Mesa redonda. Entre los meses de diciembre de 2011 y febrero de 2012 establecí
contacto electrónico con un grupo de realizadores mexicanos de documental
antropológico para discutir la relación entre el video de temática
antropológica y posteriormente con otro de antropólogos para indagar sobre su
relación a la enseñanza de la antropología en nuestro país. Espero que sus
respuestas contribuyan a incrementar la presencia del video en la academia
antropológica o al menos a iniciar un debate inaplazable en el ámbito de la
antropología mexicana en general, y poblana en particular. Con sus respuestas
organicé dos mesas redondas de discusión virtual, iniciando con los
realizadores mexicanos de video antropológico. Paso a presentarlos de uno por
uno:
En el orden en que fueron recibidas sus respuestas, tenemos en primer lugar la presencia de Alejandra López, licenciada en comunicación y antropóloga por la ENAH que ha sido becaria en el Instituto José María Luis Mora; hizo el diseño metodológico para la investigación "Sierra Sur de Oaxaca" del CIESAS; es productora de una decena de documentales sobre arte, derechos humanos y ficción y en 2006 realizó su propio documental: "Fluyendo", que es jun encuentro entre la reflexividad y la visualidad de la costa chica.
Antonio Noyola Rocha tiene una experiencia de treinta años como guionista de cine,
televisión y radio; es director de la empresa de televisión Campo Imaginario y
entre su numerosa obra visual destaca la concepción y coordinación de “Los
caminos de los sagrado” (1989), sobre la fiesta tradicional mexicana, donde
escribe y realiza los largometrajes “La piel del signo” (1990), “En alas de la
fe” (1991), “Isla de voces (1992), “En cuerpo y alma” (1992), “El centro del
mundo” (1992), “El vuelo del alma” (1993) y “Febrero loco” (1993). En 2002
graba por segunda vez la ceremonia del
peyote en la Sierra
Tarahumara, experiencia que narra posteriormente en su libro
“En busca del jícuri”.
Rafael Bonilla Pedroza ha sido fotógrafo y videoasta por treinta años, realiza “La batalla de
las cruces”, sobre feminicidios en Ciudad Juárez; ¨Los caprichos de la guerra y los desastres
de la paz¨, sobre el feminicidio en Guatemala;
¨Sirenas… un salto al vacío que asegura la vida eterna¨, que recrea el mito de la existencia real de
las sirenas en América Latina y el exitoso documental “La carta” (2010). Como
camarógrafo trabaja en “Entre voladores
y huapangos¨, de José Ramón Pedroza”; “Historia de un naturalista” (La vida de
José Mariano Muciño y Lozada), de Héctor Gómez Vázquez; ¨Lacanjá… el mito del
balché en la lacandona¨, o la expedición Bloom, de Saudhí Batalla y ¨Los
Revueltas¨, de Eva Bodensted. Rafael es miembro del Foro Mexicano de
Documentalistas.
Rafael Rebollar Corona es ingeniero químico de la
UNAM con estudios de Realización Cinematográfica en el CUEC
de la propia UNAM; es realizador, fotógrafo, conferencista y empresario del
video. Fue precursor en México del documental en Súper 8, que empezó a filmar
en el ya lejano 1980 sobre conciertos de Carlos Santana, personajes como el
“Púas” Olivares y bailarines populares del centro de la ciudad de México, entre
docenas de materiales. Como realizador, co-realizador y director de fotografía
podríamos hablar de otras decenas de documentos fílmicos, por el momento
permítanme destacar sólo algunos de sus documentales, reconocidos en
festivales, como “Correrías en el Monte”, “Africanías”, “Los dioses de piedra”,
“Embrujo antillano”, “La raíz Olvidada”, “Cuerpos de maíz”, “De Florida a
Coahuila”, “El río de los muertos”, “La cuenca del Puxcatan” y “Volver al agua,
cambiar la tierra”, entre muchos otros proyectos en los que ha dirigido y
participado.
Sergio Mastretta Guzmán ha sido periodista, empresario radiofónico e investigador social con
amplia experiencia en municipios y pueblos marginales. Produce y realiza junto
a Melchor Morán Mallén el documental “Contigo al Norte, Guadalupe”, en 2006,
sobre la carrera guadalupana que parte de la Basílica de Guadalupe en
la ciudad de México y llega a la
Catedral de San Patricio en Nueva York.
