miércoles, 15 de septiembre de 2021

En busca del perfil

 

Estoy en la secundaria Nueva Creación del Campo Guadalupe en el municipio de Guaymas, Sonora, es 5 de septiembre de 2012,  me acompaña la maestra Ilse Aidé Magaña Castillo, ella es licenciada en educación de la Universidad Pedagógica Nacional y también tiene estudios de educación técnica, en desarrollo infantil. Es su segundo ciclo escolar completo en Pronim, este programa de la Dirección General de Educación Indígena de la SEP, donde la profesora imparte los tres grados de la secundaria, en la modalidad multigrado como un solo grado.

“El reto es que los alumnos aprendan que es importante que estén preparados –afirma la maestra–, que cuando vienen de ese viaje que ellos realizan conozcan el lugar donde van a vivir y debo enseñarles aquí mismo, que no tienen que ir a la ciudad o buscar otros recursos, sino que aquí se les están brindando sus estudios. Y ya cuando están en el aula, el reto es enseñar todo lo que requiere el perfil de egreso de secundaria.”

¿Qué es lo que traen consigo esos niños, maestra Ilse?

La mayoría de mis niños vienen de la primaria Pronim de aquí mismo, y también la mayoría de los migrantes asentados llegan con muy buenas calificaciones, llegan con una actitud que el maestro trabajó los años anteriores, lo que es un beneficio. Pero los que vienen de nuevo ingreso o que llegan ya en octubre, noviembre, sí vienen un poquito rezagados. Vienen temerosos, vienen con cierta frustración porque el clima no les favorece, son situaciones más psicológicas y emocionales que ellos traen; pero de enseñanza aprendizaje sí logran mantener este estándar, que es lo que busca un docente.

¿Todo en ellos es una desventaja o tienen algún rasgo con ventaja?

Ellos desarrollan, en base a sus experiencias, un aprendizaje. A veces en el aula, en la materia de matemáticas, logran ver un tema o alguna actividad de forma avanzada porque cuentan mucho o van al campo y hacen otras actividades cotidianas, el docente se da cuenta que ya las domina o las reconoce por lo menos sin tener una enseñanza o una clase previa, pero sí vinculan mucho sus vivencias y su aprendizaje. Yo los noto más sobresalientes en los aprendizajes, ellos traen una ventaja. Y esas situaciones sí se observan mucho en el aula, porque ellos vienen y se inscriben a principios de agosto, y a veces el padre de familia es el que no los envía con regularidad, porque tienen que cuidar a sus hermanos, porque tienen que hacer comida, sus lonches, como les llaman aquí, para irse a trabajar. Todos esos obstáculos los hace que lleguen a integrarse al aula ya un poquito motivados, buscando otras manera de aprender; preguntan o van con el campero, se involucran aunque no puedan trabajar. De mis alumnos la mayoría no trabaja. Lo que aquí se ve es que hay becas, entonces los alumnos procuran asistir a la escuela para apoyar a sus padres y desarrollar sus expectativas, ya sea en la primaria o en la secundaria.

¿Cómo se organiza lo de las madres cuidadoras?, ¿viven los niños aquí?

Ellos vienen a diario, se organizan los padres de familia junto con otras madres, que son las madres cuidadoras, dejan a los menores, sus otros hijos, con las madres cuidadoras y así mis estudiantes puedan asistir al aula diariamente.

¿Cuánto cambia la vida de esas familias al llegar aquí, maestra Ilse, llegan para estar mejor que en su lugar de origen?

Lo que yo observo desde el ciclo escolar pasado es que los alumnos ya vienen con sueños y anhelos, pero también vienen con lo contrario a eso: frustraciones; algunos vienen extrañando cosas de su hogar y tardan en adaptarse. Asisten a clases y se inscriben, se muestran muy emocionados al conocer a los demás compañeros, se tratan bien entre ellos, pero sí se nota cierta desmotivación; por ejemplo, en las navidades, cuando no están cerca de sus compañeros, de sus familiares, sobre todo los que dejan lejos, eso puede ser un obstáculo que a veces los absorbe. Por su parte, el clima en el verano sí les hace mucho, podría decirse que se quejan de que el calor es muy alto, o que “allá tenía mi propia recámara, allá tenía mi espacio, aquí no”.

Sin embargo, se ven bastante bien los muchachos de la secundaria, se ven contentos.

