De pronto, un día, se hizo la luz, por decirlo de alguna
manera. Aunque la luz eléctrica tardaría todavía muchos años en llegar, al
finalizar la década de los años treinta la primera luz de San Miguel
Tenextatiloyan llegó en forma de carretera. Una flamante y moderna carretera
que unía la ciudad de Puebla con la cuna de una familia serrana que el destino
quiso situar en las máximas alturas del poder: Teziutlán, tierra de los Ávila
Camacho, que intempestivamente asumieron la presidencia de la república y el
poder absoluto del Estado de Puebla. Manuel, Maximino y Rafael tuvieron, sin
quererlo, un lugar estelar en los destinos del pueblo de San Miguel
Tenextatiloyan.
Los testimonios
No trabajé en la carretera, pero fui aguador allí. Pioquinto
Ramírez estaba chico, pero yo iba a cobrar porque trabajaba con su papá, él no
podía cobrar porque estaba chico, llevaba las cuadrillas de agua en un burrito,
pero iba yo a cobrar porque don Nemesio me mandaba. Venían pagando con monedas
de a peso y de a cincuenta, pura moneda, nada de papel. Pesaban al final. Con
los que hicieron la carretera vinieron pagando con monedas de cero siete
veinte, de plata, legítima plata. (Brígido Allende de 97 años)
Yo tengo razón desde la carretera, que fue en 1938, cuando
anduvieron destacando por acá porque iba a hacerse el camino gracias a los
Camacho, porque estos señores eran de los masones. Los de Zaragoza fueron a
entrevistar a Maximino, su hermano estuvo luego de presidente, para que se hiciera.
Así que en 1943 ya hubo carretera. Antes de la carretera veíamos a las
autoridades de presidentes auxiliares, pero nomás de un año, ya desde 1950 fue
de tres años. (Ex presidente Auxiliar Juvencio Ramírez)
Al trazar la carretera por este lugar no solo pusieron a
San Miguel en un lugar destacado del mapa estatal, sino le dieron un impulso
sin precedentes a un oficio que ya entonces coqueteaba con crecer pero sin
saber muy bien hacia dónde. La noble loza que los alfareros sacaban del pueblo
en rudimentario mecapal, pudieron desde entonces comenzar a comercializarla
usando transportes alquilados.
Ni idea de cuándo
empezó
No tengo idea de cómo empezó la alfarería aquí, no hemos
investigado eso. Aquí se llama Tenextatiloyan, aquí quemaban cal, pero cómo se
cambió a las ollas, no lo sé.
Mi abuelo murió de unos sesenta, póngale, lo que pasa es
que le gustaba el aguardiente… Murió hace unos 35 años, en esos tiempos. Y ya
hacían cazuelas…
La carretera es del 38, mi papá es del 40, mi mamá es del 42, y ya
había cazuelas, y antes de la carretera dicen que los que iban p`acá, pa`Poza
Rica, atravesaban por Cuetzalan en puros burros. Cuando empezó la carretera,
los camiones que pasaban con cal, con materiales, “oye, pues llévame…” En uno
de esos murió mi abuelo, se embarcó con sus cazuelas, y el calero por acá por
Tlapacoyan se volcó, y ahí murió mi abuelo. Así toda la gente que se iba a
vender sus cazuelas, eran puros camiones de carga, no había de pasajeros, pura
carga, y se iban lejos, hasta Villa Hermosa.
