Un rasgo distintivo de los maestros bilingües (o educación
indígena) de hoy en México es que casi todo depende de ellos, más allá de la
voluntad o el interés oficial. La mayoría de las veces, si hay o no recursos
depende de una complicada trama burocrática entre las escuelas y sus
autoridades, la organización local que el director de la escuela pueda lograr
y, desde luego, su habilidad, de la que depende casi todo. Un caso
paradigmático de mi recorrido por las sierras fue el del maestro Benito Quiroz,
de un pueblo del municipio de Tlaxiaco, Oaxaca, en donde, con una enorme visión
empresarial, ha creado una especie de emporio de las ruinas que recibió hace 20
años.
A primera vista, el Centro de Integración Social de
Santiago Yosondúa, en el municipio de Tlaxiaco, Oaxaca, parece un centro
vacacional. Pulcros edificios en un impresionante jardín de pasto y flores. Al
descender las escalinatas de la entrada un ojo de agua; palmillas y
cucharillas, flores de cartucho, alcatraces y rosas; detrás del conjunto, un
majestuoso árbol donde descansó en algún momento del pasado el expresidente
Lázaro Cárdenas del Río, cuya efigie de bronce preside el patio principal.
El maestro Benito es un hombre de unos cincuenta años con
aspecto de luchador, de 1,52 de estatura y unos bien ganados ochenta kilos, que
resultó por azares del destino un negociante extraordinario; cambió ese centro
que encontró destruido en un pequeño emporio autosuficiente cuyas
preocupaciones son, ahora, la banda de música y el vestuario del grupo de
danza, en tanto que mantiene los negocios establecidos con estrategia de
economista.
Santiago Yosondúa es un municipio de la parte sur de la
Región Mixteca, a una altura de 2,200 msnm. Para llegar hasta allí de la ciudad
de Oaxaca, hay que ir por la autopista a Nochistlán y se sigue hacia
Yanhuitlán, donde se toma la desviación a Tlaxiaco, se pasa por Teposcolula,
por Yolomécatl y de Tlaxiaco se toma un camino de terracería hasta Santiago
Yosondúa, donde se encuentra el internado bilingüe “Mi Patria”. En los
alrededores existe una gran cantidad de especies arbóreas maderables: enebro,
encino, sabino, madroño, cedro y caoba; hablando de frutas, abunda el plátano,
el mamey, el zapote negro, la ciruela; naranjas y variedades de limón. Será por
eso que el 60 % de sus habitantes se dedica a sembrar hortalizas, frutas, maíz
y frijol.
16 de junio de 2011
Centro
de Integración Social número 20, “Mi patria”, de Santiago Yosondúa, Tlaxiaco,
Oaxaca.
Prof.
Benito Quiroz
Soy el profesor Benito Quiroz Jiménez, director del Centro
de Integración Social número 20, “Mi patria”, ubicado en esta población de
Santiago Yosondúa, Tlaxiaco, Oaxaca. He cumplido 29 años de servicio, al frente
de este internado en particular tengo siete periodos escolares concluidos. Yo,
básicamente, soy de raza indígena y al terminar mis estudios, pues, me inspiró
la idea de buscar trabajo y trabajar con mi misma raza, con mis hermanos de
raza. Así que me acerqué a la Dirección de Educación Indígena a solicitar una
plaza. Tuve la suerte de ser seleccionado para ello y a eso obedece que estoy
aquí.
Aprecio a los niños, ha sido muy bonita la vivencia que
hemos tenido con ellos en las diferentes escuelas donde he prestado mi
servicio, pues he tratado de enseñarles lo mejor, he tratado de tener el mejor
del interés para que ellos aprendan, para que salgan bien preparados para la
vida. Ese ha sido mi principal empeño, pero también he estado inculcándoles
hábitos, especialmente el deporte; yo amo el basquetbol, me gusta el futbol y
he estado integrando equipos muy competitivos en las comunidades que he tenido
la oportunidad de recorrer. En particular en esta escuela, una experiencia muy
grata que no se nos va a olvidar. Contar con niños de diferentes pueblos, de
diferentes etnias, con variantes dialectales diferentes, me refiero a la lengua
mixteca, pero que tiene sus diferentes sonidos. Aquí los niños lo expresan, se
expresan en su lengua, no les cortamos la libertad, por el contrario, los
animamos para que sigan haciendo uso de su lengua, dentro del aula y fuera, en
los espacios libres. Para eso es la enseñanza bilingüe.
