Son varias las razones por las que el Istmo es un como centro de disputas: por su zona pesquera y salinera; por su conexión entre los océanos Pacífico y Atlántico; por su terreno rico y cultivable, así como por su diversa comunicación terrestre, marítima y ferroviaria.
La religión entre los antiguos binnizá estaba poblada de dioses que estaban en relación con la naturaleza: la lluvia, el sol, la fertilidad y el nacimiento. Las creencias prehispánicas se mezclaron con la religión de los conquistadores, dando lugar a un sincretismo religioso que se mantiene hasta hoy en día. Los ritos mortuorios entre los binnizá constituyen uno de los aspectos religiosos más destacados.
Para los binnizá, toda enfermedad se produce o proviene de tres elementos que actúan de manera contraria sobre el organismo: el calor que proviene del sol o del fuego; el frío producido por el aire y la humedad, producto del agua o el sereno. El método aplicado para la curación es siempre un elemento contrario, el cual se obtiene de las plantas, animales o minerales. Entre los curanderos tradicionales se encuentran las parteras, los sobadores, los hueseros y los yerberos.
Las artesanías que se producen en el Istmo son casi todas de consumo interno o regional. Así, encontramos la orfebrería en la que el oro se trabaja para hacer prendas que dan gran prestigio social. También se elaboran huipiles bordados, enaguas, manteles y servilletas, así como hamacas de hilo o pita y las atarrayas para la pesca. Con la palma se hacen sombreros y bolsas. También se trabaja la madera para hacer bateas y artesas, canoas, carretas y arados, entre otros utensilios. Del cuero curtido se hacen huaraches, cinturones y butaques. Con barro se hacen comales, ollas, hornos, cántaros, etcétera.
Investigación: Manuel Matus
Fuente: www.ini.gob.mx
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