Saudhi Batalla estudió la
Licenciatura en Ciencias de Comunicación Social, la
maestría en Historia y actualmente
termina su Doctorado en Historia y Etnohistoria. Ha escrito como becaria por
CONACYT la investigación “El uso del cine documental como fuente histórica” y
la tesis “La imagen cinematográfica en la etnohistoria mexicana”. Obtuvo dos
menciones honoríficas en el Festival “Este corto sí se ve” y el festival de
Cine y Video Científico de la
UNAM. Forma parte del Comité Red de Documentalistas Mexicanos
y es miembro de la
Asociación de Mujeres en el cine y la tv, es integrante de la Comisión de Organización
y Comunicación del Encuentro de Documentalistas Latinoamericanos y del Caribe
del siglo XXI. Por sus características profesionales, Saudhi Batalla forma
parte también del panel de discusión antropológica sobre el recurso visual que
presento posteriormente.
Muchas
gracias a todos por su presencia en esta discusión.
MESA REDONDA VIRTUAL:
La primera pregunta borda
directamente en la materia que preocupa a esta investigación: ¿el recurso
videográfico es necesario en la enseñanza de la antropología mexicana?
Alejandra
López Cruz:
Sí
Antonio
Noyola:
Hoy,
la enseñanza audiovisual es necesaria en la educación en general, pero cobra
una importancia aún mayor en disciplinas como la antropología, consagrada a
registrar la cultura humana en todas sus dimensiones.
Rafael
Bonilla Pedroza:
Creo
que hay dos, entre tantas maneras del
ver al video, efectivamente es un recurso. Hoy se habla de los medios y estos
pueden servir de visualización para la publicidad, la ciencia, la policía, la
antropología, etcétera. Se resalta su capacidad didáctica y objetiva, sirve de
prueba contundente, en fin. Otra manera de verlo es como lenguaje con un
discurso propio, heredado esencialmente del cine y con el auxilio de
herramientas de la literatura, el periodismo, el teatro, la música, etcétera.
Rafael
Rebollar Corona:
Sí.
Sergio
Mastretta Guzmán:
Por
supuesto. Valoro, por ejemplo, el potencial de una cámara en el panteón de San
Gabriel Chilac en un día de muertos.
Saudhi
Batalla:
Creo
que es muy importante que se considere el recurso del registro videográfico,
sobre todo continuar con la construcción en nuestro país del área de la Antropología Visual
y los Medios de Comunicación, las ciencias sociales y las nuevas tecnologías
como herramientas de investigación y medios de difusión. En las carreras de
comunicaciones y cine es importante acercar al medio a las técnicas de
investigación antropológica e histórica.
¿Debe el video integrarse al
planteamiento metodológico de la Antropología académica?
Alejandra
López:
Sí.
Antonio
Noyola:
Sería
deseable que todas las escuelas de antropología dispusieran de un robusto
departamento audiovisual y que se extendieran las opciones de la antropología
visual para los estudiantes.
Rafael
Bonilla Pedroza:
Ignoro
cuál o cuáles sean los planteamientos metodológicos de la Antropología actual.
En la historia del cine existen desde los 20´s, con Flaherty, Gierson, Dziga
Vertov, Buñuel y por supuesto Jean Rouch, y un gran número de cineastas que explicita o implícitamente han
dialogado eficazmente con la antropología. Con la condición del hombre. Creo
que debe integrarse a la enseñanza en general. El uso y abuso del lenguaje
audiovisual es, nos guste o no, parte de la sociedad contemporánea
Rafael
Rebollar Corona:
Sí.
Sergio
Mastretta Guzmán:
Creo
que sí. De hecho, pensaba que eso ya ocurría.
Saudhi
Batalla:
Es
recomendable acercar al investigador a que utilice la foto y el video como
herramienta de investigación, desde la producción hasta el análisis de la
imagen axial como la elaboración de videos, páginas web, revistas virtuales, tv
por Internet para difundir los trabajos antropológicos y visuales, interesarnos
por la formación de nuevos públicos.
¿Podría ser el video una
suerte de diario de campo audiovisual, llegar a sustituir la libreta de campo o
cumplir las funciones de ésta?
Alejandra
López:
No.
