entonces no nos pueden asignar más maestros o una persona para
atender los trámites. Ahorita estuvimos llenando la documentación para las
becas, y si no voy hoy, los niños se quedan sin becas. Entonces sí hay que
priorizar esto, mejor encargarle al otro compañero que atienda el grupo y yo
hago esto, es de los pocos apoyos con los que cuentan, y a veces, si no tienen
estos apoyos, difícilmente el niño puede estar asistiendo a la escuela, porque
le hacen falta útiles y transporte. Es muy significativo en comparación de que
si no los tuviera.
Trabaja
usted con un gran mosaico cultural, profesor.
Las satisfacciones son muchas, son muchísimas. La
principal es la satisfacción de tener esa oportunidad de apoyar a los hermanos
indígenas; indígenas de la misma cultura y hermanos indígenas de otras
culturas. O sea, ver que tú eres útil y estás haciendo… no algo, sino mucho por
la gente que en verdad necesita esa atención. Gente que es excluida en otras
instituciones, gente que no es apoyada, porque desgraciadamente hay gente
ignorante que piensa que por ser uno indígena no tiene la capacidad de poder
llegar “a”, o al querernos castellanizar, entonces lo que pretendemos en la
escuela es apoyarlos a que adquieran la segunda lengua, que es el español, pero
sin dejar de fortalecer la primera lengua, la lengua materna.
Por ejemplo, llevar a cabo actividades culturales. Los
días miércoles nosotros trabajamos todo el día lo que es la lengua indígena.
Llegamos vestidos con los trajes típicos del lugar de donde procedemos,
jugamos, platicamos, los otros días también se puede hablar en nuestras
lenguas, pero tenemos un día especial para decir: soy purépecha, soy otomí y me
visto así. Como presumirlo un poco, como dar a conocer, y que vean, pues, que
eso no impide nada, no me impide de que siga uno adelante, de que avancemos y
demostrar que no somos ignorantes; en cambio, los ignorantes son esas personas
que están cerradas y que aun así nosotros respetamos, comprendemos que tienen
otra forma de comunicarse, otra forma de organización, y así nosotros
respetamos para que también se nos respete, pero a veces eso no ocurre.
Desgraciadamente, por la poca preparación no les permite conocer la gran
riqueza cultural y el gran mosaico cultural que existe aquí en México y piensan
que únicamente es una cultura indígena más y que todos son mariachis que todos
son Cortés, ya que ni siquiera tienen la capacidad de diferenciarlos: estos son
rarámuri, estos son otomíes.
¿Se
siente lejos del centro, de donde se toman las decisiones, profesor?
Nosotros, como escuela indígena, no estamos tan enterados
de todo el proceso que está llevando a cabo el. Nos ha apoyado, pero nosotros
pertenecemos a la Dirección General de Educación Indígena de la Secretaría de
Educación. De una u otra manera nuestros superiores nos han explicado lo que
hace el Pronim, pero a veces desgraciadamente desconocemos de dónde está
llegando el apoyo, porque buscamos, buscamos y como que el mundo no alcanza a
escuchar nuestras peticiones; les damos a conocer nuestros avances y como que
no les interesa conocer, como que se hacen los sordos. Sí, me avisaron mis superiores
de que el programa de educación para migrantes nos iba a apoyar con el aula y
fue cuando nos empezamos a enterar de que estaba este proyecto o que estaba
esta organización, que está trabajando en varios estados, en todo el país, y
cuando se me invitó a participar en una de las reuniones del Distrito Federal,
fue cuando me enteré un poco más.
Aquí tenemos, no necesariamente hijos de jornaleros
migrantes, son también hijos de familias que emigraron hace tiempo y se
asentaron aquí, la mayor parte en León. Regresan unas cuantas semanas a sus
lugares de origen y se vuelven para acá. Y supe del Pronim porque nos llegó el
apoyo, yo pienso que están trabajando muy bien para aquellas comunidades donde
está únicamente trabajando el Pronim. Yo escuché cosas muy buenas, pero aquí
estamos apoyando lo que es educación indígena y el Pronim es especial para
migrantes, son dos programas.
Cómo no.
La fotografía que no tiene nada que ver, del autor del
blog.
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