miércoles, 28 de marzo de 2018

San Miguel Tenextatiloyan y la Historia, PARTE 2


De pronto, un día, se hizo la luz, por decirlo de alguna manera. Aunque la luz eléctrica tardaría todavía muchos años en llegar, al finalizar la década de los años treinta la primera luz de San Miguel Tenextatiloyan llegó en forma de carretera. Una flamante y moderna carretera que unía la ciudad de Puebla con la cuna de una familia serrana que el destino quiso situar en las máximas alturas del poder: Teziutlán, tierra de los Ávila Camacho, que intempestivamente asumieron la presidencia de la república y el poder absoluto del Estado de Puebla. Manuel, Maximino y Rafael tuvieron, sin quererlo, un lugar estelar en los destinos del pueblo de San Miguel Tenextatiloyan.


Los testimonios

No trabajé en la carretera, pero fui aguador allí. Pioquinto Ramírez estaba chico, pero yo iba a cobrar porque trabajaba con su papá, él no podía cobrar porque estaba chico, llevaba las cuadrillas de agua en un burrito, pero iba yo a cobrar porque don Nemesio me mandaba. Venían pagando con monedas de a peso y de a cincuenta, pura moneda, nada de papel. Pesaban al final. Con los que hicieron la carretera vinieron pagando con monedas de cero siete veinte, de plata, legítima plata. (Brígido Allende de 97 años)

Yo tengo razón desde la carretera, que fue en 1938, cuando anduvieron destacando por acá porque iba a hacerse el camino gracias a los Camacho, porque estos señores eran de los masones. Los de Zaragoza fueron a entrevistar a Maximino, su hermano estuvo luego de presidente, para que se hiciera. Así que en 1943 ya hubo carretera. Antes de la carretera veíamos a las autoridades de presidentes auxiliares, pero nomás de un año, ya desde 1950 fue de tres años. (Ex presidente Auxiliar Juvencio Ramírez)

Al trazar la carretera por este lugar no solo pusieron a San Miguel en un lugar destacado del mapa estatal, sino le dieron un impulso sin precedentes a un oficio que ya entonces coqueteaba con crecer pero sin saber muy bien hacia dónde. La noble loza que los alfareros sacaban del pueblo en rudimentario mecapal, pudieron desde entonces comenzar a comercializarla usando transportes alquilados.


Ni idea de cuándo empezó

No tengo idea de cómo empezó la alfarería aquí, no hemos investigado eso. Aquí se llama Tenextatiloyan, aquí quemaban cal, pero cómo se cambió  a las ollas, no lo sé.
Mi abuelo murió de unos sesenta, póngale, lo que pasa es que le gustaba el aguardiente… Murió hace unos 35 años, en esos tiempos. Y ya hacían cazuelas…
La carretera es del 38, mi papá es del 40, mi mamá es del 42, y ya había cazuelas, y antes de la carretera dicen que los que iban p`acá, pa`Poza Rica, atravesaban por Cuetzalan en puros burros. Cuando empezó la carretera, los camiones que pasaban con cal, con materiales, “oye, pues llévame…” En uno de esos murió mi abuelo, se embarcó con sus cazuelas, y el calero por acá por Tlapacoyan se volcó, y ahí murió mi abuelo. Así toda la gente que se iba a vender sus cazuelas, eran puros camiones de carga, no había de pasajeros, pura carga, y se iban lejos, hasta Villa Hermosa.
Yo conocí un viejito ahí en Martínez de la Torre como de 70 años. Era de por acá por Uxpantla, dice que su papá ya lo traía cargando comales, dice: yo tenía siete años cuando mi papá ya me llevaba cargando comales hasta Martínez (de la Torre), caminando. Él me daba hospedaje, decía, vente, no te voy a cobrar nada, aquí guarda tu producción, tráete tus cazuelas y de aquí sales a vender. Yo también, a mí me tocó, tú caminas de aquí a los ranchos, yo caminé desde tu tierra con mi papá cargando los huacales. Y es que ellos iban y en una de esas se quedaron por allá, pues empezaron a repartir tierras y allá agarraron. (Alfarero Juan Ramírez)