El video es una herramienta más del quehacer antropológico, es un soporte que
permite revisitar imágenes y audio que además puede convertirse, una vez
editado, en una forma de presentar los resultados de una investigación.
Antonio
Noyola:
El
video puede ser una herramienta de registro muy útil y auxiliar, pero no puede sustituir
el diario de campo que recoge las impresiones e ideas del antropólogo.
Rafael
Bonilla Pedroza:
Claro,
no solo un diario sino toda una propuesta. Rouch es el que reconoce, por
primera vez, la existencia de una etnología de la mirada…
Rafael
Rebollar Corona:
No
exactamente, más bien sería un complemento a todo lo anterior.
Sergio
Mastretta Guzmán:
Me
parece muy buena la idea del diario de campo audiovisual. Al mismo tiempo, creo
que las dos herramientas son fundamentales.
Saudhi
Batalla:
La
libreta de campo es indispensable en el trabajo de campo antropológico e
histórico, para registrar las anotaciones y los datos importantes. Es
recomendable también realizar una bitácora visual con fotografía y video; una
no suple a la otra, ambas son indispensables para el trabajo de campo.
¿Consideran que el video abre
campos de acción antropológica?
Alejandra
López:
El
video es una herramienta con un sinfín de aplicaciones, puede ser usado de
diferentes formas e implementado de cierta manera puede convertirse en un
sujeto de estudio del quehacer antropológico por sí mismo.
Antonio
Noyola:
Depende
de lo que entendamos por “acción antropológica”. Pienso, por ejemplo, en la
experiencia desarrollada por el INI en los noventas con talleres audiovisuales
dirigidos a jóvenes indígenas.
Rafael
Bonilla Pedroza:
No
lo sé. Tradicionalmente la antropología ha estudiado al cine, como objeto de
estudio, para el análisis. Ahora también el discurso cinematográfico pregunta y
cuestiona a la ciencia como tal.
Rafael
Rebollar Corona:
Posiblemente
en algún caso, no necesariamente.
Sergio
Mastretta Guzmán:
Sí,
pienso tan sólo en los vínculos que permite establecer entre las personas que
se involucran en una investigación antropológica. De ahí al uso colectivo que
una comunidad puede hacer del video para la recuperación de su propia historia
hay un simple paso.
Saudhi
Batalla:
El
video abre muchas posibilidades sobre todo para difundir los problemas sociales
que la antropología logra diagnosticar, el video es funcional para difundir éstos
y para proponer soluciones. Si tuviéramos medios plurales podría difundirse a
la población y a los diputados y senadores para que visualicen el país que
gobiernan, ya que muchos ni lo conocen.
¿Consideran que el video
configura o desfigura las investigaciones antropológicas?
Alejandra
López:
Al
ser una herramienta más del antropólogo es sujeto de la interpretación y el
análisis del investigador. Al igual que
un diario de campo, una grabación de audio o cualquier otro soporte, el
resultado dependerá del rigor metodológico que se aplique para presentar
conclusiones.
Antonio
Noyola:
Las
grabaciones videográficas, aun las más discretas, alteran los acontecimientos
grabados, pero no necesariamente los desfiguran. Conforme a mi experiencia, es
indispensable contar con el permiso, y de ser posible con la complicidad, de
las personas y comunidades registradas.
Rafael
Bonilla Pedroza:
Ignoro
si las desfigura o no. Lo cierto es que se convierte en un lenguaje que
interviene en la realidad de la que habla. Desde el encuadre, el sonido y
tantas otras cosas. Tal vez sea un asunto ético de fondo.
Rafael
Rebollar Corona:
Eso
depende de la calidad del trabajo del antropólogo.
Sergio
Mastretta Guzmán:
Creo
que no más que la tradicional cámara fotográfica.
Saudhi
Batalla:
El
video muestra la representación de imágenes de cierto contexto social. La
imagen es polisémica y puede derivar variedad de significados. El video como la
imagen, como los medios de comunicación, pueden ser utilizados también para
manipular información y desinformar a la
sociedad o implantar por ejemplo miedo, como sucede actualmente en la sociedad
mexicana con los temas de violencia y narcotráfico.
¿Consideran que el video
difunde mejor o desfigura las investigaciones antropológicas?
