Los coras se llaman a sí mismos nayeri y ocupan un territorio de 120 mil hectáreas del estado de Nayarit; la población nayeri se concentra en los municipios del Nayar, Acaponeta, Rosamorada y Ruiz.
Los nayeri consideran sagrado su territorio. Celebran fiestas para que las plantas, animales, dioses y espíritus, que son parte de la naturaleza; vivan, renazcan y se reproduzcan. Toda esta liturgia es al mismo tiempo un elemento que conserva unido y ayuda a la reproducción de su pueblo.
El territorio nayeri tiene una infinidad de lugares sagrados. Los mitos de origen o historias antiguas narran cómo se construyó el mundo, cómo se obtuvo la lluvia, el fuego, el tabaco, el maíz. Los nayeri ofrendan a sus dioses para que no les pase nada malo y para mantener la armonía con la naturaleza. La morada de los dioses se encuentra en las montañas, en las cuevas, en los ríos, en los charcos, en las rocas, en los manantiales, en las peñas y es ahí justamente donde acuden a depositar sus ofrendas y a efectuar su más importante festividad: el mitote.
Los mitotes están íntimamente ligados a los ciclos agrícolas: el día en que se bendicen las semillas que se sembrarán, el inicio de las lluvias, el día de la siembra y de la cosecha; pueden tener un carácter comunal o familiar, contando en ambos casos con cantadores, músicos, danzantes y los narradores de los mitos correspondientes. Se ofrenda comida y objetos sagrados tales como maíz rojo, algodón, flechas con plumas y agua de la laguna de Santa Teresa. En este espacio se narran los mitos de origen y las historias antiguas.
Si la economía del pueblo nayeri está sustentada en la agricultura, su actividad artesanal ha sido restringida prácticamente al autoconsumo. Sobresalen los huaraches de piel con suela de llanta y los sombreros de yute.
Fuente: www.ini.gob.mx
Investigación: Margot Q. Heras
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