Auge y comunicación

Bueno, yo puedo hablar de 1923 para acá, que es lo que me comentaba mi mamá, mi papá, que ellos desde ese entonces ya empezaban a trabajar la alfarería. Lo que predominaba era la agricultura, no era muy extendida la práctica de la alfarería, pero sí había. Incluso había comunidades que iniciaron mucho antes que aquí, que se ubican al lado de Zautla, pero que al paso de los años, pues sí se fue desarrollando más aquí, por la accesibilidad, la carretera, los medios de comunicación. Aquí las familias venían porque a una media hora, hacia Huixzilapa estaba la estación del tren, del ferrocarril, entonces ahí es donde se movían mucho las mercancías, productos del campo y, si mal no recuerdo, mi papá me comentó que en 1940, 1945, fue en ese tiempo que se construyó la carretera, donde incluso él trabajó. Entonces eso le vino a dar un auge a la alfarería de aquí, un auge de ventas, auge de producción. (Instructor Cesder Moisés Ramírez Zambrano)

El plomo, el barro, el oficio

Originalmente, el plomo no lo vendían como lo conocemos ahora, sino que lo vendían en terrones, y tenían que molerlo con metate. Y entonces, por ejemplo, el barro también lo molían con “manzo”, con un palo, azotándolo. De eso me contaba una anécdota mi mamá, me decía: “nosotros azotándolo con un palo para que se muela el barro, pues todavía no venía esa forma de moler el barro con los animales, por eso los burros se estaban riendo de nosotros, porque duro con el palo y ellos nos estaban viendo”. Con el tiempo a alguien se le ocurrió amarrar al burro y moler el barro como trapiche, uno tenía que estar dando vueltas con los burros, girando casi todo el día. Eso tardó mucho tiempo. De hecho, los molinos de barro ¿que tiempo tendrán…? unos quince años. Los molinos de barro, ahora también hay batidoras. Antes se hacía todo a pulmón, preparar el barro húmedo a mano. Entonces no tiene mucho tiempo que se implementaron esas cosas, que de alguna manera vino a representar una gran ayuda para el trabajo.
Mi abuelo, el papá de mi mamá, por ejemplo, ya trabajaba mucho la teja; ahorita actualmente la zona tejera está en una comunidad que se llama La Libertad, del municipio de Zacapoaxtla, eso y ladrillos de construcción. Aquí hace mucho que ya no se hace. Se viene entonces una serie de problemas de la agricultura, que la sequía, el bajo costo del producto, entonces se ve un repunte en la alfarería, porque para aprender la alfarería, de la forma en que se viene trabajando, no requiere de mucho tiempo. Es como en la escuela, aunque no me digan cómo se maneja la computadora, el simple hecho de estar viendo aprende uno, de manera incipiente, pero aprende uno algo, y en el momento en que tengo oportunidad pues voy a hacerlo yo mismo. Así es la alfarería, los muchachos no se instruían, se ocupaban en la alfarería directamente: “llévate las cazuelas para allá, limpia acá, arrímame la leña”, todo eso, pues así aprendí yo y mucha gente. (Instructor Cesder Moisés Ramírez Zambrano)

Los loceros

De de 1950 para acá ya empezaron a haber muchos dedicados a la loza, hasta que se extendió. De aquí se iban a Huixilapa, donde pasaba el ferrocarril. Ya empezó a evolucionar, empezaron a haber viajeros porque la loza la compraban los de Zautla, un señor que se llamaba Francisco Posada y así, eran poquitos, ya en el 52 empezó a haber más y ahorita ya es la mayoría la que se dedica a la loza, que ahora llega a Tijuana, Tabasco, Veracruz.
Ya en estos periodos fue cuando empezaron a haber comités, ya hubo apoyos del gobierno, trabajaban rústicamente, nomás tenían su hornito y el barro lo molían con mulitas o azotando el barro, la greta la molían en el metate. Y así fue cuando ya empezaron a apoyarlos con molinos para el barro, las tarrajas y quemadores. Económicamente la loza ha sido muy benéfica para el pueblo, con la carretera sirvió mucho. Compran en el camino, se lleva rápidamente. (Ex presidente Auxiliar Juvencio Ramírez)

Sólo cazuelas

Hace treinta años se hacían puras cazuelas y ollas, puro utensilio de cocina, de ahí no pasábamos. Ahora a estas alturas, ya hacemos piezas de ornato, como los hongos, jarrones de tres, de pared, de barro, lagartijas, ardillas, todo eso ya es de ahora hace poco, pero hace treinta años, prácticamente cazuelas y ollas. (Alfarero Juan Ramírez)