Alejandra
López:
Ambas. Al hablar del video como un producto final
editado, creo que al ser un medio audiovisual de fácil acceso y debido a la
educación audiovisual de la gente, es sujeto de percibirse como si los
contenidos fueran verdaderos o concluyentes per se. Es decir que la gente tiende a creer que lo
que se presenta en un video “es”.
Entonces,
por una parte al ser un medio inmediato y conocido (para muchos, no es lo mismo
sentarse a ver la tele que tomar un libro y darse tiempo para leer y comprender
su contenido) difunde mejor, pero hay que pensar en que lo que se difunda no
desfigure…
Antonio
Noyola:
Depende
del rigor y la amplitud con la que se produzca.
Rafael
Bonilla Pedroza:
Si
la mirada etnológica está en las imágenes en movimiento que el espectador
contempla o ve, el hecho se consuma en un producto memoria-tiempo que afecta
nuestra identidad.
Rafael
Rebollar Corona:
Pueden
ocurrir ambas cosas.
Sergio
Mastretta Guzmán:
Distingamos
entre el video realizado en una investigación y su canal de difusión. Televisa
destripa las tradiciones mexicanas en horario triple A. Qué no daría un
documentalista por esos millones de ojos valorando su material.
¿Es el video una acción
intervencionista en las comunidades?
Alejandra
López:
Totalmente.
Rafael
Bonilla Pedroza:
Si,
por todo lo anterior.
Rafael
Rebollar Corona:
Sí.
Sergio
Matretta Guzmán:
Puede
serlo la investigación por sí misma, con una simple libreta en la mano. No creo
que el problema del “intervencionismo” tenga que ver con los recursos de trabajo.
Me parece más sensato pensar en la visión del mundo que tiene el investigador,
en su sensibilidad y compasión por la vida de los demás.
Saudhi
Batalla:
Probablemente
sí, todo dependerá de los fines de la investigación, pero por experiencia sé
que muchos miembros de comunidades quieren utilizar y acceden a las cámaras de
video de uso cotidiano. Podemos hablar ya de los proyectos de Transferencia de medios en el INI desde los
años 80. Lo que sí es necesaria es la
ética del investigador cineasta antropólogo de siempre pactar con las
comunidades lo que se requiere filmar.
¿Aporta el video
antropológico un punto de vista diferente a los documentos e investigaciones
antropológicas tradicionales?
Alejandra
López:
El
punto de vista lo aporta el investigador.
El video puede complementar, ilustrar, motivar y/o ayudar a la
investigación dependiendo del planteamiento de su uso dentro de los objetivos
de la investigación.
Antonio
Noyola:
Sí,
en la medida en que capta la variedad y riqueza de ciertas prácticas, como las
fiestas y ceremonias.
Rafael
Bonilla Pedroza:
Entre
las ciencias sociales, la
Antropología de hoy ha trascendido los viejos esquemas de
objetividad y verdad. El cine etnológico de hoy se pregunta desde muchos
ángulos de la vida; pero su raíz está en lo narrativo y lo verosímil.
Rafael
Rebollar Corona:
En
términos generales creo que enriquece a la investigación.
Sergio
Matretta Guzmán:
Sí,
sobre todo si la realización es buena. El cine siempre se planteará como un
lenguaje propio y distinto a la narración escrita.
Saudhi
Batalla:
El
video, la fotografía, cinematográfica de grabado, la pintura, etc. toda imagen
es una fuente histórica de conocimiento e información. Es labor del
investigador colocarla en su contexto y desde una perspectiva histórica y
antropológica abordarla.
¿Propone el video preguntas
antropológicas distintas a las habituales?
Alejandra
López:
Depende
de qué papel se le de al video en la investigación.
Antonio
Noyola:
El
video puede incorporar una dimensión artística que raras veces aparece en la
antropología académica.
Rafael
Bonilla Pedroza:
El
ser es quien pregunta… Buñuel, al ser censurado por su película de Los
Olvidados atacó: ¨La ciencia no me interesa. Me parece presuntuosa, analítica y
superficial. Ignora el sueño, el azar, la risa, el sentimiento y la
contradicción; cosas todas que me son preciosas.¨
Rafael
Rebollar Corona:
No.
