jueves, 21 de junio de 2018

Aquí los niños llegan sin nada


Santiago Yosondúa es un municipio de la parte sur de la Región Mixteca, a una altura de 2,200 msnm. Para llegar hasta allí desde la ciudad de Oaxaca, hay que ir por la autopista a Nochistlán y se sigue hacia Yanhuitlán, donde se toma la desviación a Tlaxiaco, se pasa por Teposcolula, por Yolomécatl y de Tlaxiaco se toma un camino de terracería hasta Santiago Yosondúa, donde se encuentra el internado bilingüe “Mi Patria”, Centro de Integración Social número 20, un conjunto de pulcros edificios en un impresionante jardín de pasto y flores. Al descender las escalinatas de la entrada un ojo de agua; palmillas y cucharillas, flores de cartucho, alcatraces y rosas, donde entrevisto a la profesora Alejandra Mendoza Cortés, que ingresó aquí mediante un examen de conocimiento y por su dominio del idioma ñuu savi, el mixteco.


Profesora Alejandra Mendoza Cortés
15 de Junio de 2011

Yo puedo hablar bien el mixteco, mi familia lo habla y por medio de un examen entré a trabajar aquí. Soy originaria de Xalcatongo de Hidalgo, un pueblo vecino, presto mis servicios en este internado como maestra de danza, pero mi labor empieza desde las diez de la mañana cuando atiendo la biblioteca, y por la tarde me voy con los niños de primero a sexto, los que están en este taller de danza.

Nos ponemos a ensayar bailes nacionales y de la región. Ahorita estamos ensayando un baile de aquí de la Región Mixteca que se llama Sones de Tlaxiaco, que es nuestro distrito. Los niños bailan también bailes nacionales, como son los bailes del estado de Jalisco, el Son de la Negra y otros. Muchos sones.

Se trata de rescatar las costumbres de nuestros antepasados, porque la verdad ya se están perdiendo aquí, pues llegan muchos niños que ya no hablan la lengua originaria de su pueblo. Yo me siento orgullosa porque crecí con esas costumbres de la lenguas, de lo que es la gastronomía. Por eso me da gusto cuando los niños empiezan a preguntar,  algunos tienen deseos de aprender la lengua originaria, las historias y las costumbres de los mixtecos. Muy poquitos, unos cuantos nada más, lo hablan, y otros el triqui, de la región alta. El triqui es totalmente diferente al mixteco, en la entonación y todo; también se escribe completamente diferente a la lengua mixteca.

Ahorita, un obstáculo que encontramos aquí es que no contamos con algún equipo de video o de sonido para que los niños tengan referencias visuales y vean otros bailables, que vean cómo es. Un poco de tecnología y equipo es nuestra principal carencia. Al ver videos los niños se motivarían más. Muchos de ellos, cuando llegaron en este internado, pues, la verdad, no podían bailar y poco a poco fueron aprendiendo. Ahorita bailan muy bonito, fuimos a presentarnos a un pueblo en una actividad, un evento estatal, llevamos a los niños y lo hicieron muy bien. A mí me dejó muy satisfecha porque sí bailan bien los niños. Fuimos a un festival el 20 de noviembre, el 10 de mayo aquí en el pueblo y lo hacen bien. Algunos padres de familia nos han felicitado porque sí bailan.

Ahora, el otro problema, aprovechando que está usted aquí –pues nunca se sabe–, para que nos pudieran apoyar en los vestuarios, porque aquí los niños llegan sin nada, aquí hay que conseguirle desde un pasador hasta sus zapatos; hay que conseguir, rentar o mandar a hacer algunos trajes del estado de Veracruz, de Chiapas, el del jarabe mixteco, que es el original de la región. Y no contamos con eso, no sé si por medio de ustedes nos apoyarían para tenerlo.

Necesitamos telas, pues la verdad han salido muy caros los vestidos. Le digo al director: “quisiera poner otro baile”, pero el problema es que no hay forma de vestirlos. Aquí nos hemos organizado, yo principalmente con mis niños, en sembrar hortaliza, rábanos, lechuga, cilandro. Y salen a vender, han recolectado algún fondo económico y de ahí pudimos hacer vestidos; la dirección también, vendiendo avena, alfalfa. Ahora vamos a mandar hacer el traje de Jalisco, sí, pero nos ha costado demasiado. Ojalá ustedes nos pudieran apoyar. Gracias a la venta de los marranitos tuvimos uno de los vestuarios. Ahorita tenemos en el invernadero rabanitos, son tres cosechas, ahora vamos a sacar la cuarta cosecha, hacemos los manojitos y se van los niños a la población a venderlos a cinco pesos: rábanos, lechuga, cilandro. Y col, pero la verdad desconocemos la técnica de la col, como que no resultó, pero ahí está. Ejote también hemos salido a vender. Por esos medios hemos adquirido algunas ropas de las regiones que ya tenemos.




Foto: Sones de Tlaxiaco,tomada de Google

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