Por Belice

Nosotros anduvimos por Belice, con mi hermano anduvimos por allá en 1968, anduvimos por ahí trabajando, estábamos muy jóvenes. En ese tiempo cargábamos en un camión alquilado. No como antes, que era en burritos, cuando íbamos a Zaragoza. En aquel tiempo se llevaban dos docenas en burritos. Pero todo va cambiando. Nosotros viajamos a Yucatán, hasta don Juvencio fue al primer viaje a Yucatán, a Mérida, como en 1959.
Nosotros viajamos mucho, y nunca hemos cambiado del oficio de la alfarería. Antes vendíamos aquí cerquita, ya después fueron don Juvencio y mi papá los que empezaron a viajar más lejos, dos o tres veces a Mérida. Yo fui hasta el último, ellos ya habían conocido cómo andar. Entonces después de que don Juvencio ya no viajó lo hice yo, fue cuando terminamos por Belice, llegamos a Chetumal y terminamos del otro lado. Fue en 1968, pasamos fácil a Belice, fuimos a migración y pagamos un permiso provisional, pagamos los impuestos y fuimos bien recibidos allá, la gente era amable, llegamos a pueblos y pueblos, hasta Belice; regresábamos vacíos, traíamos dinero. Antes teníamos que empacar la loza, teníamos que amarrar bultos. (Alfarero Bernardo Arriaga Degollado)

El Archivo Histórico

La carretera marca un antes y un después en la vida de San Miguel. De pronto resultaba un lugar importante, estratégico, privilegiado aún a costa de la cabecera municipal. En 1949 fueron disgregados de la parroquia de Zautla el pueblo de San Miguel Tenextatiloyan, Chilapa y La Rosa, la colonia de San Rafael y la hacienda de Mazapa, según el decreto del arzobispo Don José Ignacio Márquez, quedando finalmente constituida en dos pueblos, una hacienda, 16 rancherías y dos colonias.16 Hay para este momento diferentes versiones sobre el tamaño y la importancia de San Miguel. Una de ellas, sin embargo, es irrefutable, pues se trata de censos de población hechos por la propia autoridad local de 1943 a 1961, en donde se consigna el nombre, la edad y el oficio de cada habitante de la Primera Sección de San Miguel Tenextatiloyan, firmadas por el señor Tomás Posadas y muy esclarecedoras sobre las dimensiones de la población. En resumen, indican:17

Año
Habitantes
Familias
1943
610
124
1944
633
124
1945
659
----
1946
677
110
1948
688
116
1951
745
134
1956
603
112
1961
580
129

En el Archivo histórico de la Junta Auxiliar de de San Miguel Tenextatioloyan, por desgracia en condiciones poco adecuadas a su importancia, hay una cantidad de historias sociales y particulares que la autoridad se veía precisada a recibir por parte de la gente. Algunos casos notables, como el de la señora Micaila, hija natural de Jacinto Flores que el 14 de febrero de 1944 “murió de ansiedad” a los 120 años de edad; es decir, doña Micaila había nacido en 1824 y le dio tiempo de ser contemporánea de la firma de la Independencia de México, la Reforma juarista, la invasión francesa, todo el Porfiriato, la Revolución y todavía pudo atestiguar el Cardenismo y la Segunda Guerra Mundial. Toda una vida y más allá.18 En el censo de 1944 se consigna la vecindad en San Miguel de un señor de 39 años, Juan Álvarez, de ocupación santero.19 Los expedientes, que en realidad son pilas de documentos amarradas con mecate, no tienen un orden cronológico ni temático. Está, por ejemplo, la referencia a “un pequeño mercadito” construido en 1928 que el ciclón de 1944 destruyó por completo. En ese predio, muchos años después, el 9 de septiembre de 1960, se informa que se construyeron oficinas públicas.20

Es en estos años cuando un grupo de hombres progresistas deciden cambiar la fisonomía y las propias aspiraciones de San Miguel. La población crecía y las precariedades urbanas comenzaron a dar de sí. Era urgente cierto ordenamiento que le diera un nuevo rostro a un pueblote que por el momento carecía de la más elemental urbanidad: las casas disgregadas entre los barrancos, drenajes abiertos por aquí y por allá, bares, delincuencia, inseguridad.