Yo conocí un viejito ahí en Martínez de la Torre como de 70 años. Era
de por acá por Uxpantla, dice que su papá ya lo traía cargando comales, dice:
yo tenía siete años cuando mi papá ya me llevaba cargando comales hasta
Martínez (de la Torre ),
caminando. Él me daba hospedaje, decía, vente, no te voy a cobrar nada, aquí
guarda tu producción, tráete tus cazuelas y de aquí sales a vender. Yo también,
a mí me tocó, tú caminas de aquí a los ranchos, yo caminé desde tu tierra con
mi papá cargando los huacales. Y es que ellos iban y en una de esas se quedaron
por allá, pues empezaron a repartir tierras y allá agarraron. (Alfarero Juan
Ramírez)
Auge y
comunicación
Bueno, yo puedo hablar de 1923 para acá, que es lo que me
comentaba mi mamá, mi papá, que ellos desde ese entonces ya empezaban a
trabajar la alfarería. Lo que predominaba era la agricultura, no era muy
extendida la práctica de la alfarería, pero sí había. Incluso había comunidades
que iniciaron mucho antes que aquí, que se ubican al lado de Zautla, pero que
al paso de los años, pues sí se fue desarrollando más aquí, por la
accesibilidad, la carretera, los medios de comunicación. Aquí las familias
venían porque a una media hora, hacia Huixzilapa estaba la estación del tren,
del ferrocarril, entonces ahí es donde se movían mucho las mercancías,
productos del campo y, si mal no recuerdo, mi papá me comentó que en 1940,
1945, fue en ese tiempo que se construyó la carretera, donde incluso él
trabajó. Entonces eso le vino a dar un auge a la alfarería de aquí, un auge de
ventas, auge de producción. (Instructor Cesder Moisés Ramírez Zambrano)
El plomo, el
barro, el oficio
Originalmente, el plomo no lo vendían como lo conocemos
ahora, sino que lo vendían en terrones, y tenían que molerlo con metate. Y
entonces, por ejemplo, el barro también lo molían con “manzo”, con un palo,
azotándolo. De eso me contaba una anécdota mi mamá, me decía: “nosotros
azotándolo con un palo para que se muela el barro, pues todavía no venía esa
forma de moler el barro con los animales, por eso los burros se estaban riendo
de nosotros, porque duro con el palo y ellos nos estaban viendo”. Con el tiempo
a alguien se le ocurrió amarrar al burro y moler el barro como trapiche, uno
tenía que estar dando vueltas con los burros, girando casi todo el día. Eso
tardó mucho tiempo. De hecho, los molinos de barro ¿que tiempo tendrán…? unos
quince años. Los molinos de barro, ahora también hay batidoras. Antes se hacía
todo a pulmón, preparar el barro húmedo a mano. Entonces no tiene mucho tiempo
que se implementaron esas cosas, que de alguna manera vino a representar una
gran ayuda para el trabajo.
Mi abuelo, el papá de mi mamá, por ejemplo, ya trabajaba
mucho la teja; ahorita actualmente la zona tejera está en una comunidad que se
llama La Libertad ,
del municipio de Zacapoaxtla, eso y ladrillos de construcción. Aquí hace mucho
que ya no se hace. Se viene entonces una serie de problemas de la agricultura,
que la sequía, el bajo costo del producto, entonces se ve un repunte en la
alfarería, porque para aprender la alfarería, de la forma en que se viene
trabajando, no requiere de mucho tiempo. Es como en la escuela, aunque no me
digan cómo se maneja la computadora, el simple hecho de estar viendo aprende
uno, de manera incipiente, pero aprende uno algo, y en el momento en que tengo
oportunidad pues voy a hacerlo yo mismo. Así es la alfarería, los muchachos no
se instruían, se ocupaban en la alfarería directamente: “llévate las cazuelas
para allá, limpia acá, arrímame la leña”, todo eso, pues así aprendí yo y mucha
gente. (Instructor Cesder Moisés Ramírez Zambrano)
Los loceros
De de 1950 para acá ya empezaron a haber muchos dedicados a
la loza, hasta que se extendió. De aquí se iban a Huixilapa, donde pasaba el
ferrocarril. Ya empezó a evolucionar, empezaron a haber viajeros porque la loza
la compraban los de Zautla, un señor que se llamaba Francisco Posada y así,
eran poquitos, ya en el 52 empezó a haber más y ahorita ya es la mayoría la que
se dedica a la loza, que ahora llega a Tijuana, Tabasco, Veracruz.
Ya en estos periodos fue cuando empezaron a haber comités,
ya hubo apoyos del gobierno, trabajaban rústicamente, nomás tenían su hornito y
el barro lo molían con mulitas o azotando el barro, la greta la molían en el
metate. Y así fue cuando ya empezaron a apoyarlos con molinos para el barro,
las tarrajas y quemadores. Económicamente la loza ha sido muy benéfica para el
pueblo, con la carretera sirvió mucho. Compran en el camino, se lleva
rápidamente. (Ex presidente Auxiliar Juvencio Ramírez)
Sólo cazuelas
Hace treinta años se hacían puras cazuelas y ollas, puro
utensilio de cocina, de ahí no pasábamos. Ahora a estas alturas, ya hacemos
piezas de ornato, como los hongos, jarrones de tres, de pared, de barro,
lagartijas, ardillas, todo eso ya es de ahora hace poco, pero hace treinta
años, prácticamente cazuelas y ollas. (Alfarero Juan Ramírez)
Por Belice
Nosotros anduvimos por Belice, con mi hermano anduvimos por
allá en 1968, anduvimos por ahí trabajando, estábamos muy jóvenes. En ese
tiempo cargábamos en un camión alquilado. No como antes, que era en burritos,
cuando íbamos a Zaragoza. En aquel tiempo se llevaban dos docenas en burritos.
Pero todo va cambiando. Nosotros viajamos a Yucatán, hasta don Juvencio fue al
primer viaje a Yucatán, a Mérida, como en 1959.