También tenemos triquis, desafortunadamente no tenemos aquí
un maestro que hable la lengua triqui, tenemos puro mixteco; sin embargo,
también respetamos a los niños que hablan la lengua triqui, los valoramos, los
apreciamos y les inculcamos que sigan haciendo uso de su lengua. Estos niños
vienen del pueblo de San Andrés Chicahuaxtla.
Esta escuela es un internado, se les da una beca para la
cuestión alimenticia equivalente a 840 pesos mensuales hasta hoy, les ofrecemos
la beca a los que lo deseen, los niños que asisten a la escuela vienen de
diferentes pueblos. Tengo algunos en este ciclo escolar que vienen de San Juan
Mixtepec Justlahuaca, alumnos que vienen de
San Esteban Atlatlahuacan, alumnos de las colonias populares de
Tlaxiaco, alumnos de Santiago Amoletepec Zona de Vega; alumnos, un poco más
numerosos, del municipio de Santa Cruz Putla y 26 alumnos exactos que son de
este municipio de Yosondúa. Manejo una población de 69 alumnos en este periodo
escolar. Tengo a tres maestros docentes, los grupos son multigrado; están
fusionados: el primero con el segundo, el tercero con el cuarto y el quinto con
el sexto. Les ofrecemos el servicio de lavandería, tengo una lavandera; les
ofrecemos el servicio de enfermería para la atención de su salud, contamos con
una enfermera; para la alimentación, les damos almuerzo, comida y cena a los
alumnos, cuento con dos cocineras.
Cuando llegué a este pueblo tuve muchos deseos de contar
con un ahorro para arreglarla. Le hemos puesto, déjeme decirle, mucho empeño.
Hemos hecho diferentes actividades, pues partimos de cero, no tuvimos nada, la
escuela estaba semidestruida, nada de cristales, puertas, todo muy roto,
abandonado. El sistema de energía eléctrica no servía, el agua igual. Y nos
propusimos arreglarlo, tuve como personal a 27 trabajadores y me reuní con
ellos, los sensibilicé y se prestaron al trabajo. Quiero que sepa que en el
primer periodo que criamos puercos, de la raza fina, vendimos 47 animales.
Sacamos, no recuerdo exactamente, pero sí más de veinte mil pesos en la venta
de puercos; al mismo tiempo, dos de mis compañeras, que siempre han estado
poniendo mucho empeño y mucho interés, me pidieron que les construyera un
pequeño viverito, donde cultivaron más de dos mil plantas de ornato que pusimos
a la venta en la comunidad; las estuvimos transportando nosotros, con los
mismos alumnos abrazando sus plantas, vendiéndolas de casa en casa; así se
vendieron más de mil quinientas y el resto sirvió para los jardines de la
propia escuela. No solo eso, cultivamos la tierra, cultivamos los terrenos, aproximadamente
media hectárea de maíz elotero; con ese elote, pues, tuve una experiencia muy
grata, la planta se dio mucho muy bonita, sacamos elotes en venta de primera
calidad, aunque más de la mitad de la cosecha, al concluirse el ciclo escolar,
no lo pudimos vender y se perdió.
Entonces de ahí hemos estado sacando recursos, hemos realizado rifas de animales
con el propio personal, puercos, principalmente. Hemos sacrificado puercos para
consumo de los niños, pero también la mayor cantidad de carne se pone a la
venta en el mercado. Entonces, de ahí hemos estado sacando recursos y los hemos
multiplicado. Así fue como pudimos colocar cristales en las ventanas; con ayuda
del Instituto de Educación Pública de Oaxaca, pudimos reparar la escuela, con
ese mismo recurso construí el invernadero, que me costó la cantidad de treinta
y nueve mil ochocientos pesos; tuve que pedir un préstamo en una caja
solidaria, pero produjimos en el invernadero, cosechamos jitomate y se dio,
gracias a Dios, mucho muy bonito. No solo bonito, mucho muy bonito. Con tres
cultivos que le pusimos al invernadero pudimos pagar el costo del invernadero.