Gente violenta

Si había mucha gente todavía muy violenta. Yo de chiquillo oía que decían que por ahí había gente que se disfrazaba, de mujer inclusive, y se iba por la salida, por las colonias y por ahí agarraban a las mujeres, las violaban. Se comentaba eso. Yo era chiquillo. Entonces había barrancos que tenían que atravesar por un tronco de madera. (Presidente Auxiliar de San Miguel Tenextatiloyan, Bulmaro Iglecias Contreras)

En la presidencia auxiliar de don Federico Bonilla en 1959 se crea el Comité pro-electrificación que anduvo recaudando dinero para llevarlo “a un banco de la ciudad de Puebla”.21 En otro documento del 11 de noviembre de 1960, se pide al ciudadano Filiberto Contreras que haga el favor de acarrear los postes de la luz.22 Y ya entrados en gastos, se solicita a la Dirección de Correos el 11 de octubre de 1960 instalar en San Miguel una agencia postal, toda vez que la importancia del pueblo ha crecido mucho, al grado de contar con “3 500 habitantes, 650 familias y tres escuelas rurales”, se argumentaba en el escrito.23 Acá entre nos el pueblo no había crecido tanto, en una de las listas vecinales de ese año se consignan con nombre, edad y oficio unos setecientos habitantes en la Primera Sección de San Miguel, pero era necesario impresionar a las autoridades porque la necesidad de un correo era verdadera. La flamante carretera traía gente nueva, visitantes de ocasión, compradores de loza. Para las fiestas patronales de ese año se autoriza a la compañía “Atracciones Castañeda” instalar juegos de feria del 27 de agosto al 22 de septiembre de 1960. Y en otras urgentes comunicaciones, se pide a la Secretaría de Salubridad y Asistencia que inspeccione las instalaciones del “nuevo panteón” para ponerlo a funcionar.24

Por lo pronto, la comisión organizadora de la XVII Gran Feria de Teziutlán de 1960 hace una atenta invitación a los alfareros de San Miguel a exhibir sus “artefactos de barro, de los que son artistas sus fabricantes” en los modernos stand de la feria.

A pesar de tanto entusiasmo, las cosas no eran sencillas para las autoridades y los vecinos de San Miguel. Una prioridad era la apertura de calles, pues la fisonomía del pueblo estaba marcada por pequeñas veredas, cañadas y barrancos, entre las que estaban casas por aquí y por allá. Vino un presidente auxiliar dispuesto a cambiar las cosas: no pudo, tuvo que huir de la población; luego otro y otro más. No es que se requiriera la fuerza bruta para hacer las modificaciones, sino la ley en la mano, las ordenanzas municipales que la ley otorga, la asesoría, el apoyo institucional. Y bueno, sí, unos pantalones muy bien fajados como los que tuvieron don Juvencio Ramírez y su comandante Lorenzo Iglecias Córdoba cuando asumieron la presidencia auxiliar de San Miguel en 1960.

Ordenamiento de San Miguel

Fui nombrado presidente auxiliar de 1960 a 1963. En ese tiempo, una maestra que todavía vive empezó a hablar de que era necesario solicitar la primaria y así fue como empezó. Ya después también las calles, pues aquí no había calles, sólo había dos, una que atravesaba hacia Zautla y otra cruzada. Ya con su servidor fue cuando se hicieron las calles.
Antes de eso San Miguel era un pueblo disperso, sin ley, porque había escándalos, la autoridad no podía actuar, por lo mismo de que no había bando de policía; las mujeres tenían mucho riesgo de ir a Zautla, las agarraban y las violaban. Había una policía nomás de nombre, ya cuando yo entré fue cuando se fue ordenando. Las casas estaban como cuando hay una granizada y donde cayeron los granizos ahí estaban las casas.
Antes de mí el señor Zacarías promovió el asunto con los habitantes para hacer las calles, pero la gente no lo dejó. Lo hicieron correr. Pasaron entonces don Nemesio, don Felipe Pérez y no pudieron abrir las calles, se amparaban y detenían el proceso. Todo aquí es propiedad privada. Don Nemesio ya tenía inicios de la luz, pero nunca se pudo lograr hasta que su servidor pudo hacerlo. Conmigo llegó la secundaria, la luz, las calles y la oficina de telégrafos, porque ya después de que salí de presidente vi que era necesario una oficina de telégrafos. Empecé a gestionarla en 1977 y en 1981 nos dieron los telégrafos. Zaragoza también tenía oficinas y fue muy bueno para los viajeros. Yo viajé de 1952 a 1959 y usábamos el giro telegráfico a Zaragoza. Nos beneficiaba porque así no andábamos cargados con dinero. Traíamos nuestra maleta de costales, ahí metíamos nuestro dinerito. Ya, íbamos a Zaragoza a cobrar y todo eso. Entonces hice mis trámites, fui a México a solicitar lo del telégrafo y en 1981 se inauguró la oficina. Convencí a Pedro García de que lo billetes se venían por el hilo. “¿Cómo?”, pues sí. Así era la ignorancia, le dije que se venían por el hilo y se lo creyó. (Ex presidente Auxiliar Juvencio Ramírez)

