domingo, 11 de abril de 2010

La antropología bipolar

En una serie de conferencias patrocinadas por las Secretaría de Educación Pública, bajo el título genérico de Historia económica y social de México, Miguel Othón de Mendizábal dijo que intentaría hacer un esquema “de la evolución económica, social y cultural de los grupos indígenas” que habitaron el territorio mexicano, que si no pasa de ser una hipótesis, aclaró, “como todas las teorías que se han formulado sobre el particular, se ajusta a testimonios objetivos… y además, es lógico”. *

La Antropología mexicana vivió entre los años veinte y cuarenta un momento de definición. Por un lado, la disciplina iniciada en los años veinte por Manuel Gamio alcanza una madurez expositiva, luego de dos décadas de erráticos ejercicios etnológicos; por otro, la práctica de un Estado cardenista que miraba en la reforma social el medio para lograr las prometidas metas de la Revolución, extraviadas en la práctica.

Miguel Othón de Mendizábal es, sin duda, el principal antropólogo que vive esta coyuntura. La Antropología enfrenta dos vertientes válidas pero contradictorias: la de ser una disciplina independiente de fines estrictamente académicos; o la de ser un instrumento del Estado que ampliará el espacio de acción y acelerará la aplicación de la política de integración de los indígenas a favor de una alta aspiración “nacional”, a saber: la formación de una patria homogénea que diera impulso y fuerza a su precaria situación internacional.

La Antropología mexicana plantea a la Antropología internacional una singular condición que ninguna otra de las llamadas “escuelas nacionales” tiene. Lo que no quiere decir que la antropología mexicana no exista, como opinan algunos. Existe con sus antecedentes históricos en el Siglo XIX y su fundación académica por Manuel Gamio, que venía de estudiar con Franz Boaz. Pero hay una sólida visión en nuestra antropología que por alguna razón la niega. Frente a las bases propuestas por el fundador de la disciplina moderna en el mundo, Bronislaw Malinowski, de separar el resultado de las observaciones científicas de las opiniones y conclusiones del indígena, la Antropología mexicana involucra étnica y socialmente a mestizos e indígenas, dotando a la disciplina de una elástica función que lo mismo sirve para estudiarlos que para intentar infructuosamente de remediar su precaria situación. Por eso, desde sus orígenes, la antropología mexicana estuvo enferma de bipolaridad.

* Mendizábal, Miguel Othón de: Obras completas, México, 1947, Tomo IV, p. 9-10

Josué Villegas, bienvenido y gracias por tu atención.

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