jueves, 19 de octubre de 2017

La lengua indígena como primera lengua

En la comunidad de Santa María Zacatepec encontramos a la etnia tacuate, de origen mixteco que se estableció en esta zona en el año 357 D.C., entre los ríos Atoyaquillo y Reforma. El municipio se localiza en la parte suroeste del estado de Oaxaca,  a 340  metros sobre el nivel del mar; un cartel en la carretera anuncia la “Entrada a la costa chica”. En el camino, de aspecto tropical, abundan los árboles de mango, mamey y aguacate, aunque otra información indica la existencia de sandía, melón, pepino, jamaica, cacahuate, jitomate, calabaza, anona, chirimoyas, guayabas, limón y coco, además de cosechar con éxito maíz, fríjol y chile.

Para llegar a Santa María Zacatepec, después de haber cruzado la alta zona triqui con sus fantasmales comunidades clausuradas, se arriba a la última ciudad de la región, antes de la costa, que es Putla de Guerrero. De ahí se va en carretera a San Marcos Cogulito, se pasa Santa Rosa, el Llano la Plaza, Mesones y por fin, tras algunas horas, se arriba a Zacatepec.

La fuerte migración a los Estados Unidos repercute en una arquitectura urbana contrastante: el pasado de adobe y el presente de mármol; costumbres férreas en el control de la velocidad de automóviles, pulcritud y orden. Una tejedora de palma teje un chiquihuite en la puerta de su domicilio; hay una indiferente cantidad de mangos tirados en un árbol de al lado; unos niños juegan mientras esperan la cosecha de la codiciada chicatana, la enorme hormiga comestible. Todo parece parte de un paraíso aquí, menos el calor.

En un salón que elegimos lejos del ruidoso recreo de los niños, entrevisté a la Profesora María Elena López López; más tarde, con los niños dentro de sus salones, pude entrevistar a la maestra de educación especial Clara Pascual García, que por nuestra presencia se ataviaron con los hermosos vestidos bordados de la etnia tacuate que usan lo mismo las mujeres que los hombres.


17 de junio de 2011

Centro de Educación Preescolar “Lic. Benito Juárez” de Santa María Zacatepec, Oax.
Prof. María Elena López

Mi nombre es María Elena López López, directora del Centro de Educación Preescolar “Lic. Benito Juárez” que está ubicado en la localidad de Santa María Zacatepec. Actualmente dirijo a cinco compañeros docentes y personal de apoyo. Al inicio del ciclo escolar no contábamos con ese personal porque, dada la problemática que hay en la región triqui, los compañeros que tienen esa clave desafortunadamente son de esa región. Y por tal motivo los compañeros se tuvieron que ir a otra parte para cuidar su seguridad. Y es así como esta escuela se queda sin ese personal de apoyo. Tuvimos que gestionar ante la Jefatura de Zona y afortunadamente la maestra Clara, que vivió esa situación en la región triqui, estaba a disposición de la jefatura y pudo venir aquí.


Nosotros decimos que somos afortunados, pues por sus características y todo el conocimiento que tiene la compañera, podemos atender a los alumnos de esta escuela que presentan diferentes problemas. Entonces hicimos un estudio, un cronograma de trabajo que diseñamos para que el niño que presenta ceguera total tuviera atención en la mañana, mientras que los niños que tienen problemas de lenguaje, que tienen problemas de hipoacusia y otros, los trabajáramos en la tarde. Y es así como se diseñó el plan de trabajo con la maestra; pero en sí, todos somos un cuerpo colegiado de trabajadores que está aquí en escuela, que cuenta actualmente con ciento ocho alumnos. Podemos tener más, son los padres de familia conscientes los que mandan a sus hijos, conscientes en el sentido de que es de ellos la responsabilidad de enviarlos. Yo puedo ir casa por casa, pero los padres conscientes son los que mandan a sus hijos.

Soy directora comisionada, porque no contamos con la clave de directora, así estamos desempeñando nuestra función ahorita, llevamos dos años. Yo llegué a este plantel hace diecisiete años. Y entonces, como ve, ahorita apenas remodelamos la plaza cívica, dejamos todo diseñado para hacer el techado de la plaza y estamos haciendo todo el trabajo que nos toca. Mi trabajo como directora es ir ante las instancias a gestionar todo para que el servicio que se les de a los niños sea más o menos de calidad, así hemos tenido el apoyo por parte de la presidencia municipal. Créame que hace un año el preescolar tenía muchos problemas, porque esta escuela tiene más de veintiocho años que se construyó. Hace apenas dos años, con el programa de “Mejores escuelas” por parte del gobierno federal, se hizo el techo. Esta escuela tenía láminas que, por el tipo de clima de esta región, desde la primera vez debieron de pensar en eso. Entonces ¡se imagina cuántos años sufrieron estos niños y sufrimos nosotros!, porque era un horno, por eso es que a cada salón se le tuvo que dar su ventilador, porque no era suficiente.

