En
la escuela Pronim de Monteverde, municipio de Janos, Chihuahua, nos recibe en
su aula la profesora Liliana Arroyos Beltrán acababa
de terminar la licenciatura en intervención
educativa en la UPN de Casas Grandes, dentro de la línea inclusiva, que
atiende sobre todo los grupos vulnerables; lo que ella más trabaja es con niños
con alguna necesidad educativa, ya sea con discapacidad o cualquier condición
vulnerable. De hecho, ahorita su documento de tesis va muy relacionado con el
área intercultural.
Llevo
apenas un mes en Pronim, pero he aprendido mucho, porque ya tenía cuatro años
que no estaba yo en la comunidad, a donde siempre han venido las personas
migrantes, pero nunca había tenido tanta relación como la he tenido ahora. Creo
que es una oportunidad muy buena atender a estos niños, tiene mucho que ver,
nunca se les ha prestado la atención que deben de tener; en primer lugar hay
mucha discriminación. Con este proyecto ellos se desenvuelven más, tienen más
relación tanto entre ellos como con las
personas de la comunidad.
Yo
soy de aquí, nada más que estuve cuatro años en Casas Grandes a donde me fui a
estudiar. Antes yo pensaba igual que las demás personas, no les prestaba
atención, no tenía relación con ellos. No los discriminaba totalmente porque,
por ejemplo, mi mamá, a estas personas, que a veces eran cantadores, los
asistía con comida. Y yo platicaba muy a gusto, platicaba mucho con los
muchachos y sí tenía relación. Pero no tanta como la tengo ahora, que es directa.
Los primeros días, les digo, cuando no traía uno en los brazos, lo traía en el
cuello.
Hábleme de su metodología
Yo
ahorita estoy con preescolar: primero, segundo y tercero de preescolar. Ahorita
lo que estamos trabajando es sobre todo español y matemáticas, lo que serían
las vocales y la numeración del uno al diez, solamente, porque sí batallan para
comprender. Aunque trabajan muy bien, de todos modos sí batallan; ya ahorita
hay algunos muy avanzados. Con los más chiquititos sí batalla uno más, luego
que hay veces que nada más quieren andar jugando, como son muy energéticos, hay
veces que no los puede uno detener en el aula.
Los
más chiquitos hay veces que no comprenden, batallo mucho, pero como los más
grandes sí hablan más español, ya ellos me ayudan. Pero creo que todos hablan español.
¿Cómo juegan, profesora?
El
juego lo usamos mucho, sobre todo con manualidades, pues les gusta mucho
pintar, pegar y el juego en ocasiones, nada más que el juego sí lo toman más
como otros aspecto, o sea, en andar jugando en los columpios, así, más físico;
entonces, si yo quiero trabajar con ellos un juego que les deje algún
aprendizaje no es tan fácil, en cuanto los saco afuera del aula quieren irse más que nada a los juegos, sobre
todo les llaman mucho la atención los columpios.
¿Cómo es su relación con
ellos?
Son
muy cariñosos, son muy apegados a uno, se apegan mucho a uno, lo que yo he aprovechado
para que me trabajen poquito más. He establecido con ellos confianza, sobre
todo, y trabajar con ellos de esa forma, que me tengan confianza y tratar,
pues, de llevarme con ellos. A veces
algunos me dicen por mi nombre y algunos me hablan de tú, pero casi todos me
dicen maestra; hay una alumna que sí me dice mucho Lily. Pero sí son muy
apegados.
Preescolar
fue primeramente de cuatro a ocho y ahorita se está trabajando de cuatro a
siete; hay veces que se quieren ir muy temprano porque en cuanto llegan se
vienen y ya traen hambre. O luego van llegando tarde, hay veces que unos ya
llegan casi a la hora de salir, sobre todo los más grandes.
Ahorita
los más grandes trabajan, los chicos no; antes sí se llevaban a los chiquitos,
pero ya últimamente no, creo que hasta hubo un oficio donde los contratistas no
podían traer niños menores de doce años. Pero todavía ve uno que andan
pequeños, desde lo siete años, trabajando en el campo.
Minorías culturales
Ahorita
apenas voy empezando y quiero terminar la carrera y todo, no sé qué voy a hacer
en el futuro. Estoy trabajando aquí pero también me enfoco en concluir mi
titulación, porque ahorita estoy en proceso de titulación y estoy trabajando mi
documento de tesis, que se llama “Minorías culturales”; es una monografía,
ahorita ya estamos en revisiones y debo seguirla completando, pero ya está
estructurado todo. Hablo sobre todo de lo que es la minoría cultural;
primeramente iba a ser un proyecto de desarrollo educativo, aquí en Monteverde,
pero ya se me vino esta oportunidad y lo cambié a monografía. Los temas que
trato son, principalmente, dar un concepto de lo que son las minorías
culturales, realizar entrevistas sobre cómo percibían aquí en la comunidad a
las personas migrantes, si se les hacía apropiado que se les diera un apoyo
educativo, cómo se veía la discriminación. Entonces trato el concepto de
minorías culturales, cómo es la educación, la discriminación en el sector salud
y así, en general, el diferente contexto de ellos, el trabajo.
Mejores costumbres
La
mayoría de los migrantes son de Guerrero, casi todos. Con ellos he tenido un
gran acercamiento, pues siempre había batallado mucho para establecer una relación.
Soy muy… no antisocial, pero sí soy tímida. Entonces he aprendido mucho, en
primer lugar que la discriminación no tiene por qué haberla, si son personas
que a veces tienen hasta mejores costumbres que las personas de la comunidad,
entonces no entiendo por qué hacen eso. También, dentro de las encuestas que
aplicaba yo, preguntaba si se les hacía bien que hubiera un proyecto educativo
para estos niños; la gente me decía que sí, que era muy bueno, para que ellos
durante su infancia aquí tuvieran una educación. Y ya cuando entro al proyecto
y estamos trabajando hay una serie de problemas con la gente de la comunidad,
donde no acepta que esté trabajando aquí en la primaria, y quejas de las madres
de familia y así. Entonces yo no entiendo por qué tiene que ser uno con esa
mentalidad, si son unas personas igual, no entiendo por qué hay esa
discriminación. Entonces, pues, yo he aprendido mucho a convivir con ellos, he
aprendido a ver de diferente manera el concepto que tal vez antes tenía de
ellos, sobre todo por la experiencia de estar aquí. Yo ya había trabajado
con niños más grandes, pero ahora que me
tocó preescolar dije: ah, caray, ahora qué, ahora qué sigue; pero ya, poco a
poco ya. Estoy contenta.