El periodo escolar pasado me propuse fundar una banda de
música. Lo que empezamos fue a vender carne, hemos sacrificado puercos, los
niños y los maestros salen a vender y a promocionar. Así es como hemos ido
adquiriendo instrumentos, con una inversión a la fecha de alrededor de noventa
mil pesos, aunque todavía tengo un adeudo de treinta y dos mil pesos, que va a
tener que ir saliendo con la venta del
trigo, que se lo vendemos al propio internado. Y así vamos a ir saldando.
Ahorita tengo avena en el otro lado, esa avena la vamos a poner en venta, ya
está vendida, solamente la vamos a cortar para llevársela al cliente. Así vamos
adquiriendo recursos económicos. Pero no solo eso, tenemos ingresos en la
cooperativa escolar, que les vende golosinas muy económicas a los niños, útiles
escolares con lo básico: cuadernos, lápiz, bolígrafo, sacapuntas, borradores,
también para que no salgan al centro del pueblo a comprar, aquí se les vende al
mismo precio o incluso a un poquito menos. Se acumula y se junta el recurso
para el fin de periodo, cuando hacemos los pagos. Así hemos ido resolviendo los
problemas. Pero no solo eso, fíjese que cultivamos muchas flores y aquí las
vendemos por docenas. Cuando hay un compromiso en el pueblo vienen con
nosotros, les vendemos por docenas cartucho y alcatraces, les vendemos rosas y
otras flores, de ahí han estado saliendo recursos. Ahora la maestra recogerá la
tercera cosecha de hortaliza, la primera salió muy bien: lechuga, rábanos,
cilantro, ejote, que se acabó. Ahorita nada más vamos a reunir el recurso a ver
cuánto sale, pues hay que ir a pagar deudas y hacer más planes. De ahí tenemos
que hacer un apartado para ir a dejar a los niños y para volver a traerlos,
básicamente la gasolina. Nada más. Con eso lo hemos ido resolviendo.
Tenemos además las actividades académicas que se les dan,
en el aula contamos con los talleres de danza, taller de carpintería y de
música. Tres talleres. Para la jardinería, que es muy amplia como puede usted
ver, no contamos con personal especializado adicional, las realizamos los
maestros con los alumnos, básicamente. Nos distribuimos las áreas de
jardinería, las cultivamos, las arreglamos, las regamos. Eso es lo que hacemos.
Los obstáculos que tenemos son la carencia de recursos
económicos; aunque no lo queramos tiene que ver en todo. No tenemos
herramientas para el cultivo agrícola, no tenemos herramientas para jardinería,
no tenemos recursos suficientes para material de aseo, no tenemos recursos para
artículos deportivos, como balones de basquetbol, fútbol, etcétera. Esos son
los obstáculos que tenemos.
La satisfacción es de que, primero, en lo personal, de
tener un trabajo, de tener un salario para poder solventar nuestros gastos,
nuestros compromisos; segundo, una gran satisfacción de tener alumnos en esta
escuela de muchas comunidades, de varias etnias, eso es básicamente muy
satisfactorio, contar con ellos, vivir con ellos. Déjeme decirle que a los
alumnos aquí los vamos a traer de sus comunidades en una camionetita, los
trasladamos a la escuela y aquí los cuidamos, aquí los bañamos, aquí jugamos
con ellos, aquí les enseñamos, aquí comemos con ellos. De tal forma que me
siento muy satisfecho de contar con ellos, con los niños, porque son casi casi
nuestra familia… ¡son nuestra familia! Eso es lo que más me satisface.
Centro
de Integración Social “Mi Patria”, número 20 de Santiago Yosondúa, municipio de
Tlaxiaco, Oaxaca.
Prof. Alejandra
Mendoza Cortés
Ingresé por medio de un examen de conocimiento y de la
lengua originaria, que es el mixteco. Yo puedo hablar bien el mixteco, mi
familia lo habla y por medio de un examen entré a trabajar aquí.