El principal obstáculo es la economía en la que nosotros nos encontramos. Es la economía, porque aquí los padres de familia nos apoyan con ciento veinte pesos para la compra de útiles, de los materiales didácticos de los niños. Y eso que nosotros reciclamos otros materiales, las semillas, todo lo que hay en la región. Tratamos de ir compartiendo esos materiales. A veces los tequios (trabajo comunitario) generan muchos problemas, hay papás que afortunadamente son muy responsables y hay otros que en ningún tequio nos apoyan. Hacemos uno por lo menos cada cinco meses, cada tres meses, de acuerdo a cómo están las necesidades de la escuela. Y lo otro aquí es que la asociación de padres de familia sí nos apoya, a veces, nada más que hay que buscarlos para que ellos nos vengan a visitar. Insistir un poco. A veces las mamás que forman parte del comité, como observa ahorita, vienen a dejarles sus tacos a los niños y aprovechan para estar en contacto con nosotras. Pero, pues no, qué más quisiéramos que todos estuvieran al pendiente, comprometidos. Es una característica de esta región, porque yo al menos también vengo de comunidades, de una localidad indígena.

Bueno, las raíces de los tacuates vienen de los mixtecos, son mixtecos, pero se quieren desligar un poco de los mixtecos, entonces ellos se dan a conocer como tacuates. Los tacuates son de esta región, y sí hay una diferencia entre ellos y los mixtecos. Los mixtecos son la raíz de ambas lenguas. Déjeme aclarar que en este centro de educación preescolar asisten niños bilingües que dominan las dos lenguas: el tacuate, el español; monolingües en español y monolingües en tacuate. Y es por eso que le digo que hay esa diversidad y afortunadamente los papás lo han entendido. A veces, a los papás que denominamos mestizos, también nos dan el apoyo. 


Esta ropa bordada la confeccionan las madres de familia de nuestros niños. Es el atuendo tacuate ¿bonito, verdad? Al principio como que las mamás no se interesaban mucho en cómo ayudar en la economía de la familia, pero a raíz de que la escuela impulsa el uniforme de los niños, que es el traje tradicional de los tacuates como tal, cambiaron su actitud. Lo usamos todos los lunes, en todos los eventos en los que nosotros participamos en la localidad y en otras celebraciones. Aquí hay cinco escuelas primarias, cinco centros de educación preescolar, dos son bilingües y otras tres son jardín de niños. Nuestra escuela y la escuela primaria “Ricardo Flores Magón” nos hemos identificado, nos hemos caracterizado orgullosamente con nuestro uniforme. En los programas de clausura nos identificamos con nuestro uniforme; no hay vals, no hay todo el protocolo que usted puede ver en otras instituciones, porque aquí el que luce es nuestro uniforme. Llevamos 17 años, nos costó convencer a los padres de familia para identificarnos con este uniforme, hasta que se quedó.  Y le digo que me siento muy orgullosa porque yo formé parte de esas maestras que tuvieron la idea; como maestra de grupo, tuve que brigadear mamá por mamá. Entonces es un sello original que nosotros tenemos en esta escuela, nos identifican por nuestro uniforme. Nos identifican así y orgullosamente: “son de la Benito Juárez”; “es la bilíngüe”, dicen. Y yo les digo a mis compañeras que, al principio, como que sí nos sentíamos decaídas, pero cuando nuestros mismos alumnos dan un paso gigantesco al portarlo orgullosamente, todo cambió. Puedo decir que, actualmente, los que fueron mis alumnos ya son maestros, son licenciados, son arquitectos. He visto que han trascendido; entonces digo, bueno, hemos trascendido y qué bueno que los padres que han confiado en nuestro nivel ahí están.

El uniforme tacuate de los niños es un pantalón y una como camisita bordada, pero el original, el que portan los niños de la escolta, es un como calzón, bordado también, y su camisa larga larga, larguísima, que casi toca el piso, para que se pueda enrollar, y el calzón igual, para que sea el original. Tiene bordada su águila en el pecho que lo caracteriza.  Según la historia, el águila se llevó la jícara que la señora llevaba en la cabeza, y por eso se identifican con el águila.

Sí, ha sido una lucha constante, permanente, porque nosotros no solo educamos, está la televisión, que constantemente está ahí bombardeando a nuestras comunidades, está la radio y, entonces, solos, casi puedo decir que estamos aquí solos; pero como le digo, los maestros de la primaria también han retomado el uniforme de los niños, la secundaria también, el 16 de Septiembre vimos que la escolta participó con su huipil, entonces dijimos: “no estamos solos, ahora ya somos varios”.

