domingo, 14 de octubre de 2018

Venimos a trabajar y vamos llegando


La colonia La Peña, en el norte del municipio de Mixquiahuala de Juárez, Hidalgo, se alcanza tras tomar la carretera México-Laredo hasta el quicio mismo del Valle del Mezquital. Los pequeños propietarios que siembran básicamente ejote, reciben a familias jornaleras provenientes de los estados de Guerrero, Morelos y Oaxaca. Todas estas tierras son regadas con aguas residuales del Distrito Federal, por eso está prohibida la siembra de hortalizas, aunque en este mes de agosto de 2012 se ve bastante maíz y no pocos campos de alfalfa regados con eficientes máquinas dispensadoras de agua. Pero aquí lo fuerte es el ejote, a eso vienen los jornaleros agrícolas con sus numerosas familias, los puede uno ver descansando a la sombra de las casuarinas que proporcionan una modesta y solapada sombra al mediodía.

La profesora Ana Lydia Benítez Hernández, egresada de la Universidad Pedagógica Nacional, me recibe en un salón del Preescolar del campamento La Cruz en donde procura la educación a un grupo de niños móvil, de tiempo parcial, trabajadores del campo sin apenas apoyo de los padres, migrantes temporales que se emplean como jornaleros en las cosechas de ejote y maíz.

¿Qué la tiene trabajando en este lejano lugar, maestra?

Me acabo de inmiscuir al programa, pero mi hermana lleva diez años aquí, entonces no me era desconocido el programa, yo ya sabía cómo trabajaba por mi hermana, me platicaba qué es lo que hacía, entonces no se me hizo tan complicado; a la mejor el idioma, la lengua de los niños, en este caso porque había niños que no hablaban español, pero me apoyo con otros niños para que les puedan traducir.

Platíqueme del programa.

El Pronim es un programa muy ambicioso porque sirve a los niños sin ningún lucro, son niños que también tienen la necesidad, quieren seguir preparándose, y si yo puedo contribuir a esa formación, a poner un granito a mis niños, aunque sea que puedan sobresalir terminando primaria, ¿por qué no ayudar?

Yo le voy a hablar del reto del preescolar de aquí. El reto en preescolar es que tengamos un libro que nos apoye más, lograr que los niños sean más independientes. Yo creo que a los niños los he hecho más independientes, he logrado que los niños canten delante de personas, he logrado que los niños bailen frente a las personas, hay muchas cosas que se han logrado y eso lo que voy a seguir haciendo, si seguimos trabajando y ponemos ese empeño. Yo bailo, canto, me pongo de cabeza para que ellos despierten y se contagien de la alegría de la escuela.

¿A qué libro se refiere, profesora?

Cuando le hablo del libro, un libro que esté más adaptado a sus condiciones: ¡un libro Pronim! Nosotros tenemos guías, pero, por ejemplo, en caso de preescolar, siento que la guía no está muy bien adaptada al contexto. Sí, tenemos la guía y nos proporciona ciertas fichas, pero no cubre las expectativas. Entonces yo me refiero a cuando trabajamos con el libro oficial que, claro, no toma en cuenta las características de nuestros niños, pero es con el que trabajamos. Pero sí sería bueno contar con un libro que sea para ellos, exclusivamente para ellos y que realmente, pues, tomen en cuenta estas necesidades.

Platíqueme de sus niños.

Ellos se van a trabajar con sus papás, la mayoría de los niños pequeños se va con sus papás. ¿Qué hacen?, hay niños, por ejemplo, que sí trabajan; muy pequeños, de cinco años; hay niños que vienen y me platican: fuimos a cortar ejotes. Ellos también cortan ejote, pizcan elote. Pocos niños son los que no lo hacen. Muy pocos niños son los que no llegan a cortar. Pero sí, ellos también cortan a pesar de su edad. Imagínese, cómo no venir a dar lo mejor de nosotros. Yo sé que ellos vienen cansados, vienen: ¿maestra, me deja ir a comer? Claro, ve. Se van a comer. Regresan. ¿Qué sigue, maestra? No los puedo detener, porque es ilógico. Maestra voy llegando, pero voy a ir a comer. Sí, ve a comer, aquí te espero.

¿En qué se diferencian estos niños de los de escuelas regulares, profesora?

