domingo, 26 de septiembre de 2010

Mendizábal y la historia

Miguel Othón de Mendizábal tiene un objetivo cuando se interesa en la historia prehispánica de América: demostrar que todos los pueblos indígenas que la formaron proceden de un origen común, buscando impulsar una idea nacional consistente para que los mexicanos –y el resto de los pueblos de América- se formen “un juicio integral” de lo que fueron, “para saber lo que son y hacia dónde se dirigen”.

Según él, los resortes ocultos que mueven la política y las pugnas sociales se encuentran ahí, así como los orígenes de las pasiones colectivas, de los vicios y de las virtudes tradicionales, y al no poder esperar a que se realicen obras completas de información científica, por la sencilla razón de que no hay muchos interesados en hacerlas, ni en los institutos nacionales tan desprovistos de recursos, ni de parte de los extranjeros por sus tendencias “meramente especulativas”, tendrán esos pueblos que emprender el análisis de su vida prehispánica, colonial y nacional con los elementos con que cuenten, buenos o malos.

Lo importante en la reflexión de Mendizábal, creo, es que nunca quitó el dedo del renglón en el sentido de equiparar la parte originaria y la española en el mexicano, y emprender un “análisis de su vida” y de su historia. Le corresponde a los pueblos originarios realizarlo, pero… ¿no les podremos echar una ayudadita?, reflexionó.

Mendizábal insiste en que es urgente que los gobernantes, profesores, legisladores y profesionales “que no son especialistas en asuntos indígenas”, así como el pueblo en general, tengan a su alcance “síntesis orientadoras, más o menos discretas, aún cuando desde el punto de vista científico esta labor parezca prematura”.

Para eso se lanza él mismo a tratar, aunque sea, de organizar esa posible síntesis que instruya a los habitantes de México sobre su pasado prehispánico, que ayude a entender la realidad actual de los pueblos indígenas del país. Con un solo objetivo: la participación de todas las clases sociales a favor del bienestar nacional. La indiferencia de las autoridades indigenistas a la publicación de su obra no pudo ser producto del azar, o el olvido, a pesar de que lo que afirman connotados funcionarios como Gonzalo Aguirre Beltrán para justificar su omisión en las publicaciones oficiales. Dice don Gonzalo en su Obra Polémica: “Miguel Othón no es un olvidado. Sus obras completas se publicaron en seis volúmenes, disponibles en las bibliotecas especializadas de país”. Lo que no dice es después de aquella edición de 1947, pagada por sus amigos, nunca se volvieron a editar, ni a difundir sus reflexiones críticas, a excepción de su trabajo sobre la influencia de la sal en el poblamiento de América.

Lo cierto es que Mendizábal, con sus sencillas ideas, pisó los callos más grandes y apestosos de la visión hispanista prevaleciente en el Instituto Nacional Indigenista, que a la sazón rezaba: “no hay nada qué conocerles. Fueron y son los mismo pueblos harapientos que hoy reconocemos”.

Bibliografía:

Mendizábal Miguel Othón, Obras completas, Tomo II, México, 1947, p. 10
Aguirre Beltrán, Gonzalo, Obra Polémica, FCE, 1992, p. 191

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