Ir al contenido principal

Llevar la letra a las sierras

Aunque Mendizábal señala la ruta antropológica para el estudio y conocimiento de los pueblos originarios, acepta que serán los maestros quienes en la práctica enfrentarán al mundo antiguo con el moderno. El maestro Isaías Cruz me narró su experiencia de enfrentar, en los años sesentas, la aplicación de ese indigenismo que intentaba integrar a aquella juventud al “entendimiento del hombre moderno”. Un maestro nos decía: “Hijos cuando se vayan a trabajar a los pueblos indígenas, van a encontrar a la gente nativa, así como es, edúquenla bien, o si no, déjenla así, porque si lo dejan a medias los vuelven ladinos y ese te va a matar.” Los maestros rurales, como Isaías, eran muy humildes, jóvenes campesinos apenas capacitados para enseñar algo más que el silabario. En este fragmento podemos advertir su miedo a lo desconocido, pero también su decidida vocación, en algo que los antropólogos nacionales han experimentado poco: enfrentar en solitario a los pueblos en la soledad de la montaña y, encima de eso, con los bolsillos rotos; pobres, alejados de toda comunicación, detrás de selvas infinitas atravesadas por ríos caudalosos, como la comunidad de María Andrea en la sierra norte de Puebla. 


Puedes ver la primera parte de esta entrevista AQUÍ, que termina con el día en que don Isaías recibió un correograma diciéndole que tenía ya su lugar en María Andrea, una población que divide el río San Marcos entre Veracruz y Puebla,  a un pasito de Poza Rica, en la mera Sierra.

“Me presenté aquí en Puebla, en la SEP, se me dio mi orden y nadie sabía dónde quedaba María Andrea. Tuve que ir a México, de ahí tomé el camión a Tampico y me bajé en Villa Juárez, hoy Xicotepec, de ahí preguntando me fui a María Andrea. Pero esa es otra historia, porque la de Ayotzinapa aquí termina.”

Me presenté aquí en Puebla, en la SEP, se me dio mi orden y nadie sabía dónde quedaba María Andrea. Tuve que ir a México, de ahí tomé el camión a Tampico y me bajé en Villa Juárez, hoy Xicotepec. Cuando llegué a Xicotepec llevaba una chamarrita deportiva guinda. Amaneció ese día y me presenté a la supervisión, la sorpresa fue que en ese momento llegaba el director de ese pueblo a donde yo iba a ir. Ahí estaba un viejito como de 75 años, un señor alto, blanco, guapo, Santa Cruz Salazar Ríos.

– ¿Qué, estás perdido?

– No, soy profe. 

– Cómo que eres profe. ¿Vienes de Guerrero?” 

– Sí. 

– Siéntate. Mira te presento al maestro Guillermo Sayago Guajardo –pariente del entonces secretario federal de la SEP, un señor Fajardo y me indicó–: te vas como director de la escuela Ignacio Allende de la comunidad de María Andrea. 

– No, maestro, como director no.
 
– ¿Cómo que no? ¿Tú me vas a mandar? 

– No, maestro, pero yo no sé nada de esto. 

– Mayor estudio mayor responsabilidad, te vas tú. 

Ya, me abrazó el maestro Guillermo y me dio ánimos. ¿Usted me va a ayudar? le pregunté. “Claro, hombre, no te preocupes”. Yo quería llorar y suplicar. Traigo teoría pero de la práctica no sé nada. “No te preocupes”. 

Cuando llegué a María Andrea, una cosa que me llamó muchísimo la atención fue que los alumnos, que ya eran mayores, de 22, 24 años, los encontraba bañándose desnudos en el río, jóvenes hombres y mujeres. En el salón les dije: mañana me van a traer un pantalón, el más viejo que tengan. “¿Para qué?” Ustedes tráiganlo, y unas tijeras. Al otro día les pedí cortar los pantalones a una altura razonable. Ahora pónganselos. Así los quiero ver bañándose en el río. A la señorita o joven que vea en el río bañándose desnudo no lo recibo acá. Cuando llegué había una escuela con hoyos de varas, entraban marranos, caballos, burros, así la conocí. 

Como a los cinco o seis meses hice una reunión para hacer una escuela prefabricada. Cité al pueblo en general, me subí a un estrado de cemento y empecé a hablarles diciendo que la escuela no era para ellos, que estaba muy desecha y no era justo. Qué es lo que quiere, maestro. Hacer una escuela. Nos costó mucho trabajo y trámites pero al final terminamos la escuela, que fue mi legado, antes de tener que abandonar María Andrea. 

