Ir al contenido principal

Borges y los indios

Héctor Manjarrez nos convidó en la revista Letras Libres de Mayo de 2009 una de las tantas conversaciones entre Jorge Luis Borges y Bioy Casares, que después fueron libros, pero que en este caso recae en un tema poco habitual en ellos, ya que hablan de “los indios”, así en general, con muy poca fortuna a mi modo de ver:

“Bioy relata que Borges le contó que acudió a cierta sociedad lingüística una tal señora de Bastianini –una de tantas horrorosas damas de sociedad con las que Borges y Bioy se reunían con frecuencia– y que dicha doña “sostuvo que todo (lo que allí discutían) era parte de una polémica entre los partidarios de los blancos y los partidarios de los indios; que ella no era partidaria de los blancos, y que todos éramos descendientes de Calfucurá. ‘Todos, desde luego –respondió Borges –, salvo usted, señora, y los señores que están aquí, y yo.’ Borges le dijo que ese gran amor por los indios no la había llevado a saber nada de los indios y que esos mismos estudios eran más propios de blancos que de indios: los indios vivían en la indiferente ignorancia de todo, incluso de lo concerniente a ellos mismos. La de Bastianini contestó que vivíamos en una civilización de blancos, pero que probablemente nos rodeaban muchos monumentos dejados por los indios y que nosotros no sabíamos ver. Borges no hizo hincapié en la naturaleza invisible de tal estatuaria. Borges: ‘Todo ese amor al indio vino del norte. De México y del Perú’.”

La cita es una verdadera ensalada de ignorancias, la inteligencia juguetona siempre presente en Jorge Luis Borges y Bioy Casares les permitió en esta ocasión ser certeros y majaderos a la vez. Borges acierta al ironizar sobre que el gran amor a los indios de la dama encopetada no la había resuelto, sin embargo, a saber más de ellos; desbarra cuando afirma que “los indios” no saben nada y que son ignorantes de todo (de Chesterton o de Heráclito, pensaba yo al leerlo), incluso de sí mismos, lo cual es una soberana e injusta estupidez.

Todo ese amor vino de México y Perú, opinaba Borges, sin tener idea de que nuestro amor acá es exactamente igual al de la señora Bastianini, es decir, un amor algo ciego que no es capaz de conocerlos verdaderamente. Por eso todos, allá y acá, entonces y ahora, los seguimos llamando alegremente indios; los indios, los inditos.

* Borges amar indios, Héctor Manjarrez, Letras libres, Mayo de 2009.

Comentarios

Entradas populares de este blog

San Miguel Tenextatiloyan y la Historia. PARTE 1

En 2011 tuve la experiencia de trabajar en un proyecto de Sergio Mastretta para hacer un levantamiento testimonial en la población alfarera de Tenextatiloyan en el umbral de la Sierra Norte de Puebla. Durante 10 meses hicimos decenas de entrevistas para entender el proceso de la alfarería de uso doméstico tradicional e hicimos un informe muy parecido a uno libro testimonial que terminó en el escritorio de nuestros empleadores (en una dependencia federal), que entonces estaban   muy interesados pero que súbitamente dejaron de estarlo porque les quitaron el puesto y se olvidaron de su interés, como suele suceder con las “pasiones” oficiales en este país. Me tocó investigar y redactar la parte histórica de la región, algo que me llevó hasta el preclásico tardío, como nos suele suceder a quienes no tenemos intereses tan esporádicos. Aquí la historia antigua de este entrañable rincón en donde los mexicanos, y en particular los poblanos, se han surtido de cazuelas y jarritos a lo largo...

Los trajes femeninos tradicionales de Puebla

Nahuas de Cuetzalan, Puebla Los domingos por la mañana la plaza de Cuetzalan, desierta entre semana se llena de puestos y ruido. Bajo la torre del reloj, a la sombra de las palmeras, en las anchas escalinatas, se sientas las mujeres nahuas, que vienen al mercado a vender verduras, guajolote, fruta y cal para las tortillas. Las mujeres llevan una blusa de escote cuadrado, con bordados al pasado rojos, azules o negros alrededor del cuello y de las mangas. Las mujeres llevan enredo, hecho con dos lienzos, que llega al tobillo; lo pliegan en un solo tablón atrás, del ancho de las caderas y en cuatro tablas más pequeñas que se encuentran enfrente, usan enredos que sujetan en la cintura por medio de un cinturón de lana roja con dibujos geométricos. Usan un huipil de encaje, adornado con una cucarda de listón azul o morado igual al listón que bordea el escote. Las mujeres de Cuetzalan utilizan un enorme tocado que en días de fiesta alcanza 50 cm. de alto, hecho con estambres de l...

Malinowski y el método etnográfico

Llamado padre de la antropología moderna, Bronislaw Malinowski (1884-1942) se tomó su tiempo para crear una metodología del trabajo de campo. Lo que dice puede parecer obvio, pero al salir al campo nunca está de más recurrir a sus sensatas recomendaciones. Este es mi resumen. Debe ser ¿cómo hacer? “Los resultados de una investigación científica, cualquiera sea su rama del saber, deben presentarse de forma absolutamente limpia y sincera. “… una descripción exacta de los aparatos utilizados; la manera en que fueron encausadas las observaciones; su número; el lapso de tiempo que le ha sido dedicado y el grado de aproximación con que se hizo cada medida. “… cada investigador debe poner al lector en conocimiento de las condiciones en que se realizó el experimento o las observaciones.” Los tres principios metodológicos “Los principios metodológicos pueden agruparse bajo tres epígrafes principales: a)          el estudio debe albe...