Nosotros viajamos mucho, y nunca hemos cambiado del oficio
de la alfarería. Antes vendíamos aquí cerquita, ya después fueron don Juvencio
y mi papá los que empezaron a viajar más lejos, dos o tres veces a Mérida. Yo
fui hasta el último, ellos ya habían conocido cómo andar. Entonces después de
que don Juvencio ya no viajó lo hice yo, fue cuando terminamos por Belice,
llegamos a Chetumal y terminamos del otro lado. Fue en 1968, pasamos fácil a
Belice, fuimos a migración y pagamos un permiso provisional, pagamos los
impuestos y fuimos bien recibidos allá, la gente era amable, llegamos a pueblos
y pueblos, hasta Belice; regresábamos vacíos, traíamos dinero. Antes teníamos
que empacar la loza, teníamos que amarrar bultos. (Alfarero Bernardo Arriaga Degollado)
El Archivo
Histórico
La carretera marca un antes y un después en la vida de San
Miguel. De pronto resultaba un lugar importante, estratégico, privilegiado aún
a costa de la cabecera municipal. En 1949 fueron disgregados de la parroquia de
Zautla el pueblo de San Miguel Tenextatiloyan, Chilapa y La Rosa , la colonia de San
Rafael y la hacienda de Mazapa, según el decreto del arzobispo Don José Ignacio
Márquez, quedando finalmente constituida en dos pueblos, una hacienda, 16
rancherías y dos colonias.16 Hay para este momento diferentes
versiones sobre el tamaño y la importancia de San Miguel. Una de ellas, sin
embargo, es irrefutable, pues se trata de censos de población hechos por la
propia autoridad local de 1943
a 1961, en donde se consigna el nombre, la edad y el
oficio de cada habitante de la Primera
Sección de San Miguel Tenextatiloyan, firmadas por el señor
Tomás Posadas y muy esclarecedoras sobre las dimensiones de la población. En
resumen, indican:17
Año
|
Habitantes
|
Familias
|
1943
|
610
|
124
|
1944
|
633
|
124
|
1945
|
659
|
----
|
1946
|
677
|
110
|
1948
|
688
|
116
|
1951
|
745
|
134
|
1956
|
603
|
112
|
1961
|
580
|
129
|
En el Archivo histórico de la Junta Auxiliar de de San Miguel
Tenextatioloyan, por desgracia en condiciones poco adecuadas a su importancia,
hay una cantidad de historias sociales y particulares que la autoridad se veía
precisada a recibir por parte de la gente. Algunos casos notables, como el de
la señora Micaila, hija natural de Jacinto Flores que el 14 de febrero de 1944
“murió de ansiedad” a los 120 años de edad; es decir, doña Micaila había nacido
en 1824 y le dio tiempo de ser contemporánea de la firma de la Independencia de
México, la Reforma
juarista, la invasión francesa, todo el Porfiriato, la Revolución y todavía pudo
atestiguar el Cardenismo y la Segunda Guerra
Mundial. Toda una vida y más allá.18 En el censo de 1944 se consigna
la vecindad en San Miguel de un señor de 39 años, Juan Álvarez, de ocupación
santero.19 Los expedientes, que en realidad son pilas de documentos
amarradas con mecate, no tienen un orden cronológico ni temático. Está, por
ejemplo, la referencia a “un pequeño mercadito” construido en 1928 que el
ciclón de 1944 destruyó por completo. En ese predio, muchos años después, el 9
de septiembre de 1960, se informa que se construyeron oficinas públicas.20
Es en estos años cuando un grupo de hombres progresistas
deciden cambiar la fisonomía y las propias aspiraciones de San Miguel. La
población crecía y las precariedades urbanas comenzaron a dar de sí. Era
urgente cierto ordenamiento que le diera un nuevo rostro a un pueblote que por
el momento carecía de la más elemental urbanidad: las casas disgregadas entre
los barrancos, drenajes abiertos por aquí y por allá, bares, delincuencia,
inseguridad.