Mi nombre es Alejandra Mendoza Cortés, soy originaria de
Xalcatongo de Hidalgo, un pueblo vecino, presto mis servicios en este internado
como maestra de danza, pero mi labor empieza desde las diez de la mañana cuando
atiendo la biblioteca, y por la tarde me voy con los niños de primero a sexto,
los que están en este taller de danza. Nos ponemos a ensayar bailes nacionales
y de la región. Ahorita estamos ensayando un baile de aquí de la Región Mixteca
que se llama Sones de Tlaxiaco, que es nuestro distrito. Los niños bailan
también bailes nacionales, como son los bailes del estado de Jalisco, el Son de
la Negra y otros. Muchos sones.
Se trata de rescatar las costumbres de nuestros
antepasados, porque la verdad ya se están perdiendo aquí, pues llegan muchos
niños que ya no hablan la lengua originaria de su pueblo. Yo me siento
orgullosa porque crecí con esas costumbres de la lenguas, de lo que es la
gastronomía. Por eso me da gusto cuando los niños empiezan a preguntar, algunos tienen deseos de aprender la lengua
originaria, las historias y las costumbres de los mixtecos. Muy poquitos, unos
cuantos nada más, lo hablan, y otros el triqui, de la región alta. El triqui es
totalmente diferente al mixteco, en la entonación y todo; también se escribe
completamente diferente a la lengua mixteca.
Ahorita, un obstáculo que encontramos aquí es que no
contamos con algún equipo de video o de sonido para que los niños tengan
referencias visuales y vean otros bailables, que vean cómo es. Un poco de
tecnología y equipo es nuestra principal carencia. Al ver videos los niños se
motivarían más. Muchos de ellos, cuando llegaron en este internado, pues, la
verdad, no podían bailar y poco a poco fueron aprendiendo. Ahorita bailan muy
bonito, fuimos a presentarnos a un pueblo en una actividad, un evento estatal,
llevamos a los niños y lo hicieron muy bien. A mí me dejó muy satisfecha porque
sí bailan bien los niños. Fuimos a un festival el 20 de noviembre, el 10 de
mayo aquí en el pueblo y lo hacen bien. Algunos padres de familia nos han
felicitado porque sí bailan.
Ahora, el otro problema, aprovechando que está usted aquí
-pues nunca se sabe-, para que nos pudieran apoyar en los vestuarios, porque
aquí los niños llegan sin nada, aquí hay que conseguirle desde un pasador hasta
sus zapatos; hay que conseguir, rentar o mandar a hacer algunos trajes del
estado de Veracruz, de Chiapas, el del jarabe mixteco, que es el original de la
región. Y no contamos con eso, no sé si por medio de ustedes nos apoyarían para
tenerlo. Necesitamos telas, pues la verdad han salido muy caros los vestidos.
Le digo al director: “quisiera poner otro baile”, pero el problema es que no
hay forma de vestirlos.
Aquí nos hemos organizado, yo principalmente con mis
niños, en sembrar hortaliza, rábanos, lechuga, cilandro. Y salen a vender, han
recolectado algún fondo económico y de ahí pudimos hacer vestidos; la dirección
también, vendiendo avena, alfalfa. Ahora vamos a mandar hacer el traje de
Jalisco, sí, pero nos ha costado demasiado. Ojalá ustedes nos pudieran apoyar.
Gracias a los marranitos tuvimos uno de los vestuarios. Ahorita tenemos en el
invernadero rabanitos, son tres cosechas, ahora vamos a sacar la cuarta
cosecha, hacemos los manojitos y se van los niños a la población a venderlos a
cinco pesos: rábanos, lechuga, cilandro. Y col, pero la verdad desconocemos la
técnica de la col, como que no resultó, pero ahí está. Ejote también hemos
salido a vender. Por esos medios hemos adquirido algunas ropas de las regiones
que ya tenemos.
A mis niños, la verdad, a mí en lo personal, nos dio mucho
gusto, porque sí nos informaron que iban a venir. Y los niños estaban muy
motivados esperando y, cuando los vieron, “ya llegaron, ¿son ellos?, sí, son
ellos”, les digo, están muy contentos, ojalá pudieran regresar otra vez por
aquí, pues es un pueblo que se encuentra muy lejos de nuestro distrito, pero
está muy bonito.
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