Abrir las calles a chaleco

Cómo podría hacerle para convencer a la gente de abrir las calles, lo habían intentado dos anteriores a mí y no pudieron, Juan Zacarías, el primero, lo corrieron del pueblo. Se fue a refugiar a Oriental. “¿De veras quieres abrirlas?”, me preguntó don Isidro Cambio en la Secretaría de Gobernación. Pues que sí. “Te voy a proporcionar una boleta de procedimiento sobre los predios donde dice que la propiedad por interés público se puede expropiar”, me dio la hoja y así fue como empecé a trabajar. En la junta de cabildo aprobamos de que entre nosotros mismos reuniéramos mil pesos, que era mucho, entonces ya agarramos y fuimos con los vecinos. “Permíteme ver tu escritura”, algunos sí nos enseñaban la forma, otros no. Fueron a Gobernación a preguntar si era yo cobrador o recaudador, porque estaba pidiendo las escrituras, iban a acusarme por cualquier cosa y don Isidro les decía: “¿es para beneficio de su casa o para beneficio de todos?” No, pues, para todos. “Entonces vámonos de aquí”, pues en Gobernación ya había anticipado mis intenciones. Don Isidro Cambio me dijo: “primero formula tu plan de policía y buen gobierno, después tu plan de trabajo: ¿qué es lo que vas a hacer primero?”. Primero la luz, que ya había entrado; “bueno, pues primero la luz”, luego las calles. Ya después entraría en agua. Tuve mucho apoyo del director de Gobernación, no tengo por qué negarlo, siempre me apoyó mucho.


Cárcel

No me muerdo de la lengua ni me arrepiento de nada, pero lo que hice fue para cooperación, para la luz: cárcel; lo mismo para lo de las calles, lo del agua: cárcel a quien se negara. Entonces teníamos mil pesos, cuando el más caro de los predios era de trescientos pesos: “pues te vamos a dar mil pesos, dejas que se abra la calle”. Y así fue como se abrieron. Empecé con la calle que tenía terrenos muy bonitos, eran de mi suegro. Fui y la hablé, “oiga don Miguelito, pues la cosa está así”. Don Miguel Esteban aceptó. Y ya, los vecinos vieron que la cosa iba en serio, “si así le ha ido a su suegro, cómo nos va ir a nosotros”. Y así fue, ya después fue ponerle nombre a las calles, “¿qué les parece que les pongamos el nombre de los Niños Héroes?”, solamente hay una calle que se llama Miguel Hidalgo, la otra Morelos y ya, los Niños Héroes.
Ahorita ya llevamos casi dos periodos en paz, no hay desórdenes serios. Antes robaban, nada grande, pero sí pollitos, mazorca. Era un pueblo sin ley. Ahí venían de Los Oyameles, otros de Zaragoza, agarraron a San Miguel de panchanga, porque había tres casas donde había rocolas. Venían y hacían sus desórdenes. Entonces ya hubo autoridades que le echaron ganas, se fueron adoquinando las calles, porque al principio era un lodazal y no se podía caminar bien, sólo una calle estaba empedrada.
Ya últimamente yo me jubilé en el telégrafo, gracias al director que me nombró como mensajero, como se dio cuenta que subía y bajaba, que fui a México y gestioné lo de la secundaria y el kínder, que se abrieron después de que salí de presidente, me nombran como presidente de padres de familia y fue que pude promover lo de la secundaria y luego lo del kinder. Y fue como me quedé como mensajero y estuve trabajando 27 años, no cumplí los treinta años porque me salí por mi enfermedad, porque era del corazón. (Ex presidente Auxiliar Juvencio Ramírez)

Las calles de mi esposo

A mi esposo (Juvencio Ramírez), cuando abrió las calles de San Miguel, no lo quisieron, lo querían quemar. No, le digo, fue bien valiente para todo. Luego le decía yo: ya no vayas, mira cómo te amenazan. “No –decía-, si me muero es por mi pueblo”. Otros señores de esa calle también se negaban. Fue bien peligroso abrir. “¡El primer señor que se pare aquí para machetear mi pared aquí se muere!” Y dice mi esposo: “órale, vámonos, yo voy adelante, si en verdad van a machetear, yo seré el primero”. Y ahí van. Y empezaron y órale, “yo voy a dar el primer trancazo, órale, y luego los demás”. Gracias a Dios. Los otros de por allá igual, unos señores que eran muy groseros, toda la gente les tenía miedo. ¡Uy! Y ya va y les dice: “no, voy a hablar primero con el hijo”, porque el papá no quería, “voy a hablar con el hijo y a ver qué me dice, si no está de acuerdo de todos modos vamos a abrir”. Y no, como dicen, hablando se entienden las personas. Empezaron a platicar y todo, y al rato, no que, “estoy de acuerdo”, abrieron la calle y luego otra y luego todas. (Comerciante Cirila Esteban Méndez)