Gente violenta
Si había mucha gente todavía muy violenta. Yo de chiquillo
oía que decían que por ahí había gente que se disfrazaba, de mujer inclusive, y
se iba por la salida, por las colonias y por ahí agarraban a las mujeres, las
violaban. Se comentaba eso. Yo era chiquillo. Entonces había barrancos que tenían
que atravesar por un tronco de madera. (Presidente Auxiliar de San Miguel
Tenextatiloyan, Bulmaro Iglecias Contreras)
En la presidencia auxiliar de don Federico Bonilla en 1959
se crea el Comité pro-electrificación que anduvo recaudando dinero para
llevarlo “a un banco de la ciudad de Puebla”.21 En otro documento
del 11 de noviembre de 1960, se pide al ciudadano Filiberto Contreras que haga
el favor de acarrear los postes de la luz.22 Y ya entrados en
gastos, se solicita a la
Dirección de Correos el 11 de octubre de 1960 instalar en San
Miguel una agencia postal, toda vez que la importancia del pueblo ha crecido
mucho, al grado de contar con “3 500 habitantes, 650 familias y tres escuelas
rurales”, se argumentaba en el escrito.23 Acá entre nos el pueblo no
había crecido tanto, en una de las listas vecinales de ese año se consignan con
nombre, edad y oficio unos setecientos habitantes en la Primera Sección de San Miguel,
pero era necesario impresionar a las autoridades porque la necesidad de un
correo era verdadera. La flamante carretera traía gente nueva, visitantes de
ocasión, compradores de loza. Para las fiestas patronales de ese año se
autoriza a la compañía “Atracciones Castañeda” instalar juegos de feria del 27
de agosto al 22 de septiembre de 1960. Y en otras urgentes comunicaciones, se
pide a la Secretaría
de Salubridad y Asistencia que inspeccione las instalaciones del “nuevo
panteón” para ponerlo a funcionar.24
Por lo pronto, la comisión organizadora de la XVII Gran Feria de
Teziutlán de 1960 hace una atenta invitación a los alfareros de San Miguel a
exhibir sus “artefactos de barro, de los que son artistas sus fabricantes” en
los modernos stand de la feria.
A pesar de tanto entusiasmo, las cosas no eran sencillas
para las autoridades y los vecinos de San Miguel. Una prioridad era la apertura
de calles, pues la fisonomía del pueblo estaba marcada por pequeñas veredas, cañadas
y barrancos, entre las que estaban casas por aquí y por allá. Vino un
presidente auxiliar dispuesto a cambiar las cosas: no pudo, tuvo que huir de la
población; luego otro y otro más. No es que se requiriera la fuerza bruta para hacer
las modificaciones, sino la ley en la mano, las ordenanzas municipales que la
ley otorga, la asesoría, el apoyo institucional. Y bueno, sí, unos pantalones
muy bien fajados como los que tuvieron don Juvencio Ramírez y su comandante
Lorenzo Iglecias Córdoba cuando asumieron la presidencia auxiliar de San Miguel
en 1960.
Ordenamiento de
San Miguel
Fui nombrado presidente auxiliar de 1960 a 1963. En ese tiempo,
una maestra que todavía vive empezó a hablar de que era necesario solicitar la
primaria y así fue como empezó. Ya después también las calles, pues aquí no
había calles, sólo había dos, una que atravesaba hacia Zautla y otra cruzada.
Ya con su servidor fue cuando se hicieron las calles.
Antes de eso San Miguel era un pueblo disperso, sin ley,
porque había escándalos, la autoridad no podía actuar, por lo mismo de que no
había bando de policía; las mujeres tenían mucho riesgo de ir a Zautla, las
agarraban y las violaban. Había una policía nomás de nombre, ya cuando yo entré
fue cuando se fue ordenando. Las casas estaban como cuando hay una granizada y
donde cayeron los granizos ahí estaban las casas.
Antes de mí el señor Zacarías promovió el asunto con los
habitantes para hacer las calles, pero la gente no lo dejó. Lo hicieron correr.