El contraste con los niños de escuelas regular es muy grande, pero metodológicamente menos. Con los niños migrantes llegamos, saludamos, pregunto: ¿cómo estamos?, ¿qué hicieron?, me platican. Cantamos, buscan su nombre en su sillita, porque ya lo identifican, les pregunto qué día es hoy, que día fue ayer, hacemos el ejercicio de recordar, qué hicimos ayer. Que los monitos, maestra. Se refieren a que jugamos a las sombras en la pared. Entonces con esas temáticas ya se empieza a trabajar, le damos continuidad a la actividad de lo que hicimos un día anterior. Pero el aprendizaje es igual, su nombre, los números, las palabras, porque ya no son letras, sino palabras: puerta. Tampoco sílabas, sino palabras concretas: ventana, ¿qué dice ahí? Ventana. Puerta, carro, pizarrón. Procuramos etiquetar los nombres de las cosas para que ellos vayan reconociéndolo, pero igual se trabaja.

¿Cuál es el papel de los papás en todo esto, maestra?

Nosotros qué más quisiéramos que los papás nos apoyaran, pero ellos cumplen con ir a trabajar y trabajan, trabajan mucho, me impresiona cómo trabajan. Se lo avientan corridito, por eso no vienen a la escuela, nada más vienen los niños, llegan solitos, no vienen a dejarlos, no vienen de la manita. Viven cerca la mayoría, otros más retirado que vienen con sus hermanitos más grandecitos. A veces cuando nosotros llegamos a mandar llamar a un papá, sí vienen, pero llega, se para y ¿qué quiere? Pero hay otros papás, que es la gran mayoría, que están muy cerrados. Por ejemplo, la mamá de esta niña sí viene, pero una vez al mes. Digo, bueno, al menos la señora procura venir. No es que tengan miedo, pero sí son desconfiados. Son desconfiados. Desconfiados en el sentido de que no cualquiera viene, por eso nosotros vamos y les explicamos. Llegamos hasta sus casas y nos presentamos, les decimos que somos las maestras de Pronim, que por favor nos manden a los niños a la escuela, y ya nos van identificando, “ah, esa es la maestra”; los más grandecitos también nos anuncian cuando nos ven venir: “ahí vienen las maestras”. Entonces los papás nos ven. Pero si llega una persona extraña son muy callados, no le cuentan más que: venimos a trabajar y vamos llegando.

¿Cuáles son sus principales necesidades?

Necesidades muchas, a la mejor un salón amplio. Yo quisiera tener mi salón súper bien, ahora lo comparto con otras dos maestras y sus grupos, pero nos vamos adaptando con lo que tenemos aquí, finalmente no nos quedamos con los brazos cruzados, buscamos la manera y nos adaptamos “a”. Pero si usted me pregunta qué es lo que quiero, pues eso es lo que yo quisiera: un salón, más material, aulas para cada grado.

Platíqueme del lado agradable de estar aquí en La Peña.

Mi satisfacción más grande es ver a los niños que se desenvuelven, que vengan y que vengan contentos, que digan: maestra, vamos a cantar, sí, vamos a cantar; maestra, vamos a bailar, sí hija, vamos a bailar; que ya les interese estudiar. Maestra, vamos a trabajar en la libreta. Sí, hija, vamos a trabajar en la libreta. Que lleguen y empiecen a interesarse por la escuela, que quieran progresar; nosotros aquí les preguntamos a los chiquitos: ¿qué quieres ser de grande?, ellos a veces todavía no se ubican y dicen que cortar ejote, le decimos: no, hijo, mira, hay cosas… y les empezamos a platicar, que ellos vean que hay otras cosas, y aquí se los estamos proporcionando, aquí les estamos diciendo eso. Yo quiero ser como tú, maestra. Bueno ¿quieres ser maestro? ¿Me falta mucho?  Sí, hijo, sí te falta mucho, pero lo puedes lograr. Pero al menos ya empieza a decir quiero ser como tú. Es un gran, grandísimo avance.

Muchas gracias, profesora.

Gracias a usted.

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3 comentarios:

  1. hola, quisiera mas informes de este programa, en este programa me puede recibir para realizar mis practicas profesionales? soy estudiante en la licenciatura en pedagogía.

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  2. Unknown, te recomiendo acudir a la SEP, comienza con su sitio de internet, programas, etc. Yo tuve el gusto de tener esa súbita aparición en Mixquihuala y no tengo el menor contacto con nada relacionado con esto. Gracias por escribir, saludos.

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