Hace
unos diez años Gabriel Sainos Guzmán me recibió en su pequeño consultorio en
una de las tantas subidas y bajadas que tiene el pueblo tutunakú de Ixtepec,
Puebla, ubicado en la cima de un cerro desde donde se domina un buen fragmento
de la majestuosa Sierra Norte. Gabriel entonces era miembro de la organización
de campesinos médicos tradicionales de
Ixtepec, denominada Hormigas Trabajadoras. Apenas necesité preguntarle nada.
Yo atiendo únicamente los sábados. Vendemos pomadas,
medicinas y plantas tradicionales curativas. Aquí se practica la curación y la
prevención de enfermedades. No sólo es curar, curar, curar, y no prevenir.
Nuestro enfoque como indígenas es coordinar ese tipo de actividades.
Somos varios médicos tradicionales y nosotros mismos
hacemos los medicamentos. Elaboramos tinturas, microdosis, pomadas, jabones y
aplicamos masajes tipo asiático y tipo autóctono, totonaco. Tipo.
Pero además entre los compañeros estamos formando nuestro
pequeño banco de ahorro, sin depender de nadie. Hasta la fecha estamos
registrados como 17 integrantes en la organización, pero últimamente se acercó
gente nueva de varias regiones.
Pensamos trabajar en otros proyectos agropecuarios como la
producción de plantas medicinales a través de abono orgánico. Somos campesinos
normales, dedicados, además de la tierra, a sembrar y cosechar plantas
medicinales tradicionales. Sembrar la tierra es lo básico porque de lo
contrario no vivimos. Sin nuestra madre tierra no vivimos. Sí no hay plantas no
hay oxígeno, nuestra principal preocupación es la gente. Es importante sembrar
árboles y sembrar plantas para poder vivir, porque sin comer uno puede pasarse
hasta un día, pero eso no sucede con el oxígeno.
Sobre una mesa hay pequeños montículos de plantas
trituradas; hojas verdes mezcladas con flores; palos, cortezas.
-- ¿Normalmente qué medicinas utilizan y qué es lo que la
gente viene a curarse?
-- Por lo regular, primero mucha gente acude a ver al
doctor. Después de espantarse viene con nosotros. Incluso ha llegado gente de
la ciudad a atenderse cálculos viliares o males hepáticos. A veces necesitan
una operación, tienen miedo y llegan hasta aquí. Y los resultados son
positivos. Manejamos todos los aspectos requeridos por la gente. Se realizan
diagnósticos clínicos, estamos preparados para eso, y después se receta.
-- ¿Qué tipo de plantas utilizan?
-- Manejamos el tipo de planta de acuerdo a las
enfermedades de la gente. Pero son comunes el astafiate, la gobernadora y el cocticomate.
La mayoría son plantas de Ixtepec, aunque por ejemplo importamos algunas como
la valeriana, la paciflora, el cuachalalate y el matarique, que son traídas del
sur del estado de Puebla, de Michoacán o Tlaxcala.
Las plantas
adaptadas y cosechadas en Ixtepec son el toronjil, orégano, tomillo y hierbabuena.
También existen las plantas nativas del municipio como el quelite, la hierbasanta,
guayabas, papaya cimarrona y el té limón. Hay otras plantas ancestrales como la
matanzin y la tepocilla de nombres en náhuatl que son utilizadas.
-- ¿Hacen remedios en líquido o en pomadas?
-- Tenemos aquí nuestros métodos. Contamos con tónicos,
jarabes, microdosis, tinturas, pomadas, cápsulas y jabones. Eso hacemos por lo
mientras.
-- ¿La gente acude con ustedes porque es más barato o por
la efectividad de su servicio?
-- Es más barato, pero también somos efectivos. Un doctor
en una consulta puede cobrar 400 o 500 pesos. Pero nosotros cobramos por muy
caro 100 pesos. Cuando hacemos promociones viene la gente. Pero en días
normales, acude poca gente. Entre semana pueden llegar uno, dos o tres y el
sábado son diez.
Un frasco de medicina vale 12 pesos. El precio de la pomada
depende de la cantidad contenida, pero alcanza los 8, 10 o 15 pesos y eso mismo
ocurre con los jabones. Los jarabes de 125 milímetros
cuestan 15 pesos. Elaborar las tinturas lleva un mes, microdosis un poquito
más, las pomadas son rápidas.
-- ¿Compartes la idea de que en Ixtepec está en riesgo la
práctica de la medicina tradicional y, en consecuencia, también las plantas?
-- Cuando inició la organización sí. Pero después por la
radio y por otras cosas se está dando mucho valor a los conocimientos de
nuestros antepasados. Cuando llegó la farmacia alopática se fue abajo la
medicina tradicional. Pero como los dos tipos de curaciones se deben llevar de
la mano, la mejor en muchas ocasiones es la natural, esto porque los
medicamentos de las farmacias ya contienen muchos tóxicos y químicos que
consumirlos de más provocan peores reacciones. La medicina tradicional es más
lenta, pero más segura y no te provoca otra enfermedad.
Además de espacio, a la organización le hace falta ayuda.
Hemos recibido apoyo pero sobre aspectos relacionados con la cultura y no con
la medicina tradicional. Hacemos un llamado a Culturas Populares y al Fondo
Indígena manejado por el Comité de Desarrollo Indígena del gobierno federal
para contribuir a rescatar esa tradición. Para eso es necesario un
financiamiento, hasta el momento nulo, para más infraestructura como el jardín
botánico.
Y tenemos un pensamiento más grande. Se trata de poder
contar en Ixtepec con un consultorio adecuado y con un hospital de medicina
tradicional que tenga temaxcal, servicio de hidroterapia, y un espacio para el
estudio científico de esta rama.
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