Ellos son familias jornaleras agrícolas que viajan a lo largo de la república para trabajar; viajan al noroeste del país para superar económicamente  sus necesidades y todo lo que conlleva a una familia tener esta habilidad emocional, también darles una mejor oportunidad a sus hijos. Luego están los alumnos, ellos son hijos de padres que trabajan por sus sueños y que luchan por tener un bienestar. Independientemente de una beca o que si el campo agrícola les ofrece un lugar o un trabajo seguro, ellos llegan para estar mejor a este estado, sabiendo que este es uno de los campos que cuenta con los tres niveles educativos y también que el campero les brinda la oportunidad a los padres que sus hijos estén en educación inicial o con las madres cuidadoras.

¿De qué tamaño es el compromiso que asumió aquí, maestra?

De hecho, desde que pedí oportunidad para entrar al programa, una oportunidad de empleo, ya más personal, al conocer el programa el Pronim y saber que me había tocado en una secundaria, fue una gran sorpresa. Yo no sabía que existía, sabía que se piloteaba, pero no sabía que estaba tan cerca de mí, a cuarenta minutos de mi casa. Me dije: pues está muy bien. Y trabajar con adolescentes que, igual que los que viven en  la ciudad, tienen dudas, temores, ilusiones, lo tomé como un gran reto venir aquí, conocer este campo, conocer a quienes trabajan en él y a estas familias que desde el primer día te brindan una sonrisa, te invitan un café, te invitan lo que tengan para conocerte; te convidan, te dan de su tiempo, están dispuestos a venir a la escuela a quitar el polvo y conocer a los chavos que siempre están a las 6:50, ya están. Si la clase es a las siete a las 6:50 ya están. Si nos tenemos que quedar: maestra, nos vamos a quedar; si hay que participar en actividades en las que no hay suficiente recurso, ellos hacen cosas con su imaginación para trabajar y para sacar adelante las actividades.

¿Quiénes son ellos, cómo los llega a conocer, maestra Ilse?

Su sensibilidad sí es un asunto muy notorio, a veces ellos se comportan de cierta manera para llamar la atención del docente o de los demás niños, en este caso porque compartimos el aula con la primaria; pero sí, yo noto eso. El ciclo escolar pasado, de hecho, convivimos muchísimo, ya para el mes de octubre yo estaba sorprendida de la empatía que teníamos, pensaba que iba a ser más difícil, pero ellos brindan todo su tiempo, su ser, su entendimiento para llevarse bien con los demás. Y buscan una amistad, buscan un respaldo, están solos hasta las cuatro, cinco de la tarde –ellos salen a la una–, y ahí están completamente solos con sus hermanos, entonces en lugar de irse a sus galeras, regresan a la escuela, platican con la maestra de primaria, de preescolar, de secundaria; si hay algo que hacer lo hacemos, nos quedamos platicando, vienen y me enseñan algo que compraron  el fin de semana, traemos un balón de futbol y nos ponemos a jugar un ratito bajo la sombra, o simplemente compartimos un jugo, unas papitas, por el mero gusto de compartir. Y ya en la tarde, cuando hay reunión de padres de familia, pues los padres son los que expresan gratitud y agradecimiento porque pasamos tiempo con sus hijos y platicamos con ellos, y somos sus amigos y estamos al pendiente. No les criticamos, estamos para apoyarlos, tratamos temas a veces que con sus papás no se atreven, situaciones que ellos se enfrentan en estas horas que están solos. Los alumnos se apegan también a los deportes, así que mi tarea es ver los deportes porque es el tema que ellos quieren platicar y conocer, sus equipos de futbol favoritos, para tener acercamiento, no solo en el aula y con los aprendizajes y la enseñanza que se tiene que dar, sino con todos esos aspectos emocionales que ellos cargan.

¿Siempre es así de tranquilo el ambiente, no tienen muchos conflictos entre ellos?

No existen casos de bullying, al menos en la secundaria; lo hemos platicado con los alumnos iniciando el ciclo escolar, ellos lo ven más allá, en primaria, con sus compañeritos de primaria. “No maestra, nosotros no nos llevamos de esa manera, observe a los niños de la maestra de cuarto, de tercero, mire, en el receso no comparten, pelean”. Ellos como que controlan más las situaciones, porque ellos como adolescentes toman el papel de padres de familia durante la tarde, hasta que llegan sus papás, entonces se procura estar platicando con ellos, que den el ejemplo, que se comporten de una manera aceptable para que no queden mal con sus papás a la hora que llegan.

Muchas gracias, maestra.



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