Sergio
Matretta Guzmán:
En
la perspectiva de una investigación, la realidad siempre pasará por los ojos
del antropólogo-realizador, quien está obligado a reconocer la variedad y la
fuerza de sus herramientas. Al exponer una realidad visual –por ejemplo, ese
mediodía en el panteón de Chilac--, las imágenes tienen vida propia más allá de
la propuesta narrativa del antropólogo; con ellas se tiende un puente a los
propios interrogantes de la audiencia que, si así lo estima, puede dejar a un
lado las interpretaciones del investigador y valorar por cuenta suya la
realidad que se le presenta.
Saudhi
Batalla:
Seguro
que sí, todo depende de la agilidad del investigador y sus intereses.
¿Consideran que existe una
corriente o escuela mexicana de Antropología visual?
Alejandra
López:
Me
gustaría pensar que se está gestando en México algo que verdaderamente se
preocupe por discernir los alcances que puede tener la imagen y el sonido (no
solamente el video) dentro de las investigaciones antropológicas, sin embargo,
lo común es encontrar centros de producción o investigación que no van más allá
de la ilustración y se quedan en la superficie de lo que esta herramienta puede
proponer.
Antonio
Noyola:
No,
pues una escuela digna de ese nombre requiere continuidad y desarrollo de un
método y diversos estilos. Pero hay interesantes esfuerzos aislados.
Rafael
Bonilla Pedroza:
Yo
creo que si, aunque no se puede hablar de una agrupación con estatutos y
organigrama.
Rafael
Rebollar Corona:
Supongo
que sí, hay gente que tiene plazas de empleo en universidades, escuelas y
centros de investigación y que viven de
eso, sin embargo la pregunta para mí es difícil porque pienso que el término de
Antropología visual es muy cuestionable.
Sergio
Mastretta Guzmán:
Sí,
aunque no sé que tan sistemática y accesible al público. ¿Cómo se accede, por
ejemplo, a los materiales producidos por Antonio Noyola?
Saudhi
Batalla:
Seguro
que sí, la escuela documental comienza en los años 60 con “Él es Dios” de
Warman, Bonfil y Muñoz, quien es el pionero del cine de autor en México; como
antecedente está el trabajo integral de Manuel Gamio, los documentales del
aleman Walter Reuter y la influencia de los fotoreporteros de los años 50 que
comenzaron a filmar con la propagación de los equipos mas ágiles después de la
segunda guerra mundial. Nacho López filmó, por ejemplo, y Manuel Álvarez Bravo.
Miguel Covarrubias y filmó bailes balineses con una cámara que compró en su
luna de miel. Después impartió conferencias sobre su experiencia. Otros
extranjeros que filmaron en México son Gertrude Duby Blom y Frans Blom. Tomaron
películas de los rituales en los Altos de Chiapas, el ritual Balche y sus expediciones
a la Selva Lacandona
como la de 1927 que se titula Men, mules y machetes y que representa la
expedición de John Grey Gedding
expediction, y otras realizadas desde la Universidad de Tulane. Así también la
investigación y filme sobre Lacandones: Expedicon Leonard, 1955, que arrojó
datos de otras instituciones norteamericanas que influenciaron México con sus
filmaciones. El Centro de Investigaciones Antropológicas de México con Carmen
Cook, Juan Leonard y Federico Peterson llevaron a cabo filmaciones acerca de la Selva Lacandona.
Un contexto donde la influencia extranjera artística antropológica policíaca
cultural y social de México se entremezclaba. Así, las cámaras de foto y cine
se han ido incorporando a la investigación. Y así es tarea pendiente esbozar
esta escuela mexicana con amplia tradición en la imagen y su estudio.
En una investigación
superficial realizada en Internet pude detectar cinco escuelas o corrientes de
Antropología Visual: Cine observacional, cinema verité, cine reflexivista, Cine-Ojo
(Kino-Glaz), la autoetnografía, el deconstructivismo y la Antropología
compartida. ¿En qué escuela o corriente asignarían sus propios trabajos de
documental antropológico?
Alejandra
López:
Entre
el Verité y el reflexivista…
Antonio
Noyola:
Cine
observacional o documental de observación.
Rafael
Rebollar Corona:
Por
lo menos parcialmente en Cimena Verité, el deconstrutivismo y el reflexivismo;
aunque la verdad, las etiquetas de “las diferentes escuelas” también me parecen
cuestionables.