En tierra de nadie la despedida de María Andrea fue una cosa muy hermosa, porque llegó un inspector que se llamaba Juan Minor Botis, un tlaxcalteca, me empezó a cargar la mano y yo iba arrimando a la gente, pues estaba en una cartera sindical, secretario de trabajo y conflictos, y yo iba acercando a las comunidades. Si estaba en San Pedro Tepacotla, a diez horas a caballo, yo, si ya tenía derecho, trataba de acercarlo a una escuela más cercana. Y así a muchos. Sacarlos de las penurias y acercarlos a la carretera principal México-Tampico. 

El inspector me empezó a atacar. En una ocasión me llamó y me dijo que me iba a pegar, me aventó un puñete y me pegó. Se le fueron encima los muchachos y ya lo estaban matando. Si quieres los matamos y los echamos al río, allá los encuentran por Casitas, allá los van a sacar. No, no se trata de eso. El maestro viene tomado y no sé qué. De todas maneras el maestro me sentenció: “Es mejor que te vayas porque de aquí no sales vivo”. Se lo comuniqué a mis amigos y hay quien quería matarlo por sus amenazas. 

Pero el maestro Isaías Cruz tuvo que abandonar la comunidad.

.

Comentarios

Entradas populares de este blog

San Miguel Tenextatiloyan y la Historia. PARTE 1

En 2011 tuve la experiencia de trabajar en un proyecto de Sergio Mastretta para hacer un levantamiento testimonial en la población alfarera de Tenextatiloyan en el umbral de la Sierra Norte de Puebla. Durante 10 meses hicimos decenas de entrevistas para entender el proceso de la alfarería de uso doméstico tradicional e hicimos un informe muy parecido a uno libro testimonial que terminó en el escritorio de nuestros empleadores (en una dependencia federal), que entonces estaban   muy interesados pero que súbitamente dejaron de estarlo porque les quitaron el puesto y se olvidaron de su interés, como suele suceder con las “pasiones” oficiales en este país. Me tocó investigar y redactar la parte histórica de la región, algo que me llevó hasta el preclásico tardío, como nos suele suceder a quienes no tenemos intereses tan esporádicos. Aquí la historia antigua de este entrañable rincón en donde los mexicanos, y en particular los poblanos, se han surtido de cazuelas y jarritos a lo largo...

Los trajes femeninos tradicionales de Puebla

Nahuas de Cuetzalan, Puebla Los domingos por la mañana la plaza de Cuetzalan, desierta entre semana se llena de puestos y ruido. Bajo la torre del reloj, a la sombra de las palmeras, en las anchas escalinatas, se sientas las mujeres nahuas, que vienen al mercado a vender verduras, guajolote, fruta y cal para las tortillas. Las mujeres llevan una blusa de escote cuadrado, con bordados al pasado rojos, azules o negros alrededor del cuello y de las mangas. Las mujeres llevan enredo, hecho con dos lienzos, que llega al tobillo; lo pliegan en un solo tablón atrás, del ancho de las caderas y en cuatro tablas más pequeñas que se encuentran enfrente, usan enredos que sujetan en la cintura por medio de un cinturón de lana roja con dibujos geométricos. Usan un huipil de encaje, adornado con una cucarda de listón azul o morado igual al listón que bordea el escote. Las mujeres de Cuetzalan utilizan un enorme tocado que en días de fiesta alcanza 50 cm. de alto, hecho con estambres de l...

Malinowski y el método etnográfico

Llamado padre de la antropología moderna, Bronislaw Malinowski (1884-1942) se tomó su tiempo para crear una metodología del trabajo de campo. Lo que dice puede parecer obvio, pero al salir al campo nunca está de más recurrir a sus sensatas recomendaciones. Este es mi resumen. Debe ser ¿cómo hacer? “Los resultados de una investigación científica, cualquiera sea su rama del saber, deben presentarse de forma absolutamente limpia y sincera. “… una descripción exacta de los aparatos utilizados; la manera en que fueron encausadas las observaciones; su número; el lapso de tiempo que le ha sido dedicado y el grado de aproximación con que se hizo cada medida. “… cada investigador debe poner al lector en conocimiento de las condiciones en que se realizó el experimento o las observaciones.” Los tres principios metodológicos “Los principios metodológicos pueden agruparse bajo tres epígrafes principales: a)          el estudio debe albe...