Pasaron entonces don Nemesio, don Felipe Pérez y no pudieron abrir las calles,
se amparaban y detenían el proceso. Todo aquí es propiedad privada. Don Nemesio
ya tenía inicios de la luz, pero nunca se pudo lograr hasta que su servidor
pudo hacerlo. Conmigo llegó la secundaria, la luz, las calles y la oficina de
telégrafos, porque ya después de que salí de presidente vi que era necesario
una oficina de telégrafos. Empecé a gestionarla en 1977 y en 1981 nos dieron
los telégrafos. Zaragoza también tenía oficinas y fue muy bueno para los
viajeros. Yo viajé de 1952 a
1959 y usábamos el giro telegráfico a Zaragoza. Nos beneficiaba porque así no
andábamos cargados con dinero. Traíamos nuestra maleta de costales, ahí
metíamos nuestro dinerito. Ya, íbamos a Zaragoza a cobrar y todo eso. Entonces
hice mis trámites, fui a México a solicitar lo del telégrafo y en 1981 se
inauguró la oficina. Convencí a Pedro García de que lo billetes se venían por
el hilo. “¿Cómo?”, pues sí. Así era la ignorancia, le dije que se venían por el
hilo y se lo creyó. (Ex presidente Auxiliar Juvencio Ramírez)
Abrir las calles a
chaleco
Cómo podría hacerle para convencer a la gente de abrir las
calles, lo habían intentado dos anteriores a mí y no pudieron, Juan Zacarías,
el primero, lo corrieron del pueblo. Se fue a refugiar a Oriental. “¿De veras
quieres abrirlas?”, me preguntó don Isidro Cambio en la Secretaría de
Gobernación. Pues que sí. “Te voy a proporcionar una boleta de procedimiento
sobre los predios donde dice que la propiedad por interés público se puede
expropiar”, me dio la hoja y así fue como empecé a trabajar. En la junta de
cabildo aprobamos de que entre nosotros mismos reuniéramos mil pesos, que era
mucho, entonces ya agarramos y fuimos con los vecinos. “Permíteme ver tu
escritura”, algunos sí nos enseñaban la forma, otros no. Fueron a Gobernación a
preguntar si era yo cobrador o recaudador, porque estaba pidiendo las escrituras,
iban a acusarme por cualquier cosa y don Isidro les decía: “¿es para beneficio
de su casa o para beneficio de todos?” No, pues, para todos. “Entonces vámonos
de aquí”, pues en Gobernación ya había anticipado mis intenciones. Don Isidro
Cambio me dijo: “primero formula tu plan de policía y buen gobierno, después tu
plan de trabajo: ¿qué es lo que vas a hacer primero?”. Primero la luz, que ya
había entrado; “bueno, pues primero la luz”, luego las calles. Ya después
entraría en agua. Tuve mucho apoyo del director de Gobernación, no tengo por
qué negarlo, siempre me apoyó mucho.
Cárcel
No me muerdo de la lengua ni me arrepiento de nada, pero lo
que hice fue para cooperación, para la luz: cárcel; lo mismo para lo de las
calles, lo del agua: cárcel a quien se negara. Entonces teníamos mil pesos,
cuando el más caro de los predios era de trescientos pesos: “pues te vamos a
dar mil pesos, dejas que se abra la calle”. Y así fue como se abrieron. Empecé
con la calle que tenía terrenos muy bonitos, eran de mi suegro. Fui y la hablé,
“oiga don Miguelito, pues la cosa está así”. Don Miguel Esteban aceptó. Y ya,
los vecinos vieron que la cosa iba en serio, “si así le ha ido a su suegro,
cómo nos va ir a nosotros”. Y así fue, ya después fue ponerle nombre a las
calles, “¿qué les parece que les pongamos el nombre de los Niños Héroes?”,
solamente hay una calle que se llama Miguel Hidalgo, la otra Morelos y ya, los
Niños Héroes.
Ahorita ya llevamos casi dos periodos en paz, no hay
desórdenes serios. Antes robaban, nada grande, pero sí pollitos, mazorca. Era
un pueblo sin ley. Ahí venían de Los Oyameles, otros de Zaragoza, agarraron a
San Miguel de panchanga, porque había tres casas donde había rocolas. Venían y
hacían sus desórdenes. Entonces ya hubo autoridades que le echaron ganas, se
fueron adoquinando las calles, porque al principio era un lodazal y no se podía
caminar bien, sólo una calle estaba empedrada.
Ya últimamente yo me jubilé en el telégrafo, gracias al
director que me nombró como mensajero, como se dio cuenta que subía y bajaba,
que fui a México y gestioné lo de la secundaria y el kínder, que se abrieron
después de que salí de presidente, me nombran como presidente de padres de
familia y fue que pude promover lo de la secundaria y luego lo del kinder. Y
fue como me quedé como mensajero y estuve trabajando 27 años, no cumplí los
treinta años porque me salí por mi enfermedad, porque era del corazón. (Ex
presidente Auxiliar Juvencio Ramírez)
Las calles de mi
esposo
A mi esposo (Juvencio Ramírez), cuando abrió las calles de
San Miguel, no lo quisieron, lo querían quemar. No, le digo, fue bien valiente
para todo. Luego le decía yo: ya no vayas, mira cómo te amenazan. “No –decía-,
si me muero es por mi pueblo”. Otros señores de esa calle también se negaban.
Fue bien peligroso abrir. “¡El primer señor que se pare aquí para machetear mi
pared aquí se muere!” Y dice mi esposo: “órale, vámonos, yo voy adelante, si en
verdad van a machetear, yo seré el primero”. Y ahí van. Y empezaron y órale,
“yo voy a dar el primer trancazo, órale, y luego los demás”. Gracias a Dios.