Por fin agua

Nuestro sistema del agua venía de Acuaco, pero llegaba el sobrante después de alimentar toda la red. Todos se surtían y aquí arriba siempre faltaba el agua. Fui a gobernación y pregunté cómo hacerle y me dijeron que estaba mal. “El agua tiene que llegar por gravedad, por lo que hay que poner un tanque de agua arriba”. ¿Que jurisdicción tienen? No, pues, Acuaco y Acuaco pertenece a Zaragoza. “No, pues no está permitido”, que quién sabe cuánto. El ingeniero hidráulico que vino nos pidió 350 pesos en ese tiempo, pero abrieron más abajo, toparon con una roca y ya no pudieron. Ahí se quedó. No, pues, que es allá donde deben perforar. El tesorero de mi presidencia solicitó perforar hasta allá abajo, pero se acabó mi periodo y lo dejamos comprometido. Ya, los que siguieron hicieron la perforación y encontraron mucha agua ya con eso se llenaron bien los depósitos. (Ex presidente Auxiliar Juvencio Ramírez)

Estaba empedrado

Cuando yo era chica San Miguel estaba con pura piedra, las calles eran empedradas, le buscaban la forma y estaba bien parejito, nada de hoyos, como hoy, que hay baches, nada, bien bonito. Hace como nueve años todavía estaban empedradas. (Comerciante Irma Ruiz Ruiz)

Llegamos a la historia moderna de San Miguel Tenextatiloyan, con sus propios problemas. Abrir las calles, contar con agua, luz, telégrafos y tener una flamante carretera era muy importante pero no suficiente. Ahora era necesario traer negocios al pueblo porque no había nada. Es decir, San Miguel había crecido para convertirse en la principal ciudad del municipio, pero seguía siendo un pueblote donde era imposible encontrar un kilo de tortillas, un cubito de caldo de pollo o un vasito de crema para comer con plátanos al mediodía, mucho menos un pastel para el cumpleaños de los niños o para el diez de mayo a la mamá.

En los noventa no había nada

Yo tengo 18 años en San Miguel, aquí me casé. Regresé de diecisiete años en 1993, cuando vine a conocer acá, me trajeron mis padres y entonces regresé y me casé. Cuando yo me casé con mi esposo aquí no había ni pastelería ni rosticería; una panadería sí, pero muy poquito. Teníamos que ir por un pollo rostizado hasta Zaragoza, o un pastelito de un cumpleaños o así, hasta Zaragoza; me acuerdo que ahí venía yo aplastando el pastel en el taxi. Ahora ya hay pastelería, rosticería, ya hay más cosas; por lo menos antes no encontrábamos una cremita aquí, comprar un vasito de crema había que ir hasta Zaragoza o hasta Libres, ni mantequilla, ni jamón, ni nada. (Madre de familia Angelina Zacarías Allende)