Por los años que llevo ya me sé unas palabras, me sé unas oraciones, trato de apoyarme con mis compañeras que ya se jubilaron; es una pena, porque ellas nos ayudaban a traducir los cantos en mixteco y entonces cantábamos con los niños en mixteco. Pero desafortunadamente en esta población muchos están emigrando para Estados Unidos, se va la familia completa. Y cuando regresan, como que les imponen a sus hijos evitar la lengua, tenemos estadísticas que reflejan tristemente que casi la mitad de los niños del plantel ya no dominan la lengua. Sí la hablan, pero muy poco, la entienden apenas. Lo que hacemos nosotros es platicar con ellos. De hecho, nuestros niños en la primaria conocen el alfabeto, ese es el primer paso. El alfabeto mixteco de ñuu savi es idéntico al de los tacuates, lo único que nos diferencia son la terminología de “M-B”, porque aquí se dice “deti” al frijol, en mixteco es “nuchi”. Ocupan mucho el “M-B” y nosotros los mixtecos no tanto. Pero sí, es el primer planteamiento que hacemos con nuestros compañeros maestros en el ciclo escolar: manejar la lengua indígena como primera lengua. Entonces nosotros cantamos, hablamos, jugamos en mixteco. A un niño que es monolingüe, lógico es que la maestra tiene que enseñarle a decir: párate, “un daj”; brinca, “dábano”, para que el niño vaya socializando con sus compañeros.

Lo que más me emociona es que, por dominar mi lengua, ingresé al magisterio; por las necesidades que uno tiene, por no contar con recursos y por ser de familias muy numerosas, yo tenía siempre la iniciativa de ser maestra, porque yo decía: “cuando termine mi primaria y la secundaria estudiaré la Normal”. Y desafortunadamente, en ese trance, se implementa el bachillerato. Y entonces ya no se dio, porque ya no había las posibilidades y me quedé. Me dije: “bueno, pues tengo la otra alternativa, tengo que estudiar confección”, que era en el Programa de la Mujer Indígena, que funcionó un tiempo. Entonces llegué a la jefatura y, pues, “eres menor de edad”, 17 años. Perfecto. Entonces ya cuando cumplí los 18 dije: “ahora es cuando”. Presenté mi examen lingüístico, oral y escrito. Y el de conocimientos. Fuimos sesenta compañeros, aceptaron nada más a diez. Y la primera satisfacción es que, por dominar mi lengua estoy aquí donde estoy. Y lo segundo es que, bueno, de estos 17 años que llevamos aquí, en este centro de trabajo, nos hemos mantenido firmes y convencidos de que nuestra cultura es lo prioritario en todos los aspectos. Y lo otro es que, el poco tiempo que estoy aquí al frente de la dirección, pues he hecho bien mi trabajo. Pues yo digo que bien: gestioné ante la autoridad, está mi plaza cívica, mi jardinera, tiene otra vista mi escuela desde que yo llegué; gestioné ante la instancia gubernamental con el apoyo de Mejores Escuelas, también hemos hecho otras gestiones en Oaxaca. Y los niños, que conservan su ropa, pues también. Todos mis hijos estudiaron en este centro de educación preescolar y los pongo como ejemplo ante los demás padres. Nosotros somos mixtecos, pero al ingresar a esta escuela mis hijos fueron muy respetuosos con el uniforme, lo portaron como tal, con orgullo, portaron el calzón tacuate tradicional. En todos los años que yo llevo aquí trato de renovar mis huipiles, mi guardarropa, mi clóset está lleno de huipiles de aquí de Zacatepec.

Yo pienso que aquí lo importante es la identidad de la comunidad, la identidad propia de la comunidad, porque como le digo, podemos ir a otra localidad, pero cuando no tenemos una identidad propia, cuando no nos identificamos como tal, nos perdemos. Entonces eso es lo que nosotros tratamos de inculcarles a los niños. Su identidad.

Nuestra escuela, por ser bilíngüe, tiene muchas necesidades. Como observa, son los columpios tradicionales que se tienen, todos los juegos son tradicionales, pero nosotros quisiéramos también darles a nuestros pequeños otro tipo de juegos. Por ejemplo, un carrusel, algo que sea llamativo; o sea, hay que llevar al niño a lo que nosotros tenemos y a lo que también podemos tener. Entonces hemos tratado de buscar al diputado local de la región; también estoy lista, en el próximo periodo de vacaciones, para ir al DIF estatal. Estamos haciendo planes, porque mi interés es ahorita, ya tengo los espacios, pero faltan los juegos. Y esos juegos cuestan caro. Que pudiéramos buscar patrocinadores de esos juegos sería fabuloso, porque son cien alumnos; si yo pudiera conseguir patrocinadores de unos diez juegos sería maravilloso.

Yo me siento muy comprometida con la escuela, porque afortunadamente mi familia me ha inculcado así: querer a los niños, porque gracias a ellos tenemos nuestro salario, gracias a ellos nos vestimos.



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