Los otros de por allá igual, unos señores que eran muy groseros, toda la gente
les tenía miedo. ¡Uy! Y ya va y les dice: “no, voy a hablar primero con el
hijo”, porque el papá no quería, “voy a hablar con el hijo y a ver qué me dice,
si no está de acuerdo de todos modos vamos a abrir”. Y no, como dicen, hablando
se entienden las personas. Empezaron a platicar y todo, y al rato, no que, “estoy
de acuerdo”, abrieron la calle y luego otra y luego todas. (Comerciante Cirila Esteban
Méndez)
Por fin agua
Nuestro sistema del agua venía de Acuaco, pero llegaba el
sobrante después de alimentar toda la red. Todos se surtían y aquí arriba
siempre faltaba el agua. Fui a gobernación y pregunté cómo hacerle y me dijeron
que estaba mal. “El agua tiene que llegar por gravedad, por lo que hay que
poner un tanque de agua arriba”. ¿Que jurisdicción tienen? No, pues, Acuaco y
Acuaco pertenece a Zaragoza. “No, pues no está permitido”, que quién sabe
cuánto. El ingeniero hidráulico que vino nos pidió 350 pesos en ese tiempo,
pero abrieron más abajo, toparon con una roca y ya no pudieron. Ahí se quedó.
No, pues, que es allá donde deben perforar. El tesorero de mi presidencia
solicitó perforar hasta allá abajo, pero se acabó mi periodo y lo dejamos
comprometido. Ya, los que siguieron hicieron la perforación y encontraron mucha
agua ya con eso se llenaron bien los depósitos. (Ex presidente Auxiliar
Juvencio Ramírez)
Estaba empedrado
Cuando yo era chica San Miguel estaba con pura piedra, las
calles eran empedradas, le buscaban la forma y estaba bien parejito, nada de
hoyos, como hoy, que hay baches, nada, bien bonito. Hace como nueve años
todavía estaban empedradas. (Comerciante Irma Ruiz Ruiz)
Llegamos a la historia moderna de San Miguel Tenextatiloyan,
con sus propios problemas. Abrir las calles, contar con agua, luz, telégrafos y
tener una flamante carretera era muy importante pero no suficiente. Ahora era
necesario traer negocios al pueblo porque no había nada. Es decir, San Miguel
había crecido para convertirse en la principal ciudad del municipio, pero
seguía siendo un pueblote donde era imposible encontrar un kilo de tortillas,
un cubito de caldo de pollo o un vasito de crema para comer con plátanos al
mediodía, mucho menos un pastel para el cumpleaños de los niños o para el diez
de mayo a la mamá.
En los noventa no
había nada
Yo tengo 18 años en San Miguel, aquí me casé. Regresé de
diecisiete años en 1993, cuando vine a conocer acá, me trajeron mis padres y
entonces regresé y me casé. Cuando yo me casé con mi esposo aquí no había ni
pastelería ni rosticería; una panadería sí, pero muy poquito. Teníamos que ir
por un pollo rostizado hasta Zaragoza, o un pastelito de un cumpleaños o así,
hasta Zaragoza; me acuerdo que ahí venía yo aplastando el pastel en el taxi.
Ahora ya hay pastelería, rosticería, ya hay más cosas; por lo menos antes no
encontrábamos una cremita aquí, comprar un vasito de crema había que ir hasta
Zaragoza o hasta Libres, ni mantequilla, ni jamón, ni nada. (Madre de familia Angelina
Zacarías Allende)
La primera
tortillería
Bueno, ahorita ya hay oportunidad de que quiero hacer una
comidita rápido, ya voy a traer el pollo y todo, pero más antes no, teníamos
que tener el pollo; si queremos comer pollo hay que matar uno, porque aquí no
había en ninguna parte cómo comprar pollo. Marranitos sí, más o menos se podían
comprar, pero de pollo nada. Ahora, luego que mi esposo estaba en la
presidencia me mandaba decir: “prepara comida para tantas personas que vienen”.
Pues ni modo, a matar un pollo y a malpasar. Ya no me tocó tanto porque ya
había un molinito. Ya, ahí vamos al molino corriendo y a hacer tortillas,
porque no había ni tortillería. Pero todavía había que poner el nixtamal con
cal, lavarlo y hacer la masa. Y antes de hacer comida, a hacer tortillas. Con
todo eso vimos que hacía falta la tortilla. Por eso dice mi esposo, como vendía
yo comida: “ya no te das abasto con la tortilla, qué te parece si vamos a traer
una tortillería”. Pues órale, fuimos a traer una, pero de petróleo. Era una
lata porque era muy trabajosa. Y bueno, encargaban tortilla: que diez kilos,
veinte kilos, pues ya nos cansábamos de estarle dando, porque todo era manual.
Y un día que me dice: “vas a comprar algo en Tlatlauqui para el 10 de mayo”.
