miércoles, 10 de noviembre de 2021

Educar

 

Campo Guadalupe, Guaymas, Son./Google

Nuevamente tuve que reflexionar respecto a estas mujeres que se adentran en enormes y lejanos campos de cultivo, a veces solas, a veces acompañadas de otras maestras. En Campo Guadalupe del municipio de Guaymas, Sonora, la maestra Brenda Espinoza Ruiz asumía su compromiso en esa educación tan particular del PRONIM, que era un programa en 2012 para migrantes que viajan con toda su familia; van y vienen de otros estados acompañando a sus papás para la pizca de sandías y ajos, aquí en estos fértiles llanos de la larga costa sonorense. Como muchas de ellas, Brenda está debidamente preparada porque es licenciada en psicopedagogía y entonces este era su segundo ciclo en Pronim.

Los niños llegan en cualquier estado que se pueda uno imaginar: hogares rotos, de alta marginalidad, que sufren los embates de la miseria y se ven arrastrados de manera más regular mixtificados con violencia, drogas, abuso y hambre. Se ven precisadas a investigar sobre la vida de los niños, de sus padres y en algunas ocasiones hasta obligadas a intervenir, “adentrarnos muchas veces en la vida del alumno. Y es satisfactorio que te consideren, aparte de su maestra, su amiga, su mamá. Yo creo que esa es la satisfacción más grande: recibir el cariño, el afecto de estos niños”.

¿Qué opinas de esta educación maestra, que es necesariamente incompleta porque los niños se van?

Yo creo que el reto es educar a esos niños que vienen de diferentes culturas; vienen niños que, independientemente de que tengamos un solo grado, prácticamente nuestro grupo se convierte en multigrado, pues nos llegan muchos niños que no saben leer, escribir; tenemos niños con necesidades especiales que, sin apoyo especializado, nosotros como docentes tenemos que buscar estrategias aquí que ayuden a todo el grupo. Ese, yo creo, que es el principal reto: educar a todos estos niños y tener una buena cobertura que les brinde una buena educación.

Básicamente se trata de niños solos, a veces sin el idioma español.

Estoy con cuarto grado, ahorita no tengo ningún niño que hable alguna lengua, el ciclo pasado tuve uno que hablaba mixteco, pero hablaba muy bien el español, dominaba los dos idiomas. Ahorita tengo niños de Guerrero, Veracruz, Sinaloa y otros de aquí de Sonora. Ellos son niños que acompañan a sus padres que vienen a trabajar aquí al campo, principalmente a la pizca de lo que es chile, melón y sandía. Son niños que prácticamente pasan solos todo el día. Uno se convierte, aparte de su maestra, también se convierte en su mamá, pues estamos aquí. Tengo la oportunidad de quedarme aquí en el campo y tengo mucha cercanía con ellos, pues aparte del aula pasamos mucho tiempo con ellos también. Tienen mucha necesidad de afecto, mucho cariño, mucha atención y se acercan con nosotros, no solo buscando que les demos conocimiento, aprendizaje, sino también afecto y compañía. Hay niños que, por supuesto, como en cualquier grupo y en cualquier escuela regular, son muy inteligentes; hay otros que, independientemente de esto, tiene problemas en casa, problemas económicos, lo principal,  pero también problemas familiares, que nosotros también estamos ahí para ayudar a resolverlos.

Yo creo que el principal obstáculo son los papás; a veces confunden esto con una guardería, de mandar a los niños a que los cuiden “mientras yo voy trabajar”. Este es un obstáculo que hemos tenido, concientizar a los papás de esto: la falta de compromiso de los padres para con nosotros y para con los niños, para ver que se desarrollen bien y tengan metas, que no estén truncando su educación o que tengan una meta muy limitada, sino ampliar su conocimiento y sus metas también.

Campo Guadalupe/Google

Cómo enfrentar los problemas que traen, a veces muy difíciles

Tienen problemas que nosotros tenemos que investigar, desarrollar y también  adentrarnos muchas veces a la vida del alumno. Y es satisfactorio que te consideren, aparte de su maestra, su amiga, su mamá. Yo creo que esa es la satisfacción más grande: recibir el cariño, el afecto de estos niños.

¿Con estas herramientas, cómo haría usted para mejorar esta educación especial, maestra?

Yo creo que lo deseable es que hubiera una mayor cobertura, se está trabajando en eso pero, pues, que haya más cobertura para esos niños; que haya más atención, que tengan mayores servicios, tanto la comunidad como el área también escolar; más servicios a educación; a los maestros más preparación, yo creo que eso sería. Estamos muy contentos de estar en el programa como maestras y la comunidad también está muy contenta de que estemos aquí, que los niños estén asistiendo a clases, que tengan esa oportunidad.

Muchas gracias.

A usted.

lunes, 1 de noviembre de 2021

Cazés: los domesticados

 

Cazés

Daniel Cazés alude a una de las muchas purgas que hubo en los años setenta con Echeverría, cuando se hizo una limpia feroz de comecuras vicariales que cayeron definitivamente en la extinción, anquilosados en una concepción positivista de la antropología. Daniel Cazés no deja pasar la ocasión de echarles unas pullas a unos, sobre todo a Arturo Warman, que fueron funcionarios del echeverriato y el lopezportillato.

En este proceso se logró eliminar a los maestros más tradicionalistas y reaccionarios, que representaban el mayor atraso académico; se logró también restaurar en sus puestos a varios de los “magníficos” que, fogueados en el ejercicio del poder político, han regresado completamente domesticados. (Cazes:72)

Cazes, Daniel, Cuatro décadas de la Escuela Nacional de Antropología e Historia, ENAH, 1982, Col. Cuicuilco.

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