jueves, 23 de junio de 2016

Sin nuestra madre tierra no vivimos

Hace unos diez años Gabriel Sainos Guzmán me recibió en su pequeño consultorio en una de las tantas subidas y bajadas que tiene el pueblo tutunakú de Ixtepec, Puebla, ubicado en la cima de un cerro desde donde se domina un buen fragmento de la majestuosa Sierra Norte. Gabriel entonces era miembro de la organización de campesinos médicos tradicionales  de Ixtepec, denominada Hormigas Trabajadoras. Apenas necesité preguntarle nada.

Yo atiendo únicamente los sábados. Vendemos pomadas, medicinas y plantas tradicionales curativas. Aquí se practica la curación y la prevención de enfermedades. No sólo es curar, curar, curar, y no prevenir. Nuestro enfoque como indígenas es coordinar ese tipo de actividades.

Somos varios médicos tradicionales y nosotros mismos hacemos los medicamentos. Elaboramos tinturas, microdosis, pomadas, jabones y aplicamos masajes tipo asiático y tipo autóctono, totonaco. Tipo.

Pero además entre los compañeros estamos formando nuestro pequeño banco de ahorro, sin depender de nadie. Hasta la fecha estamos registrados como 17 integrantes en la organización, pero últimamente se acercó gente nueva de varias regiones.

Pensamos trabajar en otros proyectos agropecuarios como la producción de plantas medicinales a través de abono orgánico. Somos campesinos normales, dedicados, además de la tierra, a sembrar y cosechar plantas medicinales tradicionales. Sembrar la tierra es lo básico porque de lo contrario no vivimos. Sin nuestra madre tierra no vivimos. Sí no hay plantas no hay oxígeno, nuestra principal preocupación es la gente. Es importante sembrar árboles y sembrar plantas para poder vivir, porque sin comer uno puede pasarse hasta un día, pero eso no sucede con el oxígeno.
Sobre una mesa hay pequeños montículos de plantas trituradas; hojas verdes mezcladas con flores; palos, cortezas.

-- ¿Normalmente qué medicinas utilizan y qué es lo que la gente viene a curarse?

-- Por lo regular, primero mucha gente acude a ver al doctor. Después de espantarse viene con nosotros. Incluso ha llegado gente de la ciudad a atenderse cálculos viliares o males hepáticos. A veces necesitan una operación, tienen miedo y llegan hasta aquí. Y los resultados son positivos. Manejamos todos los aspectos requeridos por la gente. Se realizan diagnósticos clínicos, estamos preparados para eso, y después se receta. 
 
-- ¿Qué tipo de plantas utilizan?

-- Manejamos el tipo de planta de acuerdo a las enfermedades de la gente. Pero son comunes el astafiate, la gobernadora y el cocticomate. La mayoría son plantas de Ixtepec, aunque por ejemplo importamos algunas como la valeriana, la paciflora, el cuachalalate y el matarique, que son traídas del sur del estado de Puebla, de Michoacán o Tlaxcala.

 Las plantas adaptadas y cosechadas en Ixtepec son el toronjil, orégano, tomillo y hierbabuena. También existen las plantas nativas del municipio como el quelite, la hierbasanta, guayabas, papaya cimarrona y el té limón. Hay otras plantas ancestrales como la matanzin y la tepocilla de nombres en náhuatl que son utilizadas.

-- ¿Hacen remedios en líquido o en pomadas?

-- Tenemos aquí nuestros métodos. Contamos con tónicos, jarabes, microdosis, tinturas, pomadas, cápsulas y jabones. Eso hacemos por lo mientras.

-- ¿La gente acude con ustedes porque es más barato o por la efectividad de su servicio?

-- Es más barato, pero también somos efectivos. Un doctor en una consulta puede cobrar 400 o 500 pesos. Pero nosotros cobramos por muy caro 100 pesos. Cuando hacemos promociones viene la gente. Pero en días normales, acude poca gente. Entre semana pueden llegar uno, dos o tres y el sábado son diez.

Un frasco de medicina vale 12 pesos. El precio de la pomada depende de la cantidad contenida, pero alcanza los 8, 10 o 15 pesos y eso mismo ocurre con los jabones. Los jarabes de 125 milímetros cuestan 15 pesos. Elaborar las tinturas lleva un mes, microdosis un poquito más, las pomadas son rápidas.    

-- ¿Compartes la idea de que en Ixtepec está en riesgo la práctica de la medicina tradicional y, en consecuencia, también las plantas?

-- Cuando inició la organización sí. Pero después por la radio y por otras cosas se está dando mucho valor a los conocimientos de nuestros antepasados. Cuando llegó la farmacia alopática se fue abajo la medicina tradicional. Pero como los dos tipos de curaciones se deben llevar de la mano, la mejor en muchas ocasiones es la natural, esto porque los medicamentos de las farmacias ya contienen muchos tóxicos y químicos que consumirlos de más provocan peores reacciones. La medicina tradicional es más lenta, pero más segura y no te provoca otra enfermedad.

Además de espacio, a la organización le hace falta ayuda. Hemos recibido apoyo pero sobre aspectos relacionados con la cultura y no con la medicina tradicional. Hacemos un llamado a Culturas Populares y al Fondo Indígena manejado por el Comité de Desarrollo Indígena del gobierno federal para contribuir a rescatar esa tradición. Para eso es necesario un financiamiento, hasta el momento nulo, para más infraestructura como el jardín botánico.


Y tenemos un pensamiento más grande. Se trata de poder contar en Ixtepec con un consultorio adecuado y con un hospital de medicina tradicional que tenga temaxcal, servicio de hidroterapia, y un espacio para el estudio científico de esta rama.   

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