En la
Escuela Pronim de Monteverde del municipio de Janos, localizado en el extremo
norte del estado de Chihuahua, nos recibe la profesora Alma Edith Terrazas Escárcega, una joven con
bachillerato terminado que estudia la carrera de ingeniaría en sistema
empresarial en el Tecnológico de Nuevo Casas Grandes; adicionalmente tiene un
diplomado en ciencias de la educación y da clases de educación inicial en este centro
hace tres meses. Es septiembre de 2012 y el calor del verano persiste en este
tórrido desierto de polvo fino que se halla cerca de la frontera con los Estados
Unidos. Pronim es un programa de gobierno que busca atender a los niños que acompañan
a sus papás, migrantes económicos que llegan hasta sitios tan lejanos de la
geografía mexicana, como este, a la cosecha de diferentes frutos y vegetales.
Cuénteme
de su trabajo, profesora.
Mi trabajo es estar frente al grupo, darles clases a los
niños, que los niños aprendan y sobre todo superarme. Los niños vienen la mayor
parte de Guerrero, son niños migrantes mixtecos de Guerrero y uno que otro de
Oaxaca. Es un reto muy distinto a la
educación regular, porque vienen niños que traen diferentes costumbres,
tradiciones y diferentes formas de vivir, que es diferente a lo que uno está
acostumbrado a ver.
¿Qué
es lo que demanda un grupo itinerante como este?
Yo doy primero y segundo de primaria y la gran dificultad
es que los niños, muchos, son muy rebeldes. Eso en número uno, rebeldía; otros
no hacen caso y es lo que me da más trabajo. En estos tres meses he tenido unos
ciento cinco alumnos, al principio los dividí por edades, por grupos y ya, les
ponía una actividad a cada uno; para poderlos tener medio quietos terminando el
trabajo, los ponía a dibujar, ese método me quedó fabuloso porque se quedaban
muy quietos, dibujando y coloreando. Es lo que los tuvo quietos.
¿En
qué condiciones educativas llegan los niños, profesora?
Ellos no conocen ni las vocales. Pero los motiva aprender a
leer; leer y sumar, es lo que los motiva: “maestra, yo vengo a que me enseñe a
leer y a hacer números”. Es lo que los motiva y sobre todo que, al terminar,
quieren ellos tener una carrera. Unos quieren ser doctores, otros maestros, es
lo que más les llama la atención; alguno quiere ser veterinario, pero la
mayoría doctores y maestros. Uno que otro dice que quiere ser jornalero, porque
ganan dinero, para ganar dinero.
¿Cómo
ve las relaciones familiares de estos niños con sus padres?
Ellos les tienen mucho miedo a sus papás, porque no los
obedecen y yo creo que sí los golpean, los ven con miedo y temor. Los niños, en
cuanto llegan, lo que hacen es acercarse y abrazarme, se me acercan y también
les doy su abrazo y se sienten bien acompañados. Y cuando yo los recogía en sus
casas, les hablaba a sus papás y le decía: “señora, su niño no me hace caso”,
la reacción de sus papás era luego luego la violencia. Y sí, iban conmigo: “maestra,
lléveme a mi casa porque me da miedo que mi mamá me va a regañar”. Sí, les
falta cariño.
¿Qué
es lo que más le agrada de su trabajo, profesora Alma?
Mi satisfacción es estar frente al grupo, ayudar a los
niños porque, de veras, sí lo necesitan; lo que más necesitan es cariño. Mis
planes son seguir estudiando, continuar con Pronim porque me gusta dar clases.
Y referente a la escuela, tener un salón apropiado con sus muebles, su
escritorio, sus mesas; o sea, un lugar estable donde estar, para que los niños
ya no batallen. Eso es lo que me gustaría.
¿Gusta
agregar algo?
Sería todo de mi parte, pero me gusta mucho lo de la educación
y me gustó el programa, porque son niños que carecen de mucho afecto y con uno
se sienten apapachados.
Muchas
gracias.
A usted, gracias.
.
No hay comentarios:
Publicar un comentario