La primera tortillería

Bueno, ahorita ya hay oportunidad de que quiero hacer una comidita rápido, ya voy a traer el pollo y todo, pero más antes no, teníamos que tener el pollo; si queremos comer pollo hay que matar uno, porque aquí no había en ninguna parte cómo comprar pollo. Marranitos sí, más o menos se podían comprar, pero de pollo nada. Ahora, luego que mi esposo estaba en la presidencia me mandaba decir: “prepara comida para tantas personas que vienen”. Pues ni modo, a matar un pollo y a malpasar. Ya no me tocó tanto porque ya había un molinito. Ya, ahí vamos al molino corriendo y a hacer tortillas, porque no había ni tortillería. Pero todavía había que poner el nixtamal con cal, lavarlo y hacer la masa. Y antes de hacer comida, a hacer tortillas. Con todo eso vimos que hacía falta la tortilla. Por eso dice mi esposo, como vendía yo comida: “ya no te das abasto con la tortilla, qué te parece si vamos a traer una tortillería”. Pues órale, fuimos a traer una, pero de petróleo. Era una lata porque era muy trabajosa. Y bueno, encargaban tortilla: que diez kilos, veinte kilos, pues ya nos cansábamos de estarle dando, porque todo era manual. Y un día que me dice: “vas a comprar algo en Tlatlauqui para el 10 de mayo”. Bueno, ahí voy, y ahí me quedé viendo una tortillería que ya era automática. ¡Que maravilla, salen solitas las tortillas! Que llego y que le platico, le digo: ¿por qué no compramos una máquina como la que vi en Tlatlauqui, bien bonita? Y un día que me dice “vamos a Puebla”. Órale. Fuimos a ver a Celorio, que todavía trabajaba, ahora quién sabe. Y vamos a ver allí las tortillerías ¿llevamos una?, pues sí. Ya, preguntamos, teníamos un compadre que se llamaba Leonel Castañeda, lo fuimos a ver porque también era de tortillería: ¿qué le parece que compremos una tortillería como la que tiene? “Pues vamos a ver allí a Celorio”. Ya, fuimos y ya me dice mi esposo “¿cuál te gusta?” Ay, pues ésta. “Bueno, dice mi compadre, pues yo la verdad la compraría”. Pero no trajimos dinero, nomás venimos a ver. Y dicen los señores Celorio: “llévesela, aquí está su compadre, que es conocido, ya nos dio un número de teléfono y todo, así que llévenselo, escombren y tomen las medidas de donde se va a colocar, y preparen sus tanques de gas y órale. Ahí va dentro de tres días”. Ya, luego luego nos venimos y cambiamos aquí esto, pusimos rápido unas cortinas, escombramos todo y ya, ya salió. A los tres días ahí está. Ya la trajeron, la pusieron y ya. “Ahora vas a trabajar, ven a ver cómo se hace”. Ya, me dejaron enseñado todo. No, pues es una maravilla, le digo a mi esposo: ya no me canso. Y ya, empezamos a vender. La gente feliz de tener una tortillería. Las mujeres. Una maravilla. (Comerciante Cirila Esteban Méndez)


Madre moderna

Yo tuve cuatro hijos. Aquí, lo que se necesita más, o yo siempre veo, es tener un buen hospital, unas buenas universidades para que los hijos no se vayan lejos a estudiar. Porque me costó para que mis hijos fueran a estudiar hasta Puebla. Entonces sí se carece, aunque está la de Tezuitlán, pero nos les gusta, porque… usted sabe cómo son. “Yo voy a Puebla”. Tengo un hijo en Estados Unidos, se casó, se vino acá, tiene su casa y su esposa, anda trabajando de maestro; mis otros dos hijos son maestros, uno trabaja aquí por Zautla y el otro trabaja en Chilapa, ellos van y vienen diario, traen su carro cada quien. Diario están acá. Y mi hija la chica, que vive conmigo y que tal vez estudie algo.
Mis hijos crecieron sanos, crecieron bien. Ya ahora en la época que estamos, pues sí. Antes sí, pasa el tiempo, sufrieron bastante, pero ahora les digo yo: sufres porque no quieres trabajar, pero si yo trabajo voy a tener todo, siempre les he inculcado eso, el trabajo. El esfuerzo, ajá. (Comerciante Irma Ruiz Ruiz)

En fin, la vida ha seguido en San Miguel, con algunas pérdidas en las tradiciones, pero con muchas ganancias en la calidad de vida de la población. Los padrinos ya no son lo que antes; los días de muertos ni hablar, qué esperanzas que los muchachos de hoy sean como los de antes. No señor, pero qué bonito es mi pueblo. ¡Cómo quiero a San Miguel!

Era muy bonito

Y le digo a usted: era muy bonito, pero ahora ya se perdió. Ya no se hace como se hacía, ni la feria, ni nada; se hacían plazas grandes, pero ahora ya no. Ya todo se acababa, ya casi nadie compra. Antes las tiendas llenas de gente, veladoras, textiles, todo lo que se ocupa, pero ahora ya no. (Comerciante Cirila Esteban Méndez)

Costumbres

Y sí, la gente, algo que yo he notado, antes la gente se daba la mano para saludarse, y se encontraba uno a una persona mayor, se quitaba uno el sombrero para saludar.  Pero de San Miguel me gusta todo, aquí me acabé de formar, aquí me hice consciente de lo que es la vida. Aquí conozco a todos, y aquí, una cosa muy rara, que usté lo ha de notar, aquí no se pierde nada, puede usted dejar su carro y nada, claro, lo tiene usté que cerrar. Si algo pasa, es por gente de afuera… (Comerciante de loza Salomón Contreras)

