Los mazatecos se autodenominan Ha shuta enima, que en su lengua quiere decir "los que trabajamos el monte, humildes, gente de costumbre". El origen del nombre mazateco proviene del náhuatl: mazatécatl, o "gente del venado", nombre que les fue dado por los nonoalcas debido al gran respeto que tenían por el venado.
Los Ha shuta enima viven en el estado de Oaxaca, en las regiones de la Cañada y el valle de Papaloapan-Tuxtepec; en menor número también se hallan en la Sierra Negra de Puebla. Sus poblaciones pueden ser compactas, semidispersas o dispersas, dependiendo si se localizan en pendientes o en las planicies.
La relación tradicional de los Ha shuta enima con su entorno hace referencia a los dueños de los lugares, los chicones o chiconindú, espíritus que regulan su mundo cultural; a estos espíritus se les ofrenda en barrancas, cuevas, manantiales y cerros, práctica en la que se mezclan las creencias y hábitos sobre la enfermedad y la curación, así como la relación con los espíritus ancestrales de estas tierras. El espacio de curación es un espacio religioso-sagrado.
Los Ha shuta enima utilizan una gran variedad de plantas medicinales, aunque si la enfermedad es grave llevan al enfermo con los curanderos o los médicos alópatas de la región. Existen enfermedades generadas por la envidia, el mal de ojo y la brujería, que sólo las pueden aliviar los curanderos o chamanes a través de la utilización de hongos sagrados, “semillas de la virgen”. El prestigio de algunos curanderos mazatecos, como María Sabina, tuvo alcances globales.
La pesca y la agricultura son las actividades económicas más importantes; en el embalse de la Presa Miguel Alemán se obtienen unas 5 000 toneladas anuales de tilapia. También es importante la ganadería y el cultivo de caña de azúcar. En la Sierra Mazateca la venta de fuerza de trabajo es una actividad fundamental para la reproducción social. La actividad forestal, controlada por compañías papeleras desde hace mucho tiempo, no aporta beneficios a la región.
El mundo sagrado se expresa directamente en su entorno geográfico. Nacer, morir y ser enterrado en las cercanías del lugar de nacimiento es parte del círculo sagrado que identifica al Ha shuta enima de hoy con las tradiciones que se pierden en las raíces de su tierra. La tierra es el espacio donde transita lo sagrado, donde se unen los seres del cielo con la tierra.
Fuente: www.ini.gob.mx
Investigación: Eliseo López Cortés
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