Bueno, ahí voy, y ahí me quedé viendo una tortillería que ya era automática.
¡Que maravilla, salen solitas las tortillas! Que llego y que le platico, le
digo: ¿por qué no compramos una máquina como la que vi en Tlatlauqui, bien
bonita? Y un día que me dice “vamos a Puebla”. Órale. Fuimos a ver a Celorio,
que todavía trabajaba, ahora quién sabe. Y vamos a ver allí las tortillerías
¿llevamos una?, pues sí. Ya, preguntamos, teníamos un compadre que se llamaba
Leonel Castañeda, lo fuimos a ver porque también era de tortillería: ¿qué le
parece que compremos una tortillería como la que tiene? “Pues vamos a ver allí
a Celorio”. Ya, fuimos y ya me dice mi esposo “¿cuál te gusta?” Ay, pues ésta.
“Bueno, dice mi compadre, pues yo la verdad la compraría”. Pero no trajimos
dinero, nomás venimos a ver. Y dicen los señores Celorio: “llévesela, aquí está
su compadre, que es conocido, ya nos dio un número de teléfono y todo, así que
llévenselo, escombren y tomen las medidas de donde se va a colocar, y preparen
sus tanques de gas y órale. Ahí va dentro de tres días”. Ya, luego luego nos
venimos y cambiamos aquí esto, pusimos rápido unas cortinas, escombramos todo y
ya, ya salió. A los tres días ahí está. Ya la trajeron, la pusieron y ya.
“Ahora vas a trabajar, ven a ver cómo se hace”. Ya, me dejaron enseñado todo.
No, pues es una maravilla, le digo a mi esposo: ya no me canso. Y ya, empezamos
a vender. La gente feliz de tener una tortillería. Las mujeres. Una maravilla.
(Comerciante Cirila Esteban Méndez)
Madre moderna
Yo tuve cuatro hijos. Aquí, lo que se necesita más, o yo
siempre veo, es tener un buen hospital, unas buenas universidades para que los
hijos no se vayan lejos a estudiar. Porque me costó para que mis hijos fueran a
estudiar hasta Puebla. Entonces sí se carece, aunque está la de Tezuitlán, pero
nos les gusta, porque… usted sabe cómo son. “Yo voy a Puebla”. Tengo un hijo en
Estados Unidos, se casó, se vino acá, tiene su casa y su esposa, anda
trabajando de maestro; mis otros dos hijos son maestros, uno trabaja aquí por Zautla
y el otro trabaja en Chilapa, ellos van y vienen diario, traen su carro cada
quien. Diario están acá. Y mi hija la chica, que vive conmigo y que tal vez
estudie algo.
Mis hijos crecieron sanos, crecieron bien. Ya ahora en la
época que estamos, pues sí. Antes sí, pasa el tiempo, sufrieron bastante, pero
ahora les digo yo: sufres porque no quieres trabajar, pero si yo trabajo voy a
tener todo, siempre les he inculcado eso, el trabajo. El esfuerzo, ajá.
(Comerciante Irma Ruiz Ruiz)
En fin, la vida ha seguido en San Miguel, con algunas
pérdidas en las tradiciones, pero con muchas ganancias en la calidad de vida de
la población. Los padrinos ya no son lo que antes; los días de muertos ni
hablar, qué esperanzas que los muchachos de hoy sean como los de antes. No
señor, pero qué bonito es mi pueblo. ¡Cómo quiero a San Miguel!
Era muy bonito
Y le digo a usted: era muy bonito, pero ahora ya se perdió.
Ya no se hace como se hacía, ni la feria, ni nada; se hacían plazas grandes,
pero ahora ya no. Ya todo se acababa, ya casi nadie compra. Antes las tiendas
llenas de gente, veladoras, textiles, todo lo que se ocupa, pero ahora ya no.
(Comerciante Cirila Esteban Méndez)
Costumbres
Y sí, la gente, algo que yo he notado, antes la gente se
daba la mano para saludarse, y se encontraba uno a una persona mayor, se
quitaba uno el sombrero para saludar.
Pero de San Miguel me gusta todo, aquí me acabé de formar, aquí me hice
consciente de lo que es la vida. Aquí conozco a todos, y aquí, una cosa muy
rara, que usté lo ha de notar, aquí no se pierde nada, puede usted dejar su
carro y nada, claro, lo tiene usté que cerrar. Si algo pasa, es por gente de
afuera… (Comerciante de loza Salomón Contreras)
La imagen del
pueblo
Nosotros lo que hasta ahorita hemos tenido información es
que están haciendo estudios de qué manera pudiera mejorar la imagen del pueblo,
porque de hecho sí de seis años para acá ha habido muchos cambios, pero todavía
le falta mucho al pueblo, mejorarlo no, pues entonces en ese aspecto del
proyecto que tiene de cambiar las calles y todo eso, pues a quién no le
gustaría, qué bueno que se hiciera aquí en el pueblo para darle otra imagen.
