El ensayo en el que Mendizábal
trata de demostrar cómo las salineras influyeron en el itinerario de esas
migraciones ha sido el único de amplia circulación tras su muerte en 1945. Te
presento un resumen.
Para Miguel Othón de
Mendizábal la prehistoria y la historia de México se sintetizan en “una oleada
de pueblos, tribus y hordas de tres tipos diversos de cultura” que, procedentes del Norte se dirigen hacia el
“mediodía”, obligados por la presión de otros grupos más numerosos o enérgicos,
o buscando un clima “más dulce y un medio zoobotánico más propicio a su
desarrollo”. (MOM IV, 1947:9-10)
Los cauces
migratorios fueron dos, que también explican las diferencias tecnológicas de
los pueblos de una misma filiación: una por la vertiente del Pacífico y otra
por la vertiente oriental de la
Sierra Madre Occidental que, explica en otra parte, es donde
se puede percibir claramente “la influencia de los puntos de apoyo salineros en
la distribución geográfica de los grupos”. (MOM II, 1947:329)
Las tres corrientes
no penetraron simultáneamente al “sistema de valles de México, Puebla, Morelos
y Toluca, verdadero crisol donde se condensó una de las más altas
civilizaciones del continente americano”, pero fueron iguales en su potencia
demográfica y en su trascendencia cultural. (MOM IV, 1947:11)
Primero llegaron los
náhoas, los más numerosos, estables y, en consecuencia, “los que ejercieron
mayor influencia antropológica, fisiológica y material”. Fueron igualmente los
últimos: los aztecas, la postrera tribu de esta filiación, hacia el siglo XII
de nuestra Era.
“Los segundos fueron los
chichimecas, que chocaron con los náhoas y fueron detenidos en Cuautitlán, de
poca significación en tanto aportes culturales, e incluso, colaboración
material. La tercera fue la
Olmeca , débil numéricamente, pero de cultura espiritual y
tecnología superior. No pudieron imponer su lenguaje, tronco común de la
familia lingüística maya-quicheana por su reducido número. Su influencia sobre
los elementos étnicos que le precedieron, en cuanto al carácter teocrático, fue
absoluto y su influencia cultural enorme, incluso para aquellos que poblaron
esas tierras mucho tiempo después. Sin embargo su cultura, como tal, fue
transitoria. De ellos derivan no obstante las más elevadas manifestaciones
espirituales y materiales que se registraron en el curso de los siglos, tanto
en el centro de México, como en Oaxaca, Chiapas, Tabasco y Yucatán, marcos
geográficos de las altas culturas de México”. (MOM IV, 1947:11)
La conjunción de los
olmecas y los náhoas fue bien fácil, afirma Mendizábal, “pues se verificó casi
mecánicamente por medio de una yuxtaposición de mitos por afinidad”, quedando
con nombres náhoas por ser la lengua dominante. Sería fácil delimitar los
atributos de cada una de estas culturas para obtener una idea clara de los
dioses primitivos, “anterior a la concreción dogmática tolteca”, pero
Mendizábal sólo “sigue” a los dioses fundamentales de las distintas
migraciones, con lo cual, dice, “bastará para demostrar la realidad flagrante
de nuestra hipótesis”, a saber, la mencionada afinidad entre los pueblos
prehispánicos de América. (MOM II, 1947:119)
…
hambre de sal.
En su estudio sobre
la influencia de la sal en la distribución geográfica de los pueblos mexicanos,
Mendizábal retoma sus estudios sobre las migraciones a través de los puntos
salineros de las vertientes oriental y occidental. La sal, dice, es una de las
“influencias más poderosas” en la distribución de los pueblos pastores y
cazadores –los pescadores viven en el mar, fuente inagotable de sal-, y tanto
unos como otros, mientras luchan por su territorio, por su dotación de animales
de caza o domésticos, e incluso, aunque la desdeñen para sí, “luchan
implícitamente por la sal”. (MOM II, 1947:187)
La sal es
indispensable para un régimen alimenticio basado en vegetales e innecesaria en
la dieta carnívora; mas como no son comunes los pueblos eminentemente
carnívoros, y en la mayoría de ellos hay una propensión natural al consumo de
vegetales, tanto los pueblos pastores por la necesidad de sus rebaños, como los
cazadores, por las costumbres de los animales salvajes, han estado sujetos,
también, a la tiránica influencia de la sal. (MOM II,1947:186)
Cualquiera que
conozca a los indígenas del centro y sur de México, dice Mendizábal, podrá
observar que los vegetales con que suelen complementar sus comidas “no son en
realidad sino meros estimulantes de los jugos gástricos y de las glándulas
salivales”; es decir, “no van a llenar verdaderamente una necesidad
alimenticia, sino una necesidad sensoria, análoga a la de los estimulantes que comúnmente
los acompañan: la sal y el chile” (MOM II, 1947:323)
Las civilizaciones
indígenas, para Mendizábal, fueron avanzando unas y quedándose en estadios
evolutivos medios y bajos, otras. Pero siempre dejando evidente “la tradición
de su comunidad de procedencia”; por ejemplo, en las rudimentarias
construcciones ópatas-tarahumar-pima con las de la civilización náhua, que será
el parangón de todas sus comparaciones.
