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Cultura popular


Cualquier idea que se exprese en torno a la cultura popular resulta incompleta, pues las imágenes y experiencias que implican a la cultura popular; los recuerdos, las tradiciones, los placeres nunca obedecen a una sola razón, sino que la cultura popular, cuando se origina, ya está conectada a todos los factores que la constituyen. La cultura popular se realiza y evoluciona permanentemente. Si existe una guitarra, un horno de cerámica, una masa de pan, el actor de la cultura popular tiene abierto un camino. Está en permanente evolución, todo esto en consideración de Néstor García Canclini.

La visión de la cultura popular puede ser tan vasta como la vida misma, por eso siempre se nos presenta incompleta y con muchos intereses paralelos. Estudiar puede ser un gran estímulo, pero no es arte, no es cultura popular.  ¿Es el deporte cultura popular? Tal vez el deporte no lo sea, pero su asociación a lo masivo, el juego sí lo es: la invención de las reglas y los campeonatos, sí lo son. La cultura del deporte es necesariamente cultura popular. Y qué decir de la divulgación de la ciencia ¿es cultura popular? Seguramente su sentido lúdico lo es, pero las matemáticas son una ciencia. Stuart Hall dice que hay una cultura popular oficial y otra no oficial, que tiene como base a las experiencias, los placeres, los recuerdos y las tradiciones. ¿Cómo entendemos hoy la cultura popular? Jesús Martín Barbero afirma que la cultura popular ya no designa los objetos culturales del pueblo, sino los que consume la masa. Su estudio, como actividad, no es artístico sino programático, pues la cultura popular no se desarrolla igual en todas sus facetas. Podría decirse,  por ejemplo, y es ampliamente defendible, que la comida es el objeto de cultura popular más avanzado y evolucionado de todos. La comida, como placer social, es el arte de vivir más refinado de todos cuantos conforman la cultura popular. Imaginen todo lo que tenemos por degustar ahí, por crear ahí.

La cultura popular se ocupa de aspectos tan característicos como los recuerdos; cultiva la memoria colectiva y la oralidad. Es, de hecho, su propio registro histórico-anecdótico.

Los artistas plásticos van por un camino individual, con búsquedas y encuentros propios; los músicos por los suyos, los pintores, fotógrafos, bailarines, cocineros con su propia búsqueda cultural, su placer y deleite. La cultura popular es expresada por las artes comunes –muchas espontáneas y perecederas- que se practican comúnmente en la sociedad, más allá de la ley y las gestiones oficiales, como una señora que hace con migas de pan hermosos tocados para novia; los bailes sociales, la comida, la bebida y todo aquello que nos produce un placer social, manifestaciones artísticas  que son a su vez cívicas, ciudadanas y masivas. La cultura popular está sustentada en esos pequeños gustos que nos damos diariamente. ¡Páseme uno de esos merenguitos, doña Mariquita!




Una buena plática, una buena comida. No es sofisticada porque está hecha para ser popular, de amplio consumo, que se dispara y se vulgariza cuando es tomada por la televisión, pero ¿es la televisión cultura popular? Quisiera pensar que la televisión sólo impone patrones de conducta que devienen cultura popular. Cómo, si no, explicarse los treinta millones de mexicanos que son fanáticos de la música grupera. A mí me parece que en su mayoría son producto de una acción mediática-mercadotécnica. Barbero dice que la cultura popular ya no designa los objetos culturales del pueblo, sino los que consume la masa. Tal vez sea correcto. Con su arquetípica modestia, en una mesa publicada en el sitio de internet www.mty.itesm.mx, los principales estudiosos de la cultura popular estadounidense  discutieron si la cultura popular mundial era en realidad la estadounidense. Y a pesar de que podría ser correcto afirmar a Michael Jackson es cultura popular global, pues en efecto lo consume una masa globalizada, no se puede pretender que la cultura popular en el mundo se explique o se sintetice con esos productos culturales de gran perfil comercial. La cultura popular propia no desparece ante la llegada aplastante de las modas externas. Muchas son las páginas que Canclini ha dedicado a esa metamorfosis, que él explica como hibridación, en el sentido biológico de las plantas: donde se produce algo de la unión de dos especies diferentes con la combinación de elementos de distinta naturaleza. Es decir, no se amenace tan fácilmente a la cultura popular local, pues esa se respira y está ahí, viva y en constante modificación.

Imágenes de Arbojos, de alambre de cobre, del autor.

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