La imagen del pueblo

Nosotros lo que hasta ahorita hemos tenido información es que están haciendo estudios de qué manera pudiera mejorar la imagen del pueblo, porque de hecho sí de seis años para acá ha habido muchos cambios, pero todavía le falta mucho al pueblo, mejorarlo no, pues entonces en ese aspecto del proyecto que tiene de cambiar las calles y todo eso, pues a quién no le gustaría, qué bueno que se hiciera aquí en el pueblo para darle otra imagen. Afortunadamente ya se hicieron algunas cosas las estufas ecológicas, eso sí se ve el beneficio inmediatamente, las estufas están dando buen rendimiento, se ahorran combustibles, se evita estar inhalando humos y es favorable para a salud. Pues yo siento que tenemos esa, hasta ahorita, esa suerte de que hayan puesto los ojos aquí en San Miguel y ojalá todos esos proyectos se hicieran realidad, porque se oyen muy bonitos, los proyectos y todo, y lo bueno seria hacerlo realidad, ojalá se pudiera. Quién no estaría dispuesto a recibir ese beneficio. A mi me dijeron que se iban a hacer una serie de cosas para mejorar, pero hasta ahí estamos. (Presidente Auxiliar de San Miguel Tenextatiloyan, Bulmaro Iglecias Contreras)

Yo vivo muy tranquilo

Porque como dicen, ni tanto humo al santo ni tanto que se encabrone el santo…  Ya no quieren que lo quemen. Yo vivo muy tranquilo con el pueblo de San Miguel, y mucho más con mi patrón de San Miguel, el santo principal de nuestro templo, y yo vivo agradecido con San Miguel, en este lugar tan sagrado, porque no en todos los pueblos hay la materia del barro, no sé por qué mi destino fue nacer en San Miguel. Me incliné al material para enseñarme a trabajar y me ha gustado, y con el tiempo que estoy viviendo pienso que ya no hay otra por qué cambiar, ni el gobierno me va a dar trabajo, ni la empresa me va a dar trabajo porque no voy a rendir lo que un hombre de veinte años.
Yo vivo muy agradecido porque con estas cazuelas de barro he ido a conocer otros pueblos y ciudades. En 1960 fui a Monterrey, en 1961 fui a Nuevo Laredo, a Matamoros, y allá por 1948 fui a conocer a Minatitlán, a Coatzacoalcos, a Tabasco, Cárdenas, pero gracias a las cazuelas, gracias a los jarros de barro, rancheando, gritando como todo un comerciante calle por calle, para ganarme un centavito para venirme a vestir y mantener a mi familia, ayudar a mis hijos, tenerlos en la escuela; ya que mis hijos estudiaron, ya he descansado, ellos ya son hombres igual que yo, y a hoy en día ellos viven en la ciudad de México. (Alfarero Fortino Alcántara)

Citas

16) Evodio Aguilar Cabildo, Resumen histórico y geográfico de Pinahuizapan, Zautla, Puebla, México, 2003, pp. 62-63 del Inventario del Archivo Parroquial del Arzobispado de Puebla, Santiago Apóstol Zautla, Puebla.
17) Censos manuscritos de diversos años entre 1943 y 1961, Archivo histórico de la Junta Auxiliar de San Miguel Tenextatiloyan, legajo s/n.
18) Paquete s/n y sin referencia del Archivo Histórico de la Junta Auxiliar de
San Miguel Tenextatiloyan.
19) Paquete s/n y sin referencia del Archivo Histórico de la Junta Auxiliar de
San Miguel Tenextatiloyan.
20) Oficio núm. 91 al Director de Gobernación, del 9 de septiembre de 1960, le informa que en 1959 se construyeron oficinas públicas en ese lugar. Firma Juvencio Ramírez Salvador, presidente auxiliar.
21) Acta del 1 de diciembre de 1959 del Comité pro-electrificación, Presidente del comité: Eufrosino Ramírez; Presidente Auxiliar, Federico Bonilla. Archivo Histórico de la Junta Auxiliar de San Miguel Tenextatiloyan.
22) Oficio 129 del 11 de noviembre de 1960. Archivo Histórico de la Junta
Auxiliar de San Miguel Tenextatiloyan.
23) Oficio s/n del 11 de octubre de 1960 donde se solicita al Director general de Correos una agencia para la comunidad. Archivo Histórico de la Junta Auxiliar de San Miguel Tenextatiloyan.
24) Sobre el nuevo panteón, Oficio 54005/196 del 13 de julio de 1960, Archivo Histórico de la Junta Auxiliar de San Miguel Tenextatiloyan. 


*El maestro alfarero Fortino Alcántara entrevistado y transcrito por Sergio Mastretta.
**Todas las fotografías –excepto las ilustraciones históricas– tomadas en Tenextatiloyan en ocasión de aquellos afanes.
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