Mendizábal alude
continuamente a una evolución diacrónica de los pueblos americanos, en la que
unos quedaron relegados en inicuo avance, mientras otros alcanzaron el
esplendor de las ciencias posibles.
“… desde
los montículos hasta las pirámides de Teotihuacan… desde las cuencas del
Missouri y del Misissipi, hasta la Altiplanicie mexicana podemos seguir paso a paso,
en el cauce migratorio de los olmecas, el proceso evolutivo de las pirámides…
paralelamente al proceso del estudio de los cuerpos celestes, desde la ingenua
reverencia a los seres misteriosos, lumínicos y calóricos que pueblan el cielo,
hasta el estudio inteligente de sus movimientos combinados que dio nacimiento a
la cronología”. (MOM II, 1947:197)
Las necesidades
alimenticias y las posibilidades geográficas dan origen a géneros de vida
simples, complejos o mixtos; los géneros de vida producen sistemas y reglas,
útiles e implementos “que constituyen, en suma, una cultura”. (MOM II,
1947:185)
Las leyes que
rigieron la actitud del hombre frente a la sal, por ejemplo, son las mismas
tanto en los viejos continentes como en América. (MOM II, 1947:189)
Todos los grandes centros de
civilización de América, así como los pueblos de agricultura avanzada,
estuvieron “próvidamente dotados de salinas naturales o de los recursos
necesarios para la fabricación de la sal”. (MOM II, 1947:191) El caso de México
es particularmente explicativo, dice, por sus dimensiones territoriales, así
como la variedad de pueblos que lo habitaron, el estudio de distintas
situaciones políticas y económicas; desde la “tribu prepolítica”, la “horda sin
arraigo geográfico”, hasta las grandes civilizaciones, el estudio de la sal y
la consecuente lucha por obtenerla, ha influido “en el desarrollo histórico de
los pueblos, tal vez con la mayor minuciosidad y precisión”; también en la Colonia , donde las minas
de plata que demandaban grandes cantidades de sal, hizo que los españoles se
vieran precisados a controlar lugares salineros lo más pronto posible. (MOM II,
1947:195)
Para Mendizábal hay
ciertas etnias, como los ópatas, los tarahumaras o los pimas, que por
“especiales circunstancias” y por el “aislamiento espiritual” en que vivieron,
no avanzaron del estado evolutivo que sí alcanzaron los grupos que se les
escindieron para marchar al sur. Es más, “retrogradaron notoriamente en cultura
al contacto de los grupos nómades y guerreros más primitivos”, como aún en la
actualidad es posible observar, puesto que han “permanecido en estado análogo
al que guardaban cuando se inició entre ellos la predicación del evangelio”.
(MOM II, 1947:88)
Sin embargo,
Mendizábal piensa que la relación de los grupos primitivos del Norte y las
civilizaciones del Sur “no está basada en similitudes aisladas o fortuitas”; en
ellos se pueden percibir “influencias de una misma mentalidad en sus diversos
grados de evolución”. (MOM II, 1947:94) De esta forma, insiste en que las
“fuentes originales” de las religiones de unos y otros tienen un origen común,
a las que estudia con su acostumbrada pasión y profundidad.
Bibliografía
Para este influyente trabajo sobre la sal MOM cita 114 textos que incluyen Atlas, cartas de relación coloniales, documentos del Real Archivo de Indias, archivos parroquiales, Anales y textos científicos. Todos los cronistas españoles conocidos y muchos otros desconocidos, como memorias de almirantes de la Conquista. Destaca que la cita más cercana a su tiempo corresponde al año 1926.:
Para este influyente trabajo sobre la sal MOM cita 114 textos que incluyen Atlas, cartas de relación coloniales, documentos del Real Archivo de Indias, archivos parroquiales, Anales y textos científicos. Todos los cronistas españoles conocidos y muchos otros desconocidos, como memorias de almirantes de la Conquista. Destaca que la cita más cercana a su tiempo corresponde al año 1926.:
Mendizábal
Miguel Othón, Obras completas, Tomo II y Tomo IV, México, 1947
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