Noche en ofrenda de Muertos.
En la ofrenda de muertos toda clase de platillos preparados para muertos
y vivos sobre un petate oaxaqueño. Todos los que aparecían fotografiados en la
ofrenda tenían su mezcal muy bien servido, había tamales y atole, vasitos con
esquites, platos de guajolote en mole, en chile guajillo o en mixote.
En una tilma bordada donde había
jicaritas con cacahuate y chocolate; axiotes humeantes acompañados de totopitos
con aguacate. No faltaron las caguamas y las jícamas con chile. En un comal
echaban a freír tomates, ejotes, nopales y chile; a un lado, elotes y chayotes
tatemados.
Los
escuincles en el chapoteadero jugaban a la matatena, otros chamacos volando
papalotes masticaban chicle y los cuatachos chupaban con un popote de hule
tragos de agua de cacao, tepache y tesgüino. Había un titipuchal de comida,
chapulines, pozole, sopes y garnachas.
En unos guajes postres sobre un
ayate que contenían capulines y chicozapote, otros de tejocote con miel. Sobre
el tapanco, encima de unos huacales amarrados con mecate, sobre unos petatillos
de amate, jícaras pequeñas con copal tatemado y otras jícaras más grandes con
flores de cempasúchitl.
Estuvimos
ahí fumando como chacuacos, las señitos dándole chichi a los chilpayates,
agarradas del chongo como siempre, porque son bien chimoleras. Se puso del
cocol y el cuate de mi compadre, el cuico, que es coyote, llegó todo
entacuchado con sus huaraches de hule como juez de paz. Las señoras con sus
huipiles pusieron pinole para que llevara de itacate, uno de piochita, que es
muy mayate y trabaja de pepenador, lo consiguió en la tlapalería del tianguis.
Armamos tremendo mitote. Anduve de pilmama de unos achichincles del tlatoani,
pero igual quedaron todos chimuelos llenos de chipotes de tanto andar en el
huateque.
*Si has entendido
todo, no eres extranjero.
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