Sergio
Mastretta Guzmán:
Verité.
Saudhi
Batalla:
Me
gusta la escuela de Andrés Medina quien ha esbozado bien la etnografía de la
época de la
Antropología Social Aplicada en los años 50, que son el
contexto de los filmes que analizo. Una
escuela marcada dentro de la antropología mexicana que me interesa
reivindicar, reconocer y colocar su discusión sobre la mesa a partir del tema
de la identidad nacional, desde el análisis de la imagen fílmica de los films
de Blom en los años cincuenta.
Una
escuela que integra las escuelas y las teorías y que la realidad nos lleva como
investigadores y realizadores a ser ágiles y encontrar la salida del laberinto
para llegar a la puerta de los recursos y defender estos para que de forma
gubernamental se garantice la producción de los documentales, en México.
En
cuanto a mi quehacer documental, pertenezco a la refundación del Nuevo cine
latinoamericano que surge con Mérida 68 y Viña del Mar del 69, donde se
reunieron por primera vez los documentalistas para fundar el Nuevo Cine Latinoamericano
y axial la escuela de San Antonio de los Baños en Cuba, con el apoyote Gabriel
García Márquez.
Actualmente,
este trabajo colectivo lo continúo en la investigación en la ENAH y como productora
independiente. Participé en el Primer Encuentro de Documentalistas del XXI de
Caracas, Venezuela, en Guayaquil Ecuador y en Buenos Aires 2011.
Hemos
trabajado algunas acciones y propuestas de trabajo que coloco a disposición, ya
que es de nuestro interés difundir y crecer esta acción en nuestro país y en el
ámbito de la investigación.
¿Podrían agregar alguna otra
corriente a esa lista?
Rafael
Rebollar Corona:
Estoy
pensando fundar alguna en México para garantizar mi subsistencia.
Saudhi
Batalla:
Considero
es importante mirar a Latinoamérica y no sólo las escuelas de occidente. La
influencia del cine argentino, brasileño, boliviano, nicaragüense cuenta
historias dentro del documentalismo todavía por escribir. Así como la
influencia del documental Mexicano y sus festivales para difundir el “otro
cine”, el hollywoodense, y lo que invade las salas cinematográficas comerciales
actualmente.
La última pregunta pude
hacerla, a causa de un error de comunicación, a sólo dos realizadores, pero
quiero agregarla porque me parecen interesantes sus respuestas, sin dejar de
extenderle una disculpa al resto de la mesa. Existe un cine etnográfico
explorativo donde la cámara forma parte del proceso de investigación, que los
especialistas (Claudine de France, 1989) contraponen al cine explicativo o
documental, donde la investigación etnográfica es anterior a la descripción
fílmica. ¿En cuál de ellos sitúan su trabajo como realizadores de Antropología
Visual?
Antonio
Noyola:
De
nuevo, depende de las circunstancias. Conozco casos en los que la obra de un
especialista en pictografía o etnohistoria es adaptada al lenguaje audiovisual;
se le confiere un sitio preponderante en los créditos, pero para efectos
prácticos el "autor" de la obra audiovisual es el realizador. En
otros casos, el realizador elige un tema y lo desarrolla basándose en la
lectura de varios textos. Es mi caso y el de la mayoría de los colegas que
conozco. Cabe la posibilidad, menos frecuente en México pero que sin duda
existe, de antropólogos cuyo trabajo incluye o desemboca en obras
audiovisuales. Tengo la impresión de que esta es la "antropología
visual" en sentido estricto, donde cabe el "cine etnográfico
explorativo" de tu pregunta; el resto, lo que yo he hecho, por ejemplo, es
documental de observación libremente basado en fuentes antropológicas, pero sin
obedecer un método académico.
Sergio
Mastretta Guzmán:
Nuestro
largometraje documental –“Contigo al norte, Guadalupe”-, deja de lado la voz y
presencia física de los realizadores. En muchos sentidos, pienso que nuestro
trabajo se planta en la óptica explorativa.
Hola. los invito a participar en el 15 festival de cine y video indígena en la ciudad de Morelia, Michoacán. la convocatoria esta en Facebook...CICPIM y en la pagina IMPI dudas....ireriunivim@gmail.com
ResponderEliminarIreri, gracias por tu invitación, felicidades por su festival.
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