Afortunadamente ya se hicieron algunas cosas las estufas ecológicas, eso sí se
ve el beneficio inmediatamente, las estufas están dando buen rendimiento, se
ahorran combustibles, se evita estar inhalando humos y es favorable para a
salud. Pues yo siento que tenemos esa, hasta ahorita, esa suerte de que hayan
puesto los ojos aquí en San Miguel y ojalá todos esos proyectos se hicieran
realidad, porque se oyen muy bonitos, los proyectos y todo, y lo bueno seria
hacerlo realidad, ojalá se pudiera. Quién no estaría dispuesto a recibir ese
beneficio. A mi me dijeron que se iban a hacer una serie de cosas para mejorar,
pero hasta ahí estamos. (Presidente Auxiliar de San Miguel Tenextatiloyan,
Bulmaro Iglecias Contreras)
Yo vivo muy
tranquilo
Porque como dicen, ni tanto humo al santo ni tanto que se
encabrone el santo… Ya no quieren que lo
quemen. Yo vivo muy tranquilo con el pueblo de San Miguel, y mucho más con mi
patrón de San Miguel, el santo principal de nuestro templo, y yo vivo
agradecido con San Miguel, en este lugar tan sagrado, porque no en todos los
pueblos hay la materia del barro, no sé por qué mi destino fue nacer en San Miguel.
Me incliné al material para enseñarme a trabajar y me ha gustado, y con el
tiempo que estoy viviendo pienso que ya no hay otra por qué cambiar, ni el
gobierno me va a dar trabajo, ni la empresa me va a dar trabajo porque no voy a
rendir lo que un hombre de veinte años.
Yo vivo muy agradecido porque con estas cazuelas de barro
he ido a conocer otros pueblos y ciudades. En 1960 fui a Monterrey, en 1961 fui
a Nuevo Laredo, a Matamoros, y allá por 1948 fui a conocer a Minatitlán, a
Coatzacoalcos, a Tabasco, Cárdenas, pero gracias a las cazuelas, gracias a los
jarros de barro, rancheando, gritando como todo un comerciante calle por calle,
para ganarme un centavito para venirme a vestir y mantener a mi familia, ayudar
a mis hijos, tenerlos en la escuela; ya que mis hijos estudiaron, ya he
descansado, ellos ya son hombres igual que yo, y a hoy en día ellos viven en la
ciudad de México. (Alfarero Fortino Alcántara)
Citas
16) Evodio Aguilar Cabildo, Resumen histórico y geográfico
de Pinahuizapan, Zautla, Puebla, México, 2003, pp. 62-63 del Inventario del
Archivo Parroquial del Arzobispado de Puebla, Santiago Apóstol Zautla, Puebla.
17) Censos manuscritos de diversos años entre 1943 y 1961,
Archivo histórico de la Junta Auxiliar de San Miguel Tenextatiloyan, legajo
s/n.
18) Paquete s/n y sin referencia del Archivo Histórico de
la Junta Auxiliar de
San Miguel Tenextatiloyan.
19) Paquete s/n y sin referencia del Archivo Histórico de
la Junta Auxiliar de
San Miguel Tenextatiloyan.
20) Oficio núm. 91 al Director de Gobernación, del 9 de
septiembre de 1960, le informa que en 1959 se construyeron oficinas públicas en
ese lugar. Firma Juvencio Ramírez Salvador, presidente auxiliar.
21) Acta del 1 de diciembre de 1959 del Comité
pro-electrificación, Presidente del comité: Eufrosino Ramírez; Presidente
Auxiliar, Federico Bonilla. Archivo Histórico de la Junta Auxiliar de San
Miguel Tenextatiloyan.
22) Oficio 129 del 11 de noviembre de 1960. Archivo
Histórico de la Junta
Auxiliar de San Miguel Tenextatiloyan.
23) Oficio s/n del 11 de octubre de 1960 donde se solicita
al Director general de Correos una agencia para la comunidad. Archivo Histórico
de la Junta Auxiliar de San Miguel Tenextatiloyan.
24) Sobre el nuevo panteón, Oficio 54005/196 del 13 de
julio de 1960, Archivo Histórico de la Junta Auxiliar de San Miguel
Tenextatiloyan.
*El maestro alfarero Fortino Alcántara entrevistado y
transcrito por Sergio Mastretta.
**Todas las fotografías –excepto las ilustraciones
históricas– tomadas en Tenextatiloyan en ocasión de aquellos afanes.
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