En nuestra gira por los llanos zacatecanos indagando
las necesidades del sistema educativo para hijos de migrantes domésticos,
llamado Pronim, recorrimos muchos kilómetros de tierra dominados por arbustos
espinosos del municipio de Villa de Cos, en la frontera con san Luis Potosí. Abunda
ahí vegetación desértica como mezquites y gobernadora; nopal duraznillo y
cardón, huizache, cardenche y algunas palmas pegadas a las veredas donde alguna
vez bajó agua, a juzgar por los bancos de arena.
En la primaria 24 de febrero del campo agrícola El
Rey, municipio Villa de Cos, Zacatecas, las cosechas de ajo y cebolla están a punto de iniciarse a mediados de abril del año 2012. Nada en estos campos refleja los
siete años de sequía ni la polvosa realidad que transitamos apenas unos minutos
antes. No canto victoria, la necesidad brota aquí como los tallos verdes de los
ajos. Así me lo hace ver la abogada Yadira Becerra Bernal, que además estudia la
licenciatura en educación primaria en la UNIVER y hace dos años presta sus
servicios en este sistema educativo.
- Primero quiero que me diga por qué anda
por acá cuando podría andar litigando en los tribunales de la capital.
“…no sé, yo creo que cuando llegas a un lugar tan
apartado de la ciudad y tan diferente, que en
realidad no conoces, el hecho de ver los niños, ver cómo se acercan a ti
necesitados de cariño, de comprensión, de atención; el hecho de verlos cómo
sienten la alegría, te motiva hacer las cosas por ellos. Son niños migrantes
hijos de los que trabajan en los diferentes campos, en los invernaderos, otros
sembrando.
“Con los niños de la primaria la dificultad mayor es
la migración, con los niños pequeños ¿qué será?, no sé, que muchas veces los
papás no les dan el apoyo. Ni la comprensión, ni la ayuda que necesitan los
niños. El principal trabajo con ellos es que muchas veces los niños salen de
aquí, pero en su casa no se les atiende, muchas veces se quedan con sus
hermanitos, los papás trabajan todo el día. Los papás mismos lo dicen: “si no
trabajas no comes”, y muchas veces los papás prefieren trabajar todo el día
para poder comprar lo que los niños necesitan, a estar ahí con ellos. Es muy
complicado. Por ejemplo, muchas veces a los niños de primero les dejo tarea de
investigar algo, los niños todavía no leen bien, pero muchas veces los papás no
les pueden ayudar porque simplemente no saben leer.
“El año pasado sí recibíamos material ya sea papel,
monografías, lápices, cuadernos. El año pasado por lo regular cada dos o tres
meses, siempre que se necesitaba, unas cuatro veces al año, a los niños también
se les entregaban mochilas con el paquete de útiles integrado, llegaban a
través del ingeniero Platón, el coordinador, él venía y entregaba mochilas,
cuadernos, material que necesitáramos, material didáctico que igual se va
terminando poco a poco, pero sí hubo más apoyo. Este año a los niños no se les
ha entregado igual, este año, creo, solo hubo entrega de tenis, nada más, pero
fue por la gestión del año pasado que hizo el ingeniero Platón. Los dueños de
aquí no participan, los señores aquí encargados, pues nada más nos prestan el
terreno para poner las aulas, pero no, de apoyo de material o de algo,
nada. Sí los vemos cuando están
trabajando aquí, pero el señor nada más anda con sus trabajadores, no se
interesa. Un gran problema que estamos enfrentando nosotros aquí es que tenemos
alrededor de 67 niños en las tres aulas y no tenemos baño. Un solo baño no hay.
Es un problema para nosotros, principalmente para los más chiquitos, porque
iban al “tanque”, pero hace poquito nos informaron que ya no iban a dejar
entrar a los niños ahí, y pues es el problema que estamos enfrentando ahorita,
porque si ya no los dejan entrar ¿a dónde van a ir los niños? Ahora hacen sus
necesidades donde pueden, aparte de que los niños más grandes ya están en una
edad en que son adolescentes y no. Ese es el mayor problema que tenemos
aquí. Yo lo que hago con los niños del
preescolar es hacer que se acompañen, trato de no mandarlos solos, pero yo
diría que es el mayor problema que estamos enfrentando. Hemos hablado con la
empresa varias veces y nada. No es un “no” rotundo, pero es un “después”, yo
llevo trabajando dos años aquí y las compañeras ya van para el tercer año y
nada. Las aulas cuentan con dos baños cada una, pero requieren de fosa, igual
nosotros llegamos a pensar en un momento determinado hacer la fosa, pero como
las aulas no están situadas donde nos donaron el terreno para hacer la escuela,
por razones de seguridad, aquí no se puede. Nuestro terreno es aquí enfrente,
frente a la casa de salud, para llevar las aulas ahí necesitaríamos poner al
menos malla alrededor, porque pasan las camionetas y es inseguro. Aquí se hacen responsables los dueños, pero
sacándolas allá no se hacen responsables. Lo que se necesita es querer, tener
voluntad, compromiso con los niños.
“Se necesita acondicionarla, poner más aulas allá
enfrente, hacer los baños, para que los niños tengan mejores condiciones donde
estudiar. Pienso que hace falta mucho trabajo, mucho compromiso con los niños,
con el programa, falta más interés para sacar esto adelante.”
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De regreso al
polvo de los caminos no dejo de interrogarme acerca de la vocación, que no
siempre está emparejada con las oportunidades, y menos con los deseos. Lo que a
mí me gana en estas situaciones es la impotencia, porque puedo hacer muy poco
por ayudar a resolver el problema de los baños, la cerca que nadie quiere hacer
para protegerlos y poder instalar elementales baños para las decenas de
chiquillos.
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