Los amuzgos, que habitan en los estados de Oaxaca y Guerrero, se denominan con el mismo nombre de su idioma, el amuzgo. Según el almanaque de Oaxaca el nombre correcto es amochco.
Los amuzgos aún practican ritos de origen prehispánico dedicados a los dueños del monte, barrancas, ríos, arroyos y cuevas para recibir protección y abundantes cosechas de los seres sobrenaturales. Estos ritos y ceremonias son realizados por especialistas que, además de curar, fungen como sacerdotes y médicos.
Las principales fiestas se organizan en torno a los santos católicos. Los mayordomos encargados de la fiesta sufragan los gastos de la comida, invitándose a todos los asistentes, lo que les otorga prestigio y la posibilidad de ocupar en el futuro algún otro cargo en la comunidad.
Los amuzgos consideran que la enfermedad es el resultado de no acatar los patrones de comportamiento respecto a la naturaleza o a la sociedad, desequilibrio que sólo los especialistas tradicionales pueden resolver. Los médicos, conocidos como tzan t'i (gente que sabe) o los tzan kalwa (chamanes), diagnostican la enfermedad a través de la observación y la pulsación de las manos y pueden causar lo mismo salud que enfermedad.
Las viviendas amuzgas tradicionales son de forma circular, con paredes de vara de otate colocadas verticalmente, algunas de ellas revocadas con barro, techo de zacate o de palma y piso de tierra, con una puerta de tabla u otate. La mayoría de las viviendas cuenta con un altar en el que se colocan diversas imágenes católicas.
Los amuzgos elaboran objetos de barro como ollas, comales, jarros y cántaros; también hacen hamacas y morrales de ixtle, cestería de bambú y de palma. Casi toda la familia participa en el aprendizaje artesanal. Las mujeres enseñan a las niñas a tejer en el telar de cintura, mientras que los varones enseñan a los niños el tejido de redes, hamacas y la elaboración de machetes con inscripciones.
Las principales actividades de los amuzgos son la agricultura de subsistencia y el trabajo artesanal. Las condiciones climatológicas y el tipo de suelo favorecen el cultivo de maíz, frijol, chile, ajonjolí, cacahuate, calabaza y caña; así como la producción del plátano, aguacate, melón, sandía, naranja, lima, cuajinicuil, limón, mango, nanche, papaya, tamarindo, mandarina, coco, ciruela, café, cacao, zapote y mamey.
Investigación: Juan Julián Caballero
Fuente: www.ini.gob.mx en 2002
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